sábado, 28 de diciembre de 2019

EN LA PLAYA CON MI SOBRINO

Nunca pensé en casarme, me gustaban las mujeres, sí, y mucho, pero no creía que el matrimonio fuera algo para mi. A mis 30 años había tenido muchas novias, pero siempre me terminaban por infiel. Era un cabrón, me encantaba el sexo, incluso en un par de ocasiones había cogido con hombres, estando en la peda me ganaba la calentura y no me importaba nada con tal de tener un culito. Así que eso del matrimonio no era para mí, además, me consideraba un hombre guapo, atractivo, 1.85 de altura, no hacía gym, pero me encantaba jugar futbol, lo que me había hecho conseguir un muy buen cuerpo, me gustaba dejarme la barba un poco crecida, ya que como era de barba cerrada, me hacía ver mucho mejor, y a las mujeres eso les encantaba.

A veces me preguntaban mis amigos que si no pensaba tener hijos, y la verdad es que sí, muchas veces lo pensé, pero simplemente no se había dado, mientras, aprovechaba para disfrutar a mis sobrinos, en especial al mayor, Ernesto, era muy guapo desde que estaba niño y siempre había sido mi consentido, ahora ya estaba creciendo, tenía 17 años y su cuerpo estaba cambiando. Aun así a veces seguía siendo un pequeño niño inmaduro.

Me gustaba salir con él en mi coche convertible y dar vueltas por la ciudad escuchando música, y se veía que el también lo disfrutaba. A mi me iba muy bien en mi trabajo, tenía un restaurante que era todo un éxito en la ciudad, y en la época de navidad, me llevaba a mis empleados a la playa, a una casa que tenía yo allá, para festejar la posada.

Ese año, decidí invitar a mi sobrino, pensé que sus papás no lo dejarían por ser menor de edad, pero me tenían mucha confianza, así que lo dejaron ir conmigo los 3 días que estaríamos en la playa.

Cuando llegamos, cada uno de mis trabajadores se instaló en las diferentes recamaras que había, y por comodidad y confianza mi sobrino se quedó conmigo en la recamara principal, hacía mucho tiempo que no dormíamos juntos, ya que cuando él era niño muchas veces se quedaba a dormir conmigo, así que no le causó problema.

Ese día que llegamos, comimos todos juntos y después nos fuimos un rato a la playa. Cuando vi a mi sobrino en su traje de baño, me quedé con la boca abierta, hacía mucho que no lo veía sin playera, tenía un cuerpo muy bonito, ya no parecía un niño pequeño, sin embargo aún no tenia el cuerpo de un adulto, era simplemente hermoso y perfecto. Cada día se ponía más guapo, pensé que seguramente a su edad ya tendría muchísimas niñas detrás de él.

La tarde pasó y con ella las cervezas y el alcohol, yo estaba recostado sobre un camastro en la arena, y mientras, veía a mi sobrino de espalda, jugando con las olas del mar, me percate de que tenía muy buen trasero, pero muy buen trasero, paradito y redondito, de espalda parecían nalgas de niña, de no ser por sus piernas llenas de vellos, juraría que eran nalgas de mujer, no se por qué pero me dieron ganas de darle una nalgada, de hecho me lo imaginé, bajándole el diminuto short que llevaba puesto y dándole una nalgada, eso me excitó, la verga se me comenzó a poner dura, estaba algo tomado, y pensé que debía ser por eso, traté de pensar en otra cosa. Más tarde, regresamos a la casa y nos propusimos meternos a bañar para salir todos a cenar a algún lugar.

Llegamos a la habitación y Ernesto me preguntó si se metía a bañar él primero o me metía yo, ya que compartíamos el baño de la habitación. Le dije que se metiera él, pero que dejara la puerta del baño sin seguro por si me daban ganas de orinar, y así fue, a los pocos minutos de que mi sobrino se estaba bañando sentí ganas de orinar, me metí al baño y él ya estaba en la regadera. Voltee hacia donde estaba él, solo nos dividía un cancel de cristal, que aunque un poco empañado por el vapor del agua caliente dejaba ver perfectamente su silueta, él estaba de espaldas y yo podía ver esas hermosas nalguitas. Sentí un deseo enorme de meterme ahí en la regadera con él, y acariciarselas, no entendía por que estaba pensando eso, era mi sobrino, no estaba bien, debía ser porque tenia días sin meter la verga. Terminé de orinar y decidí salirme, antes de cometer alguna locura.

Ese día cenamos todos juntos en un restaurante, la cena navideña sería al día siguiente en la casa, para eso tenia contratada música, un banquete y todo para festejar a lo grande. Durante la cena me tomé un par de copas más hasta que regresamos para descansar ya que teníamos que guardar energía para el día siguiente. Hacía muchísimo calor, y para mi mala suerte el aire acondicionado de mi recamara no estaba funcionando, abrí la ventana para que entrara un poco de aire pero aun así se sentía un calor sofocante. Le dije a mi sobrino que me dormiría solo en boxer y el me dijo que también lo haría, ya que sería la única manera de soportar el calor.

Nos comenzamos a desvestir hasta quedar los dos solo en calzón, el traía unos boxers ajustados, wow, de verdad tenía un culote, no pude disimular quedarme viendo su trasero, nuevamente mi verga se puso dura y él lo notó, porque lo vi viéndome el bulto disimuladamente. Me metí a la cama de inmediato para ocultar mi erección, ya que a pesar de no tener una verga extremadamente grande, si que era de muy buen tamaño, 18 cm de carne, y sobre todo  gruesa.

