viernes, 24 de julio de 2020

MI TIO RUBEN

Mi tío Rubén siempre fue el típico chacal, feo, pero de buen cuerpo, de joven hacía pesas con cemento en casa de mi abuela, lo recuerdo perfectamente, yo era un niño admirándolo, admirando su fuerza, inclusive deseando que él fuera mi papá. El mío había abandonado a mi mamá y yo ni lo recordaba.

Mi tío era divorciado, su esposa lo dejó para irse con otro y él nunca se volvió a casar. Mi tío tenía un gran defecto, no le gustaba trabajar, desde su divorcio se convirtió en un mantenido, viviendo de lo que mis abuelos le daban. Pero conmigo era muy cariñoso.

Yo comencé a crecer y a despertar mi sexualidad y veía en mi tío ese amor de padre que nunca tuve, cuando me abrazaba sentía su fuerza, sus brazos y olor de hombre, de macho. Poco a poco ese cariño se fue convirtiendo en otra cosa, comencé a fantasear con él, comencé a desearlo. Cuando podía lo espiaba mientras se bañaba, ya que el baño tenía una ventana que daba al jardín. Ponía un bote y me asomaba discretamente para verlo mientras secaba su cuerpo desnudo.

Fue ahí cuando vi una verdadera verga, una verga de toro, de semental, gruesa y cabezona. Se veía hipnotizante junto con sus enormes huevos que le colgaban como si le pesaran, eran enormes, debían estar a reventar de mecos, ya que no tenía pareja y casi no salía, lo llegué a ver masturbándose, jalándose ese enorme animal para satisfacer sus ganas. Mientras lo hacía, imaginaba que me la metía, y que era a mí a quien llenaba de sus mecos y no a su abdomen.

Así crecí, deseándolo, soñando con él, comencé mi vida sexual con algunos amigos y una que otra pareja que tuve, pero siempre estaba él en mi mente. Cuando iba a casa de mi abuela lo veía, lo saludaba y me ponía caliente tan solo de tocar su mano. Ahora él tenía 55 años, yo 18, pero aún se veía muy bien, mantenía su figura, que aunque no como antes, seguía siendo un hombre grande y fuerte.

Para ese entonces yo ya vivía solo, me había salido de mi casa para no tener problemas con mi mamá y poder vivir mi sexualidad plenamente a mi manera, ganaba bien en mi trabajo y podía compararme lo que yo quisiera.

Una noche, soñé que estaba con mi tío, que me decía que me deseaba y que me hacía suyo, fue un sueño muy real, un sueño húmedo, pero que me perturbo por completo, desperté deseándolo aun más, aun lo podía sentir dentro de mí a pesar de ser un sueño, quería que fuera mío, quería que me hiciera suyo, aunque estaba consciente de que era algo imposible.

Ese día más tarde, cuando salí de trabajar, fui al centro a comprar unas cosas que necesitaba, y lo vi sentado en una banca de la plaza, solo, leyendo un periódico, traía un pantalón que le marcaba sus hermosas y perfectas piernas, pero sobre todo, le marcaba el bulto, ese bulto de macho, dormido pero con ganas de despertar y ser atendido.

Me acerqué a saludarlo, sentándome a un lado suyo.

-¿Hola tío cómo está?
-Hola hijo, bien, aquí matando el tiempo. ¿Tú cómo has estado?
-Bien tío, puro trabajar ya ve, tengo que pagar la renta y esas cosas
-Ta bien hijo, que le eches ganas y no seas un huevón como yo, la verdad ya ni me da pena decirlo.
-¿Y por qué no se busca un trabajo tío? Aun está fuerte y puede hacerlo
-Sabes hijo, Yo le perdí el sentido a la vida cuando mi vieja me dejó, ya no tengo motivación, para que quiero casa y cosas si cuando me muera no se le van a quedar a nadie.
-¿Y por qué no se buscó a otra mujer?
-Todas son iguales hijo, a la chingada la viejas, todas son unas traicioneras
-Tío, y en todos estos años, ¿Cómo le ha hecho para quitarse las ganas? No me va a decir que no ha estado con nadie
-Cuando estaba más joven sí, una que otra me las aflojaba, pero ya ahorita no cualquiera, y pues la verdad, aquí en confianza, a mi me gustan los culitos tiernitos, pero ya las que me puedo agarrar están muy correteadas, y las jovencitas, si no tienes dinero no te pelan
-Oiga tío, perdón si mi pregunta es muy indiscreta, pero, ¿nunca se ha cogido a un hombre?