No podía dormir, no entendía porque me ponía tan nervioso tener a mi sobrino a un lado mío, siempre había convivido con él, a mi me gustaban las mujeres, y estaba consciente de que ya caliente no me importaba, pero en este caso se trataba de alguien  menor de edad y sobre todo, se trataba de mi sobrino. Nuevamente culpé al alcohol, e intenté dormirme pero no lo logré, prendí la luz de mi celular para no despertarlo, al parecer ya estaba dormido, boca abajo con su hermoso culito hacia arriba. Qué bello estaba, sentía una ganas enormes de vérselo, de tocarlo, de bajarle el calzón y acariciarlo, morderlo, mi verga no entendía que era el culo de mi sobrino, estaba dura. No se de dónde saqué fuerzas para controlarme hasta que me quedé dormido.

Al día siguiente todo transcurrió normal, fuimos nuevamente a la playa y regresamos para alistarnos para la fiesta. No lo pude evitar y nuevamente tomé, tomé muchísimo, estaba completamente divertido disfrutando de la fiesta en compañía de mi equipo de trabajo, estaba feliz, todos lo estábamos, incluso mi sobrino se estaba divirtiendo muchísimo, me pidió permiso para tomarse una copa, nunca había tomado, lo dude, pero accedí a que fuera solo una, yo a esa edad también me había tomado una que otra copa a escondidas, y que mejor que él lo hiciera frente a mi, y que me tuviera la confianza.

La fiesta terminó tarde, debían ser las dos o tres de la mañana cuando nos fuimos a dormir, nuevamente estaba un poco pasado de copas y el alcohol me puso caliente. Llegamos a la habitación y mi sobrino se comenzó a desvestir, me dijo que se sentía un poco mareado por lo que había tomado, le respondí que era normal. Mientras se desvestía, lo observé, me recordaba a mí a esa edad, ya tenía bellos en algunas partes de cuerpo, un poco en el pecho, y un leve caminito en el abdomen, seguramente también ya tenía en la verga. Quería verlo desnudo completamente, verle sus nalgas, solo eso pedía, era demasiado morbo para mí.

Se me ocurrió algo para verlo desnudo, total, qué podía pasar, solo eso querpia, eso no le hacía daño a nadie, era arriesgado lo que pensé, aún así lo intenté:

-¿Qué calor hace verdad hijo?
-Sí, se me hace que está haciendo más que ayer
-¿Sabes qué? Yo me voy a dormir encuerado, porque si no no voy a poder dormirme
-Si verdad, apenas así
-Pues duérmete tú también así hijo, ni modo que te de pena conmigo
-No, no me da pena

En eso, me bajé el calzón por completo, estábamos cada uno en diferente lado de la cama, de frente el uno al otro, me observó detenidamente, no disimuló en verme la verga, juraría que también estaba caliente, yo la tenía semi erecta y pude ver que él también. Lentamente se fue bajando también su calzón, efectivamente ya tenia algo de vello, su verga aun no era muy grande pero tampoco era de niño, me subí a la cama y después se subió el, se acostó boca abajo, siempre dormía así, y pude ver su culito hermoso, por fin a unos centímetros de mí, quería tocarlo, acariciarlo, lamerlo, no me importaba que fuera mi sobrino, quería hacerlo mio, pero aún así me contuve, sabía que estaba mal y me conformé con verlo, así lo hice durante un rato hasta que apagué la luz, sin embargó dejé prendida la lampara del buro, para no quedar completamente a oscura y poder seguir apreciando su culito.

Me quedé dormido, sin embargo no había pasado ni una hora cuando desperté y lo vi nuevamente, yo seguía caliente y comencé a masturbarme tratando de no hacer ruido para no despertarlo, mientras me la jalaba mi calentura iba subiendo hasta que no resistí y le toqué las nalgas.

Le puse la mano en sus nalguitas hermosas, suaves como la seda, no hice ningún movimiento, solo le dejé mi mano ahí sobre ellas, no lo quería despertar, simplemente quería tocarlas, si despertaba me haría el dormido, no se movió, las dejé un momento ahí, cuando vi que no despertó intenté algo más, lentamente lo tomé de la cintura y lo giré un poco para que  quedara de costado, y por detrás de él me fui arrimando despacio, con cada centímetro que me acercaba sentía que el corazón se me saldría, estuve a punto de detenerme, era demasiada perversión, no le podía hacer eso a mi sobrino, además si despertaba que le iba a decir, qué tal si le contaba a sus papás, pero estaba demasiado borracho y caliente para pensar bien, además, no le estaba haciendo nada, simplemente le quería pegar mi verga en su culito, nadamás.

Lentamente me fui pegando a su cuerpo, sentía su calor cada vez más cerca de mí, y mi verga cada vez más cerca de sus nalgas, cuando lo logré, ya tenia la verga durísima, no sé como pude controlarme, pero no me moví, solo la deje ahí pegada a sus nalguitas. Me palpitaba y me salia muchísimo lubricante, listo para resbalarse sobre el hoyito que tenía enfrente, mi respiración se agitaba. Así me quedé por aproximadamente un minuto, con la verga parada pegada en sus nalgas.

De pronto mi sobrino se empujó hacia atrás, haciendo que su culo se pegara aún más a mi verga, no me moví, sentí que la peda se me bajaba del susto que me saqué, pensé que se había despertado, pero no se movió más, se quedó inmóvil, mi verga quedó ensartada entre sus nalgas y  no entendía que era el culo de mi sobrino, simplemente se quería deslizar y clavarse entre ellas hasta el fondo, comencé a lubricar más, la verga me palpitaba a mil, sentí que no lo podía controlar más y decidí levantarme e irme a la sala antes de hacer una tontería de la que me pudiera arrepentir, pero en eso, mi sobrino se comenzó a mover.