Mi tío se quedó callado, pensándolo, y de pronto me dijo

-No hijo, la verdad no, aunque a estas alturas de mi vida no le haría el feo a un buen culito, pero la verdad a veces los cabrones se cotizan más que las viejas, sin ofender, yo se que tu eres gay, y la verdad yo te quiero mucho y a mi no me importa como tu seas.

Cuando me dijo eso, me sincere con él, no lo pensé y de mi boca salió lo que siempre había callado

-Yo también lo quiero mucho tío, siempre lo he querido, y sabe, todas las viejas que lo rechacen son unas tontas, porque yo daría lo que fuera por tenerlo, se que es mi tío, y que le diga esto esta mal, pero siempre me ha gustado, desde que soy adolescente, y no cómo tío, me gusta como hombre, se que eso es imposible y nunca lo voy a tener como a mi me gustaría pero...

En eso me interrumpió para preguntarme

-¿Y cómo te gustaría hijo, a ver, dime?

Le contesté, total, ya había escupido mi verdad, no quedaba más que terminar de decirlo

-En mi cama tío, con su verga clavada entre mis nalgas

Me quedé helado, lo había dicho, había escupido como veneno eso que desde hacía años me mataba, no había marcha atrás, lo había dicho. Mi tío se quedó callado, viéndome fijamente, yo estaba a punto de llorar, de levantarme e irme corriendo de ahí, cuando comenzó a hablar nuevamente

-Sabes hijo, siempre supe que me espiabas, tú pensabas que no me daba cuenta, pero sí, te veía asomándote por la ventana del baño, y me excitaba jalarmela pensando que me estabas viendo, a pesar de que eras mi sobrino y eras solo un adolescente. Todo el tiempo creí que era solo una curiosidad por tu edad, y pensé que quizá serías gay. No me equivoqué, cuando tu mamá nos contó, para mí no fue una sorpresa, pero jamás pensé que tenias este sentimiento por mí.

Ya me había sincerado con él, no quedaba más que disculparme y retirarme, moría de pena.

-Lo siento tío, jamas debí decirle esto, es verdad, es lo que siento, pero pues, usted es mi tío y siempre sera solo eso
-Y quién dice eso? ¿Quién dice lo que está bien y lo que está mal? Yo ya estoy viejo, pero si tú quieres, si de verdad tienes ganas de que te coja, sí te hago el favor, y de paso me lo hago yo, que la neta no me caería nada mal. Nomas que me vas a tener que decir cómo porque nunca la he metido por el culo, la única vez que se la intente meter a una vieja por ahí, casi la mate, no aguantó ni la primera metida
-Sí tío, no se preocupe yo me encargo

Le dije con un tono seductor, mi ritmo cardíaco estaba aumentando y mi calentura subiendo a mil, el saber que ni las viejas se la aguantaban me prendió muchísimo más. En seguida me preguntó:

-¿Y cuándo se hace o cómo va a estar todo?
-Pues cuando usted pueda, yo vivo solo, después de las 8 puedo cualquier día
-¿Y si vamos de una vez? ¿O tienes algo mejor que hacer?
-No tío, por usted cancelo cualquier compromiso, vamos.

Nos dirigimos al departamento, en el camino casi no hablamos, yo manejaba, y él iba muy serio, solo me dijo que esperaba que eso solo seria entre nosotros dos, que nadie más se enteraría, le dije que no se preocupara, que nadie iba a saberlo.

Llegamos al departamento y le ofrecí una cerveza, nos tomamos dos cada quién mientras me preguntaba todas sus dudas, que si ya había estado con otros hombres, que si no me dolía el culo, que si no se le iba a ensuciar. Le expliqué todo y pasé al baño a asearme, salí y lo invité a mi recamara, yo ya estaba casi desnudo, solo llevaba un jockstrap para mostrar mi culo.

-Qué buen calzón hijo, listo para meter el fierro
-Sí, para eso es. ¿Le gusta?
-Se te ve chingón, no pensé que estuvieras tan nalgón

Yo soy bajo de estatura, 1.69 pero muy acuerpado y de muy buenas nalgas, completamente lampiño. Después mi tío siguió con la conversación, de verdad no sabia como iba el sexo con un hombre, pero supe que estaba excitado porque el pantalón estaba que le reventaba, se le veía un bulto enorme, cobrando vida.

-Hijo, siento que te voy a lastimar, estas muy tiernito para mí, no se ni como tratarte
-Como a una mujer tío, solo que en lugar de  metermela por la vagina, me la va a meter por el culo
-¿Y tú no chupas la verga?
-Claro que sí tío, muero de ganas de hacerlo

Me acerqué a él, puse mis manos sobre su fuerte pecho, y despacio fui bajando una mano hasta tocar su verga, la traía durísima, de lado, parecía que traía una macana de policía ahí escondida. El pasó sus manos por detrás y me comenzó a sobar las nalgas, mientras yo le iba desabrochando el cinto, el pantalón y lentamente le bajé el cierre.

Metí mi mano por su calzón, me recibió una mata de pelos gruesos, y un poco más y pude tocar su fierro, duro y caliente. Me puse de rodillas frente a él, y me detuve un momento, no podía creer que estuviera pasando, mi mayor fantasía desde adolescente estaba por hacerse realidad, hacia mucho que no le veía la verga a mi tío, la recordaba, monstruosa, imponente, pero nunca la había tenido así de cerca.

Pegue mi nariz para olerla y comencé a morder por encima de su trusa, mientras él se bajaba un poco el pantalón, volteé a verlo a la cara pero tenia los ojos cerrados, su respiración se agitaba.

Lentamente le bajé el calzón, primero se asomaron sus pelos largos y negros, y después poco a poco se fue asomando ese enorme animal, cuando salió por completo apuntaba directamente a mi cara, amenazante, era más grande de lo que recordaba, se veía aún mas descomunal, inclusive yo mismo dude si sería capaz de aguantarla. Mi culo y mi estomago se estremecieron. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Comencé a temblar de la calentura.

-¿Qué traes hijo, por que tiemblas? ¿Ya te asustaste? Te dije que era mucha verga pa' ti

No le contesté, me lancé a su verga, a mi verga, porque era mía, solo mía y quería deborarla, saborear cada centímetro.

La traía sucia, olía fuerte, a verga, a sudor, a macho, y sabía penetrante. No me importó, al contrario, eso despertó en mí una fiera. Comencé a chupar y a chupar haciendo que su verga inundara mi boca, trate de meterla a mi garganta, pero no cabía, intentaba con más fuerza pero era imposible. Mi tío se retorcía de placer y trataba de ayudarme a tragar empujando su verga a mi garganta, pero no entraba mas allá.

-Si no te entra en la boca, menos te va a caber en el culo hijo, yo creo que no vas a aguantar

Me puse de pie y saque de mi cajón un lubricante y unos poppers, inhale un poco y mi tío me preguntó qué para que era eso. Le dije que me ponía más caliente y le ofrecí, él confió en mí e inhaló también.

Rápidamente comencé a sentir el efecto, el calor, la aceleración del corazón, mi cuerpo quería verga ya. Tomé el lubricante y le llené la verga a mi tío, y luego me puse suficiente en el culo. Mi tío se terminó de desvestir mientras yo me acomodaba de perrito en el bordo de la cama, pegando mi pecho para quedar lo más empinado posible.

-¿Entonces ya así te la clavo?
-Rompame tío, metamela hasta el fondo sin piedad

Ya no contestó, se acerco a mi culo y así como se lo pedí la acomodó, y de golpe, la dejó caer. Su verga se abrió paso entre mis nalgas abriéndome el culo, rompiéndolo, y provocandome un gran dolor, sin embargo era más mi calentura, su verga había logrado entrar de golpe hasta la mitad, mordí mis dientes para soportar la siguiente embestida, le costó un poco, pero presionó con fuerza, yo sentía como las paredes de mi culo se rompían con cada centímetro de verga que mi tío me clavaba, pero él no desistió hata que su verga se clavo por completo, deslizándose hasta el fondo. Jamás había sentido eso, jamas había tenido una verga de ese tamaño, era como una primera vez, nuevamente me estaban rompiendo el culo, literal, rompiendo el culo.