Movía su cadera en circulos, restregando sus nalgas en mi verga, y luego las movía hacia atrás y hacia adelante, no estaba dormido, se había dado cuenta de todo, me lo había permitido, y mejor aun lo estaba disfrutando y quería que continuara. No lo podía creer, no me moví, lo dejé que lo siguiera haciendo, cada vez pegaba más su culo a mi verga, fue cuando ya no lo pude resistir y comence a moverme yo también, él hacia su culito hacia atrás y yo hacía mi verga hacia adelante, la traía completamente lubricada, babeando, lista para clavarse.

Lo tomé por la cintura y comencé a deslizar mi verga entre sus nalgas, sin penetrarlo, comencé a cogermelo sin metersela, lo jalaba hacia mi pegándolo a mi cuerpo y luego acariciaba sus piernas, después lo puse boca abajó y me monté sobre él, continué pasandole mi verga humeda entre sus nalguitas, él paraba su culito ofreciendomelo, sabía lo que hacía, seguramente ya se lo habían cogido.

Nunca lo había pensado, pero seguramente por eso no tenía novia, quizá mi sobrino era gay y yo lo tenía como jamás pensé que pasaría. Me tomé la verga con la mano y apunté en dirección a su hoyito, resbalandome entre sus enormes nalgas, cuando la cabeza de mi verga tocó la entrada, sentí que yo toqué el cielo, estuve a punto de dejársela caer con todas mis fuerzas y partirle el culo sin piedad en ese momento, pero no lo hice, tenia que estar seguro que él quería, se lo pregunté

-Hijo...¿Te la meto?
-Sí tío, metamela, quiero que me coja
-¿Si aguantas?¿Ya te la han metido?
-No, nunca, pero si quiero
-A ver pues, chupamela primero un rato y ahorita te la meto

Mi sobrino estaba más caliente que yo, deseoso de verga, y si él quería, verga le daría, no sería la primera vez que me chingaba un culo de un vato, pero si un culito tan tiernito y eso me volvía loco, dijo que nunca se lo habían clavado, pero no estaba tan seguro, se movía como un experto, seguramente ya se lo había chingado algún amiguito, aún así eso no me importaba, lo único que quería era ya tenerlo ensartado.

Me recosté sobre la cabecera, boca arriba y abrí mis piernas, se fue arrimando como un pequeño gatito, gateando lentamente hasta llegar a lo que buscaba, se me pegó directamente en la verga, cuando sentí la humedad de su boca, tuve que morderme los labios para no hacer ruido, lo hacía perfectamente bien, mi verga era gruesa pera le cabía perfectamente en su boca.

La deslizaba suave hacia arriba y hacia abajo metiéndosela casi por completo en la garganta, definitivamente sabía lo que hacía, sentía que me iba a venir llenándole la boca con mi leche, pero no, yo no quería eso, yo quería metersela, sentir el calor de su culito apretando mi verga, deslizarsela hasta el fondo, hasta reventarlo. Cuando sentí que no pude controlarme más, lo detuve, ahora si me lo iba a coger. Le pedí que se pusiera boca abajo y le abrí las piernas, puse un par de almohadas debajo de él, en su abdomen, para que su culito quedara levantado, y me lancé directamente a sus nalgas.

Las comencé a besar y a morder, las apretaba con mis manos y sin pensarlo le lancé una nalgada suave, no quería hacer ruido, al parecer le gustó porque paro un poquito más el culo, se lo volví a besar y después se me antojó hacer algo que nunca había hecho con nadie, ni siquiera con mujeres, chuparle su culito, le olía delicioso, y le sabía aun mejor. Cuando pasé mi lengua entre sus nalgas y encontré su hoyito apretadito, comenzó a temblar, lo apretaba como si tuviera miedo, como si supiera lo que le esperaba. Yo estaba vuelto loco, mareado aun un poco por el alcohol y la calentura.

Le chupé el culo un buen rato y después cuando se lo lubriqué un poco, le metí un dedo, suave pero sin detenerme hasta tenerlo adentro, el gemía despacio, sabia que no podíamos hacer mucho ruido. Sentí que toque el cielo, su culito caliente apretaba mi dedo de una manera deliciosa, lo deje ahí un momento y luego lo comencé a meter y a sacar, él solo gemía despacio, no pude más, ni me verga tampoco, me lo quería clavar, ya no habría nada que me detuviera, sí, era mi sobrino y yo su tío, pero el quería y yo también.

Me puse detrás de él, y le comencé a sobar las nalgas con mi verga, vi como cerró sus ojos, la apunté y comencé a presionar. Su culito me dio la bienvenida abriéndome sus puertas, comencé a sentir su calorcito abrazándome la verga, lentamente, centímetro a centímetro, él solo apretaba los ojos y con sus manos apretaba las sabanas, pero no se rajó, dejó su culito paradito para mí para que se la clavara toda, y así lo hice, se la deslice poco a poco hasta que lo tuve bien ensartado. Poco a poco mi verga fue clavándose, enterrándose entre sus nalgas Wow, era delicioso, el culito más jovencito que me había chingado, mi sobrino apretaba y cerraba y mi verga estaba feliz.

Suavemente me lo empecé a coger, deslizando mi gruesa verga hacia adentro y hacia afuera, con cada metida él gemía y apretaba més lo ojos, pero no decía nada, yo era un experto cogiendo, y sabía como llevar a mis parejas al mayor placer. Cada vez iba aumentando mas el ritmo y su culo cada vez se lubricaba más, permitiendo que mi verga se deslizara cada vez más rápido y más profundo.