Grité fuerte, de placer y de dolor, mi tío me la sacó asustado, respire un poco y le dije:

-No la saqué tío, aunque grite no me la saque, cójame sin piedad, no se detenga, aunque le suplique que ya no
-¿Seguro?
-Sí tío cójame a su antojo, vióleme, mi culo es suyo, haga con él lo que quiera

Y así de golpe y hasta el fondo, me clavó su enorme trozo de carne nuevamente, y grité, fue inevitable, pero ahora me la dejó así, adentro

-Así cabron, así la quieres
-Sí tío así

Yo apenas podía hablar, el popper ya tenía poseído a mi tío, y el placer se apodero de él, comenzó a darme unas embestidas fuertes, profundas, mi culo no ponía resistencia su verga se iba hasta adentro provocándome arcadas de dolor, después de un momento comenzó a aumentar la velocidad, no aguantaba, sentía que me rompía por dentro

-Más despacio por favor tioooo, más despacio ahhhhhh!!
-Nel cabrón tú me pediste así, te aguantas, ah no mames que ricooooo ahhhhh

Y seguía clavándome. Me intenté salir un instante, quería descansar pero mi tío era muy fuerte me tomó de la cintura y no me dejó ir a ningún lado, sentí que vomitaba, mis ojos lloraban y sudábamos muchísimo.

En una embestida empujó tan fuerte que me quité, me logré zafar haciendo que su verga se saliera, la vi fijamente y pensé que me iba a matar, pero era mi tío, mi mayor pasión, y era su verga, la verga que siempre soñé. Tomé nuevamente los poppers, inhalé y me acosté boca arriba, levanté mi pies, tomándolos yo mismo con mis manos.

Mi culo se abrió, y mi tío se mordió los labios mientras se trepó a la cama, acomodándose entre mis piernas, cerré mis ojos para sentir, para disfrutar el calor de la piel de su verga quemando las paredes de mi culo, sentí como cada centímetro me penetraba hasta que topo hasta el fondo, solo lancé un leve gemido, era un esfuerzo sobre humano soportar esa verga, pero era demasiado placer para mí, sentía que me volvía loco, quería que me matara, que me rompiera sin piedad. mi tío se tumbó sobre mí y yo por instinto abrí mi boca, y él me correspondió besándome apasionadamente mientras aumentaba el ritmo haciendo que sus embestidas fueran cada vez mas fuertes y profundas. Yo lo abrazaba por la espalda, mis pequeñas manos apenas podían cubrirla, y deslizándome con su sudor bajé mis manos a sus nalgas, quería quedarme así, morir así, lleno de verga, y qué verga, qué vergota.

Mi tío se acercó a mi oído, yo apenas escuchaba, estaba en un viaje, drogado de tanta verga, aturdido por el dolor, y apenas respirando por su peso sobre mi cuerpo, me preguntó:

-¿Te los echo adentro hijo? ya me voy a venir
-Sí tío, deme su lechita, preñeme
-Ahí te van

Y así pasó, se comenzó a venir a chorros, sus enormes huevos se contraían para que de su verga salieran disparados sus mecos, calientes y espesos, sentí como salían, como me llenaban.

-Así quédese tío, no me la saque todavía
-Yo creo que nos vamos a quedar pegados hijo, como los perros
-Ahh sí que rico, tener su verga siempre adentro

Poco a poco se le fue bajando, pero yo no me había venido, seguía caliente, cundo se salió, le pedí que se acostara boca arriba y comencé a limpiársela con mi lengua, probando el sabor de mi culo mezclado con su leche, mientras me la jalaba, se le comenzó a parar de nuevo, yo se la seguía chupando cuando nuevamente sentí que se venia, llenándome la boca de mecos, los cuales me tragué sin pensarlo, mientras yo también me venia a chorros.

Quedé desplomado sobre él, satisfecho, pleno, feliz. Había cumplido la mayor fantasía de mi vida, aún no lo creía, era irreal, pero acababa de pasar, la prueba, sus mecos calientes que aún guardaba en mi interior.

Mi tío se despidió de mí, prometiendo visitarme seguido, le dije que cuando quisiera lo esperaba, literal, con las piernas abiertas.

sábado, 4 de julio de 2020

AL CLIENTE LO QUE PIDA

Haber puesto mi propia tienda de ropa, era algo de lo que me sentía muy orgulloso. No tuve oportunidad de estudiar más allá de la prepa pero siempre soñé con este negocio. A mis 27 años ya tenía mi casa, mi coche y todo lo que necesitaba para vivir cómodamente, siempre me he considerado atractivo ya que me va muy bien en cuestión de ligue, soy alto, piel morena, lampiño y con un cuerpo que me ha costado mis buenos años de ejercicio, me gusta mucho hacer glúteo ya que la mayoría aman que tenga buenas nalgas, sin embargo a pesar de irme tan bien con los hombres, no había podido establecer ninguna relación formal, todas mis energías estaban puestas en mi negocio, con el tiempo había logrado hacerme de muy buenos clientes y no lo pensaba descuidar.

En una ocasión cuando ya estaba saliendo de la tienda, llegó un cliente que muy seguido compraba, me dijo que si no le podía hacer favor de venderle una camisa, ya que al día siguiente viajaría temprano y no alcanzaría a pasar a comprarla, ya mis empleados se habían ido, pero como dueño, sabía que en ocasiones es necesario hacer ciertos sacrificios por los clientes para generar fidelidad, así que acepté, nos pasamos y cerré nuevamente la puerta, ya que si dejaba abierto podían llegar más cientes y no los podría atender.

Era un chavo como de 30 años, muy guapo, como de 1.75, con un cuerpo bastante rico, no de gimnasio, al contrario, tenía algo de panza, que me encantaba, era un cuerpo de lo más normal, sin embargo algo tenía que me atraía demasiado, me llamaba mucho la atención sus vellos en el pecho y su barba cerrada. No demoró mucho en escoger un par de camisas y pasar al probador, al final le gustaron tanto que se decidió por ambas. Lo invité a pasar al área de caja para cobrarle y mientras lo hacia me comenzó a sacar platica:

-Está muy bonita tu tienda, felicidades, y sobre todo tienes ropa muy padre
-Gracias, que bueno que te gusta
-Se ve rara la tienda así sola, estoy acostumbrado a que siempre hay mucha gente
-Si a veces me ha tocado quedarme aquí solo, acomodando o haciendo cuentas
-Orale, y nunca te has traído a tu novia, o alguna chava? me daría mucho morbo hacerlo aquí jeje

De pronto su pregunta me sorprendió, sin embargo, a decir verdad, varias veces me había masturbado en los vestidores, imaginándome que me la metía algún cliente que me hubiera gustado en el transcurso del día, pero todo había quedado en fantasías, nunca lo había llevado a la realidad.

-No, nunca me he traído a ninguna chava, ni me la pienso traer jeje, no me gustan las mujeres
-Ahh ok, bueno, entonces a un chavo
-Jeje no tampoco
-Discúlpame, creo que me estoy tomando mucha confianza contigo
-No te preocupes no pasa nada
-¿Y tienes pareja?
-No, estoy soltero desde hace tiempo
-Sabes, yo siempre me he considerado hetero, pero últimamente tengo muchísima curiosidad de coger con un wey, nomas para saber que se siente meterla en un culito de hombre
-Pues a lo mejor eres bi, deberías intentarlo y no reprimir tus gustos
-¿Sabes cual es el pedo?, que no tengo con quien calarle, me deberías dar chance jeje
-Jeje no tuvieras tanta suerte

Pensé que estaba bromeando, muchas veces mis amigos hacían comentarios así a manera de broma, sin embargo su tono se volvió muy serio

-Neta wey, tengo ganas de probar un culito, y tú me gustas para eso, perdóname ser tan directo y espero no ofenderte, pero se ve que tienes un culito bien rico

La verdad el wey estaba delicioso, y su insinuación me estaba poniendo muy caliente

-Gracias, pero la verdad no se qué decirte
-Dame chance, ándale, al cabo no hay nadie en la tienda, te voy a coger bien rico, vas a ver que hasta vas a querer repetir, las viejas siempre me ruegan por verga, aunque les duela pero siempre quieren más
-¿La tienes muy grande o qué pedo?