-¿Te duele?
-No, está rico, ahhh, me gusta, ¿y a usted? ¿le gusta?
-Me encanta cabrón, estás bien rico

Paro más su culito, despegandolo de las almohadas quedando casi de perrito, yo lo tomé de la cintura y me lo comencé a coger más fuerte, le iba a enseñar lo que de verdad era una buena cogida, si ya se la habían metido antes, no le iban a dar ganar de volver a probar otra verga que no fuera la mía, la de su tío. Su culo ya no ponía resistencia así que lo embestí fuerte y duro, me lo estaba cogiendo delicioso, él estaba gimiendo de placer, de verdad lo estaba disfrutando.

Me cansé de esa posición, así que me recosté y le pedí que se montara sobre mí, solito comenzó a cogerse, se clavaba en mi verga, estaba en cuclillas, dejándose caer de golpe en mi verga, ponía los ojos en blanco, y yo también, jamas pensé que fuera tan puto en la cama, que amara tanto la verga. Yo siempre había aguantado mucho pero este cabrón estaba a punto de hacerme venir. Lo quité y me bajé de la cama, para ponerlo en lo que era mi posición favorita,

Lo puse boca arriba en el bordo de la cama, abriéndole las piernas haciendo que su culito quedara levantado, y se la ensarte, me lo empece a coger más duro y mas rápido, mi verga se iba sin piedad hasta el fondo, sabía que lo estaba lastimando un poco, porque lo pude ver en su cara, pero me la aguantaba, se la comía sin decir nada, me acerqué a su boca y comencé a besarlo, su boca se mezclaba con el sabor de mi verga que me había chupado, y con nuestros alientos a alcohol, hasta que ya no pude más y comencé a vaciarme en él, sentí como mi verga se convulsionaba expulsando chorros de mecos, él también se comenzó a venir, mi abdomen estaba pegado en su verga y sentí sus mecos calientes expulsados de su pequeña verga, se la apreté con la mano, y llevé un poco de su semen a su boca, y lo besé. Era demasiado puerco lo que estábamos haciendo, pero era riqusímo.

Me quedé un rato con la verga adentro, los dos respirábamos agitadamente, regresando de ese profundo trancé de calentura al que habíamos entrado, cuando mi verga regresó al tamaño normal, se la saqué despacio, al tiempo, se le salieron los mecos que le había dejado adentro, lo había dejado bien preñado. El se quedó recostado sobre la cama y yo me dirigí al baño a orinar.

Mi verga estaba llena de su interior, me preocupé de haberlo lastimado mucho, en eso mi sobrino entro conmigo al baño, apenas podía caminar. Se detuvo en la entrada del baño, no sabíamos que decirnos. Me salí y me acosté, no quería pensar, él regresó y se acostó, nos quedamos dormidos hasta tarde.

Por la mañana, desperté y me metí a bañar, estaba en la regadera cuando se abrió la puerta del baño, era mi sobrino desnudo, lo pude ver a través del cristal, se acercó decidido, abrió el cancel y se metió en la regadera, nos vimos en silencio, y mi verga se puso dura nuevamente. No lo pensé más, y me dejé ir a sus labios. Nos besábamos y nos acariciábamos como si fuéramos dos amantes que se desean.

Ahora, de vez en cuando, nos vamos a tomar unas copas, se queda a dormir en mi departamento y tenemos el mejor sexo.



viernes, 20 de diciembre de 2019

DOS METROS DE PLACER

La primera vez que lo vi quedé hipnotizado por su estatura, era un hombre que llamaba muchísimo la atención de todo mundo, pero sobre todo la mía, a diferencia de él que debía medir fácil 2 metros, yo era muy bajo, apenas 1.68, delgado de piel morena y cabello negro. Y no es que Hector fuera guapo, pero sí muy varonil. De unos 50 años aproximadamente, cabello cano y barba de candado también con canas, no delgado, pero para nada gordo, tenía todo en perfecta proporción acorde a su estatura.

Yo era empleado de una agencia de coches cuando él llegó buscando cambiar su antiguo auto por uno nuevo, me presenté y al estrechar su mano, sentí su fuerza de hombre, me presenté y él igual. Su voz era tan seductora, me ponía demasiado nervioso, y no es que yo fuera un coqueto, tenía tiempo soltero, pero aún así era difícil que alguien me llenara el ojo, y lo más extraño es que nuca me habían llamado la atención los hombres maduros, siempre había salido con chavos cercanos a mi edad, 28 años, pero en la última relación me había ido muy mal, precisamente por la inmadurez de mi ex.

Le mostré los diferentes modelos que teníamos, se subió y los analizó, al final le pedí los datos para cotizarle las diferentes opciones y quedé de enviárselas por whatsapp, además de coordinarnos para una prueba de manejo. No sé cómo logre concentrarme durante el tiempo que estuve con él.

Durante el resto del día y gran parte de la noche, pensé en él, era todo un espécimen, completamente diferente a cualquier hombre que jamás hubiera visto, me imaginaba el placer que debería ser tener a un hombre así en la cama.

Al día siguiente se presentó en la agencia y nos dirigimos a hacer la prueba de manejo. Definitivamente era un hombre muy sociable, me sacaba plática de todo, preguntando incluso cosas de mi vida personal, como cuánto tiempo llevaba trabajando ahí, y si era casado o soltero. También él me contó sus cosas, tenía tiempo de haberse divorciado y vivía solo, sin pareja, le había ido muy mal en el amor. Al final del recorrido llegamos nuevamente a la agencia y se retiró para pensarlo bien.