En eso se hace para atrás del mostrador, y se comienza a bajar el cierre, la conversación lo tenía muy caliente, y cuando se sacó la verga ya la traía parada, inmediatamente abrí los ojos, de verdad era una muy buena verga, de esas gorditas que tienen mucha carne, esponjosa y con una cabeza pelona, brillosa, que babeaba de la punta, una verga morena a pesar de ser él de piel blanca, llena de venas que la hacían ver fuerte, dispuesta a romper lo que se pusiera en su paso.

Sin dejar de verlo a los ojos, lentamente salí del mostrador para acercarme, cuando estuve frente a él, le comencé a tocar la verga, a jalarsela suavamente mientras nuestras cara estaban a centímetros, sentía su respiración agitada, estaba nervioso.

-¿Entonces quieres probar un culito de hombre?
-Si, ¿me lo vas prestar?

No le contesté nada, me desabroché el pantalón, y lentamente me baje la parte de atrás dejando mi culo al descubierto, tomé sus manos y las puse sobre mis nalgas que inmediatamente apretó, se veía agitado y un poco nervioso, así que decidí ser yo quién llevara las riendas.

Me puse de rodillas frente a él y mirándolo a los ojos desde mi posición, fui acercando mi boca a su verga, poco a poco hasta que mis labios estuvieron a un centímetro de ella, saqué mi lengua y primero comencé a tocársela con la punta para después suavemente abrir mi boca y comenzar a chupar.

Primero la cabeza, lento, saboreando esa deliciosa baba salada que soltaba y que me hacia tocar el cielo de morbo y placer, seguí despacio, permitiendo que él sintiera la suavidad y la humedad de mi boca. Siempre me gustaron los hombres hetero, o que parecen hetero, me hacían sentir que era una hembra lista y disponible para su macho.

El soltaba gemidos de placer mientras se retorcía, y más aún cuando poco a poco comencé a meterme su verga más a fondo, lentamente cada vez mas profundo hasta mi garganta, su verga gorda y carnosa, caliente y palpitante me ahogó, pero yo me la quería comer toda, era la verga más rica que había probado, sentí como se puso cada vez más dura en mi garganta y desesperado comenzó a moverse de adentro hacia afuera, tomándome del cabello para que no escapara a ningún lado, sentí que me estaba ahogando, los ojos me lloraban al no poder respirar, con mis manos sobre sus piernas me empujé hacia atrás pero no lo lograba, el seguía violandome sin piedad la garganta, su verga resbalaba por mi garganta una y otra vez, solo detuvo porque estuvo a punto de venirse.

Sacó su verga de mi boca completamente ensalivada, se veía loco de placer

-Ya te quiero coger wey
-¿Aquí?
-Si aquí, arrímate al mostrador

Estábamos a unos pasos, me acerqué y recargué mis manos, los dos de pie, él se puso detrás de mí, yo paré mi culo lo mas que pude y él acomodo su verga resbalosa por mi saliva, la colocó entre mis nalgas y dio un fuerte empujón metiéndome media verga de golpe, lancé un leve gemido de dolor ya que de vedad tenía la verga gruesa, y así, sin más, dio otro golpe dejandomela ir hasta el fondo, hasta pegar en mi intestino, podía sentir como las paredes de mi ano se rompían, desgarrándose  para comerse tremenda verga, el dolor me calentó haciéndome levantar más mi cola, para que entrara toda, por completo hasta que sus pelos pegaran en mis nalgas, no quedó ni un centímetro afuera, yo comencé a bramar como perra de placer, de saber que era una verga de macho, la que me estaba matando, la que tenía mis intestinos inundados de verga.

-¿Te dolió puto?
-Si no mames, que vergota tienes
-Es tuya puto, es toda tuya

Cogía muy fuerte sin piedad, me tomaba de la cintura para que no escapara a ningún lado, me besaba el cuello, sentía su lengua húmeda en mis orejas, me tomó del cabello y comenzó a embestirme más fuerte, no pude evitar gritar con cada metida, sentía que me perforaba algo en el interior, era todo un semental vergón. Mientras me cogía terminé de quitarme el pantalón para poder abrir más los pies y mi culo se abriera más, traía mi verga paradisima de lo excitado que estaba.