A los días me comuniqué con él por medio de whatsapp, ya que ese fue el medio que el solicitó, le pregunté qué había pensado y le dije las ofertas que le podíamos hacer para que se animara a comprar el coche, yo estaba muy interesado en que lo comprara ya que me llevaría una muy buena comisión.

Después de unos días de mensajes y llamadas tratando de negociar, por fin se hizo el trato, en la agencia le entregamos el coche y me despedí de él agradeciéndole mucho la compra. Me dio un fuerte abrazo y me sentí un poco triste porque muy probablemente sería la última vez que lo vería.

Una semana después, aún seguía pensando en él, soñaba con su voz, con su cuerpo, con sus manos, estaba obsesionado con él, de pronto se me vino una idea a la mente, era algo muy arriesgado, que posiblemente no funcionaria y al contrario me traería problemas, pero quería probarlo, intentaría seducirlo, provocarlo para ver si acaso era posible tener una mínima posibilidad sexual con él, que al final era lo único que yo buscaba.

Pesé en llamarle de otro número haciéndome pasar por otra persona, pero estaba seguro que me reconocería, pensé en ofrecerle dinero pero al final él no lo necesitaba, incluso pensé en escribirle y hacerle la propuesta directamente, pero no me animé, así que opté por otra opción.

Le enviaría una foto desnudo, quizá mostrandole mi enormes nalgas, una foto seductora que lo provocara, ya había hecho eso antes con otras personas con las que ligaba y eso siempre los ponía mal, deseosos, era mi mejor herramienta y estaba dispuesto a utilizarla.

Y sin más, ese día en la noche le envié la foto, cuando vi que la había recibido y que la había visto, sentí que me moría de nervios, no sabía que contestaría, o incluso si ofendería, en ese caso le diría que me equivoqué y que no era para él.

Después de unos minutos contestó:

-¿Qué pasó muchacho? Qué onda con esa foto?
-¡Ay don Hector, perdón! Qué pena con usted, me equivoqué, se la iba a enviar a otra persona
-No te preocupes, no pasa nada, pero ten cuidado con lo que mandas y a quién se lo envías
-Sí claro, seré más cuidadoso, discúlpeme nuevamente y gracias. Qué esté muy bien

Sentí que me moría de pena, ¿En qué estaba pensando? Sí, efectivamente a algunos los había prendido mi foto, pero eran hombres gay, o que por lo menos tenían un interés en estar con otro hombre, de Hector yo no sabía nada, al contrario, era heterosexual, lo más probable era que para nada le interesara estar con un hombre.

Traté de olvidar el asunto y al día siguiente ya cuando me disponía a dormir, recibí un mensaje de Hector, decía lo siguiente:

-¿Qué tal Rigo cómo estás?
-Hola don Hector, bien gracias ¿y usted?
-También bien, sabes, no me puedo quitar de la mente la foto que me enviaste ayer
-Sí, de verdad que pena, discúlpeme
-¿Eres tú? El de la foto
-Sí, ¿por qué?
-No te vayas a ofender pero, que culote tienes, hasta parece de vieja. ¿Eres gay?
-Sí don Hector, soy gay, esa foto era para alguien con quien me iba a ver, que precisamente se llama Hector, por eso me confundí al enviarla
-¿Y qué onda si lo viste? ¿Si se animó?
-No, al final no paso nada
-¿Y eso? ¿No le gustó o qué?, ¿Quién le dice que no a un culito así?

No entendía muy bien a donde quería llegar, estaba un poco sacado de onda, después siguió escribiendo

-Yo nunca se la he metido a un hombre, es más, nunca me han llamado la atención, pero desde ayer que recibí tu foto no puedo dejar de pensar en ti, en ese culo. Lástima que la foto no era para mí, porque siéndote sincero, si te cogía cabrón, aunque me imagino que a ti no te gustan los viejos

No lo podía creer, no podía creer que Hector me estuviera diciendo que lo había prendido mi foto, había funcionado, había conseguido mi cometido, excitarlo, provocarlo, meterle la curiosidad, no por presumir, pero mi culo era irresistible, ya me lo habían dicho muchas veces. Pensé muy bien lo que le iba a contestar.

-Si lo dice por usted, para mí no está viejo, de hecho los hombres maduros son los que más me gustan
-¿Ya has estado con alguno?
-No, pero me encantaría
-¿Te animarías a coger conmigo?
-Si claro, me encantaría que me reventara mi culote

Le dije para provocarlo aún más, estaba dispuesto a todo

-Ay cabron, se me está poniendo dura solo de pensarlo, pero cómo te dije, nunca he estado con un hombre, me dan nervios, no tengo experiencia
-¿Pero le gustaría probar?
-La verdad sí, pero tendría que ser algo muy discreto y nadie puede saber de esto
-No se preocupe, por mi parte nadie tiene por que saberlo
-¿Puedes venir a mi casa?
-Si por supuesto, ¿cuándo sería?
-¿Puedes hoy? ¿Ahorita? Antes de que me arrepienta
-Muy bien, páseme la dirección
-Oye, pero antes de cualquier cosa, tengo que decirte algo importante, tengo un pequeño problema, mejor dicho un gran problema, uno muy muy grande que no cualquiera aguanta.
-Con ese cuerpo me imagino que así es, no se preocupe don Hector, yo le ayudo con su problema

Acordamos las ultimas cosas, me bañe, me limpié, me preparé para estar listo y me dirigí a la dirección que me pasó, estaba muy emocionado, completamente caliente y deseoso de probar su verga, que según su descripción era muy grande, moría de curiosidad por vérsela y por sentirla atravesándome.

Cuando llegué a la dirección, era una zona muy exclusiva de la ciudad, una casa hermosa y grande, me saludó un poco nervioso y nos dirigimos a una sala enorme con vista a un jardín con alberca, me ofreció un poco de vino y comenzamos a conversar de cosas sin sentido, hasta que llegamos al tema del sexo. Hector tenía muchas dudas, pero no era la primera vez haría sexo anal, sin embargo, el hecho de hacerlo con otro hombre lo ponía nervioso, pero al mismo tiempo le causaba mucho morbo. Me ofrecí a enseñarle y guiarlo.

El me preguntó si quería que nos dirigiéramos a su recamara o lo hacíamos ahí, me acerqué a él a su cara y quise darle un beso, pero me detuvo, lo entendí y de inmediato dirigí mi mano a su bulto. Lo comencé a sobar, no tenía la verga parada pero de verdad se sentía grande, era un gran paquete lo que escondía entre sus piernas, pero también me detuvo, estaba muy serio, por un momento pensé que no se animaría pero me dijo:

-A ver, enséñame primero el culo para ver si es cierto que todo eso te cargas

Me puse de pie y sensualmente, comencé a bajarme poco a poco el pantalón, me puse de espaldas a él que estaba sentado sobre el sofá y me lo baje lentamente el calzón, dejando al aire mi gran trasero redondo

-¡Orale! Está bien, si te la quiero meter, pero necesito que te pongas así de espalda, porque si siento que es un culo de hombre no se me va a parar

Acepté la condición, la sala estaba a media luz, casi oscura, me acomodé en el sillón de manera que quedé de espaldas hacia él, para que lo único que pudiera ver fuera mi culo, lo levanté hacia él ofreciendoselo para que lo tomara en el momento que él quisiera. Inmediatamente después sentí una fuerte nalgada que me dio con todas sus fuerzas, su mano enorme y pesada golpeo en mi nalga, me dolió, pero no dije nada, solo gemí un poco.

Inmediatamente después y sin esperar más, escuché cómo se comenzó a desabrochar el pantalón, giré un poco mi cabeza hacia atrás para verle la verga, pero me ordenó que no lo hiciera, que no me quería ver la cara, se escupió la mano y me embarró el culo, y el resto de saliva se la colocó en la verga, y apunto directamente.

Pude sentir que su verga era muy gruesa y por más que él lo intentaba no entraba, le dije que tena un poco de lubricante en mi maletín que estaba sobre la mesa de centro y se dirigió a tomarlo, aproveché la oportunidad para voltear un poco y fue cuando le pude ver la verga. ¡Wow, qué verga!, eso no era humano, jamás pensé que pudiera haber una verga de ese tamaño, mi culo se apretó sintiendo un poco de miedo, mínimo debía medir 25 cm, y era gruesa, muy gruesa, casi como un brazo. Me asusté mucho, no sabía si mi culo podría soportar pero estaba dispuesto a morir si era necesario por sentir a Hector dentro de mí.

Traté de relajarme, cuando Hector regresó con el pomo de lubricante, se puso bastante en toda la verga y puso en mi culo, nuevamente me dio una fuerte nalgada, tenía muchísima fuerza. Me tomó de la cintura y empujó directo en mi culo, su verga caliente comenzó a abrirse paso, sentí mucho dolor, cerré mis ojos y traté de abrir más mi culo para que pudiera entrar, el seguía descargando sobre mí su fuerza, empujando firmemente haciendo que cada vez entrara un poco más, cuando por fin logró meterme la cabeza, mi culo estaba a reventar de abierto, nunca se había dilatado tanto, mi respiración se agitaba cada vez más del dolor, el placer y el morbo que provocaba esa verga.

Hector seguía en su intento por penetrarme, empujando cada vez más, poco a poco ese enorme trozo de carne comenzó a deslizarse, sentía como se iba abriendo camino rompiendo las paredes de mi ano, cuando me ensarto media verga ya no pudo entrar más, yo gemía de placer y dolor, por más que presionó ya no entró, entonces comenzó un mete y saca, primero lento y cada vez más fuerte, mi culo poco a poco se iba adaptando a su herramienta, tratando de comersela, el ritmo y la fuerza aumentaban, cada vez  mas intenso, Hector presionaba con fuerza insistiendo en meter más, hasta que de pronto en un empujón, algo en mi culo tronó y su verga se fue de golpe hasta el fondo. El la dejó hasta adentro, enterrada por completo,  mientras yo lancé un gemido desde lo más profundo de mis entrañas.

-Eso puta, puja, trágate la verga

Se refería a mí en femenino, eso me prendía, nunca nadie lo había hecho, Hector comenzó a embestirme con su monstruo de carne, metiendo y sacando, clavándome sus 25 cm hasta el fondo, en cada clavada sentía que me perforaría el intestino, por instinto encorvaba mi espalda, pero el la presionaba fuertemente con su mano hacia abajo para que parara nuevamente el culo

-Aguanta puta, quería verga, aguántese, primero anda de puta caliente ofreciendo el culo ahora coma verga

Sus palabras me excitaban demasiado, a pesar del dolor estaba completamente caliente, entregándome por completo a la vergota de Hector, mi culo estaba lleno, literal a reventar de verga, hasta que de tanto mete y saca se dilato por completo y ya no le costo mas trabajo meterla

Sus embestidas comenzaron a ser muy fuertes y muy profundas, sentía que me faltaba el aire con cada taladrada, metía y sacaba hasta tocar mis inntestinos, hasta que se descontrolo y por completo y sin piedad aumentó el ritmo, no aguanté, supliqué que parara, que lo hiciera mas despacio, lloraba y trataba de zafarme, pero no podia, me apretaba fuertemente de la cintura contra el sofá, de pronto se detuvo y sentí la experiencia más excitante y única de mi vida.