Después de un rato de estar cogiendo así, se salió y aproveché para voltearme y quedar de frente a él, intenté besarlo pero se resistió un poco, me acerqué nuevamente y esta vez cedió, nos besamos apasionadamente, metía su lengua en mi boca y yo me moría de placer con el sabor de su saliva, lentamente lo fui tumbando sobre una pequeña mesa en donde había playeras dobladas, hasta que que quedó acostado boca arriba, con la verga apuntando al cielo, se veía monstruosa ente enorme, mojada, llena de mí, le quité el pantalón y los calzones, que ya traía hasta abajo para que pudiera abrir los pies.

De golpe me senté en su verga quedando completamente ensartado, me dolió, pero ese dolor yo lo dominaba, me gustaba, me exitaba, el exclamó de placer, sus ojos se quedaron en blanco y yo como un jinete montando su caballo, comencé a cabalgar, metiendo y sacando su verga hasta el fondo cada vez que me sentaba, quería más de su verga, quería arrancarsela con él culo, succionarla hasta lo profundo de mí y que se quedara ahí, exprimirla hasta que soltara toda la leche que sus enormes huevos de macho guardaban y que me llenara se él.

Comencé a cabalgar más rápido poseído por el placer de estarme cogiendo a un cliente en mi propia tienda, con cada cabalgada dejaba caer todo el peso de mi cuerpo sobre su verga que se enterraba por completo en mí.

-Espera wey, espera, no manes, me voy a venir, ya no aguanto wey
-Vente, vente, llenarme el culto de leche cabron, echamelos adentro, preñame como a una perra
-Ah wey no mames, me estas cogiendo tú a mí, que pinché culote tan rico y tan tragon, ve como te la tragas puto, se te va toda sin pedo, ahhhh ya me vengo.

Comenzó a expulsar su leche en mí, se retorcía de placer, su leche se me salía con cada nuevo sentón, comenzó a escurrirseme, pero yo seguía cabalgando

-Ya wey, ya quítate, no mames yaaaa

Pero no hice caso y seguí montando su verga, hasta que comencé a venirme yo también a chorros, que salían disparados hasta su cara, él solo cerraba los ojos.

Cuando terminé, me desplome sobre su pecho, y nos quedamos un momento así, sin hablar, recuperandonos.

Cuando habló nuevamente me dijo.

-We traigo la pinché cara llena de mecos, pero qué pinché rico estuvo, no mames que perro cogidon me diste, hasta me duele la verga, ya me imagino como te quedó el culo

Me puse de pie y me agache, abrí mi culo con las manos y el resto de sus mecos se empezaron a salir, se levantó tambien y metió su dedo, luego, otro y otro.

-Qué pinche rico, te quedó el culito bien abierto y bien preñado, todavía traes ahí a mis morros. Quieres quieres que te los bata otro rato, todavía traigo más.

Y así sin oreguntarme, me volvió a enterrar su verga que ta traía parada nuevamente. Esta vez no hice nada, lo dejé que él me cogiera a su ritmo, solo levanté el culo para que se le hiciera más fácil.

Su verga gorda entraba sin piedad, deslizandose entre sus mecos, batiendolos en mi culo, yo ya no estaba tan excitado así que esta vez, a pesar de que mi culo estaba completamente dilatado, sentí más dolor, sentí como su verga me topaba hasta el fondo. Cuando me dijo que se iba a venir, me salí y me llevé su verga a mi boca, tragandome sus mecos salados, succionando hasta la última gota, dejando sus huevos secos. Me puse de pie y me beso, despues de eso me dijo.

-Es el sexo más pinche puerco pero más rico que he tenido en mi vida, gracias por prestarme tu culito, pero no te la voy a perdonar, esto se tiene que repetir.

Ese día nos despedimos, él salió de la tienda y yo me quedé acomodando el desorden que habiamos causado.

Muchas veces ha regresado a comprar, siempre, cuando estoy a punto de cerrar.