Mi intestino se comenzó a llenar de semen, chorros enormes de mecos calientes inundaban mi interior, era una cantidad enorme, una inyección profunda, sentía las convulsiones de su verga expulsando lo que parecían litros de leche, parecía que orinaba, era la eyaculación más abundante que jamás había sentido, yo parecía una yegua montada por su semental, preñada completamente.

Cuando me la sacó, sentí que mi alma regresaba a mi cuerpo, pero mi culo seguía palpitante por la verguiza que le acababan de dar, podía sentir su verga aun en mí, me quedé un rato más así, inmóvil, Hector se subió el pantalón y dándome la espalda, me dijo:

-Discúlpame pero creo que te tienes que ir

Me sentí la peor de las putas, ni siquiera me pude limpiar un poco, me subí el pantalón y salí a la calle, me costaba trabajo caminar, al hacerlo mi culo expulsaba el aire y los mecos se me salían a chorros escurriendo entre mis piernas, como pude subí a mi auto y me dirigí a mi casa.

A los pocos días, Hector me escribió disculpándose, se había comportado muy mal, pero era porque no quería aceptar que le había gustado, que había disfrutado mi culo.

-Se qué me porté muy mal y fui muy salvaje, pero perdí el control, ahora no puedo dejar de pensar en ti, en tu culo, en ese culo delicioso que me comí, que se comió mi verga entera, nunca lo había hecho, nadie me la había aguantado completa, y menos así cómo te cogí, ojala que algún día podamos repetir, te prometo que esta vez seré menos salvaje
-Sabes Hector, te puede parecer extraño, pero disfrute tu verga como no tienes una idea, cuando tú gustes mi culo está dispuesto para ti
-¿Quieres venir a mi casa?, esta vez será diferente

Me arreglé y me dirigí a su casa y efectivamente todo fue muy distinto. Desde que llegué fue muy amable con migo.

-¿Quieres algo de tomar Rigo?
-No, gracias Hector, estoy bien
-¿Pasamos a mi recamara?
-Sí, está bien

Nos dirigimos a su habitación, era hermosa, con una ventana enorme y una cama king size que se veía deliciosa, yo no sabía qué hacer ni cómo actuar, la vez anterior no tuve oportunidad de hacer nada más que ofrecerle las nalgas y dejar que me cogiera. Ahora en verdad fue distinto

-Quiero experimentar todo Rigo, quiero que me guíes y me digas cómo hacerlo, está vez tú vas a llevar el control
-Eso me agrada Hector, tu déjate llevar, yo me encargo de todo

Lentamente me acerqué a él, me puse de rodillas y comencé a desabrochar su pantalón, ansioso por volver a ver esa verga, ya la había probado mi culo, pero ahora la quería probar con mi boca, sentir su sabor en mis labios, la saqué de su calzón, aún no la tenía parada, pero se veía impactante, pesaba muchísimo.  La comencé a besar y a darle pequeños lenguetazos en el glande, el cerró los ojos y su verga poco a poco fue respondiendo a mi boca, cada vez se ponía mas dura y más grande, me costaba trabajo meterla en mi boca, cuando la tubo completamente erecta fue imposible tragármela toda, pero hacía mi mayor esfuerzo metiendo hasta mi garganta un poco más de la mitad de su monstruosa verga.

El comenzó a gemir de placer, moviendo su cintura hacia adelante y hacía atrás, yo sentía que me ahogaba pero quería llevarlo a la cima del placee. El mismo se fue desabotonando la camisa hasta que se la quitó por completo, por primera vez pude ver su abdomen un poco abultado pero delicioso, lleno de vellos chinos y grises al igual que en su pecho. Con sus propias manos comenzó a tocarse los pechos apretandose los pezones, definitivamente lo estaba disfrutando. Después de media hora de estar así, me saqué la verga de la boca y me puse de pie, comencé a desnudarme lentamente, quedándome solo en ropa interior, le tenía preparada una sorpresa, llevaba ropa interior femenina, eso lo prendió muchísimo y de inmediato terminó de desnudarse el también.

Por primera vez pude apreciarlo por completo, de pies a cabeza completamente desnudos, vi la majestuosidad de su cuerpo pero sobre todo de su verga, y no logré entender cómo fue posible que mi culo se tragara semejante monstruo. La tenía completamente erecta, sus 25 cm de placer, gruesa palpitante, húmeda por mi saliva y llena de pelos, dispuesta a romper lo que se le pusiera en el camino. Y sus huevos, qué huevos tan perfectos, enormes, llenos de leche. Pude entender de dónde salieron tantos mecos y por qué su eyaculación había sido tan intensa y abundante.

-¿Quieres experimentar algo bien rico Hector?
-¿Qué?

De mi pantalón saqué una pequeña botella de popers

-¿Qué es eso?
-Se llaman popper, son para que te relajes y te pongas más caliente

Destapé el frasco e inhalé un poco, ofreciendoselo, pensé que lo rechazaría, pero no, a pesar de dudarlo un poco estiró su mano e hizo lo mismo que yo, después de eso, lo tomé de la mano y lo dirigí a la cama, lo empuje sobre ella y cayo acostado boca arriba, yo aún con mi ropa interior puesta me fui metiendo entre sus piernas hasta que nuevamente llegué a su verga, esta vez me dirigí directamente a sus huevos, los metía en mi boca y los mordía suavemente para después recorres con mi lengua su palo desde la base hasta la punta y volver a comérmela sin piedad.

Hector se revolcaba de placer con la mamada que le estaba haciendo, me tomaba del cabello y me clavaba a su ritmo dejándome la verga adentro hasta que ya no podía respirar. Poco a poco me fui subiendo un poco más hasta que quedé montado sobre él y comencé a acariciar su pecho, con miedo a que él me detuviera por estar llegando demasiado lejos, pero no hizo nada, me dejó hacerlo.

De pronto me tomó de la cintura y girándome cambiamos de posición quedando ahora él sobre mi, con su verga entre mis piernas pegando en mi pequeña verga apretada por el calzón.

-Eres una putita deliciosa, ese calzoncito se te ve hermoso en ese culote, ya me lo quiero comer
-Rompemelo Hector, destrozalo, haz con el lo que tu quieras

Se dejó ir directamente a mi cuello, al parecer los popper estaban haciendo efecto, estaba vuelto loco, al sentir sus labios en mi cuello sentí que toqué el cielo, y después lo que menos esperaba pasó, se dejo ir directamente ami boca, besándome salvajemente, como si me quisiera comer, su boca era enorme y devoraba por completo la mía, me apretaba el pecho con sus enormes manos y regresaba a mi boca y a mi cuello mientras que con la otra mano bajaba a mi culo sobándolo.

Me hizo el calzón un poco a un lado y comenzó a meter su dedo, así sin lubricante de ningún tipo, por lo poppers mi culo estaba dilatado y no fue difícil recibir su dedo que a pesar de ser grueso no se comparaba a la verga que me había metido.

Después se retiró un poco y abriéndome de pies completamente levantó mi culo hacia su cara y se lo comenzó a comer, con sus dientes rompió mi calzón, pude ver en su mirada como se estaba transformando, entreganose al placer de nuestros cuerpos. Me metía los dedos a su antojo y después volvía a comérselo, mi culo estaba dilatado y listo para recibirlo. Escupió en la entrada de mi hoyo y acomodó su verga.

Y así sin más empujó, haciendo que se abriera paso entre mis nalgas, entrando sin piedad, un pequeño empujón más y su verga estaba completamente enterrada en mi interior, y ahí comenzó a cogerme a su antojo. Sería yo el que lo llevaría a experimentar, pero no fue así, el tomó el control, cogiéndome sin piedad y a su antojo, dejando caer todo su peso sobre mi, tratando de clavar aún más, haciendo que sintiera que moría.

Me hizo su puta completamente me cogió a su antojo en las posiciones que quiso me vine un par de veces pero el no paraba, no le importaba, de repente tomaba el frasco que estaba en el tocador e inhalaba nuevamente. Hasta que no pudo más

-Ya me voy a venir chiquita, en dónde los quieres, ¿te los hecho otra vez en el culo?
-No, quiero probarlos, quiero comérmelos
-Vente pues

Me la sacó y me pegué como becerro a su vaca, chupando mientras él comenzó a venirse, nuevamente fue una corrida abundante, sus mecos inundaron mi boca, trataba de comérmelos todos, de no desperdiciar una sola gota pero era imposible, se me escurrían por las comisuras de la boca, al tiempo que por mi garganta resbalaban sus mocos espesos, salados y calientes. Cuando terminó lanzó un fuerte grito y cayó desplomado sobre la cama.

-Wow, esto si es coger, dónde estabas eh cabroncito, que me estaba perdiendo de todo esto. 50 años de mi vida desperdiciados, no mames! Uff.

Me dirigí hacia donde él estaba, y me recosté sobre su pecho, nos ganó el cansancio y nos quedamos dormidos. Al día siguiente cuando desperté el ya se estaba bañando, lo esperé a que saliera para despedirme ya que ambos teníamos que trabajar y yo necesitaba irme a mi casa. Me despedí, pero esta vez no hubo romance, todo había vuelto a la normalidad.

De vez en cuando, cuando Hector tiene ganas, me llama o me escribe y si los dos podemos, nos vemos. Sigue siendo un semental, no hay nadie que coja como él.






viernes, 13 de diciembre de 2019

CLASES DE NATACIÓN

Mis padres estaban obsesionados con que aprendiera a nadar, cuando mi papá era niño uno de sus amigos de la escuela se había ahogado, y siempre le dio miedo que algo así me pudiera pasar, por eso desde muy pequeño, me inscribieron a a clases de natación.

Al principio lo veía como un juego, era un pequeño niño que se divertía en el agua, sin embargo con el tiempo se comenzó a convertir en mi pasión. Comencé a participar en competencias locales y estatales y cada vez ganaba más premios.

Cuando tenía 10 años, llegó a la escuela de natación el maestro Ramón, que había sido campeón durante su juventud. Actualmente tenía 40 años, y aún era muy buen nadador, y conservaba su cuerpo en perfecto estado. No era muy alto, media como 1.80, piel blanca, y a diferencia de cuando era joven y se tenia que depilar para las competencias, ahora era extremadamente peludo, tenia vellos en las piernas, en los brazos, en el pecho y en el abdomen, incluso en la espalda, además de que usaba bigote. A veces me llamaba la atención verlo cuando se metía a nadar, ya que usaba bikinis muy ajustados, que dejaban ver la forma de su verga, que al parecer no era nada pequeña. Llegué a escuchar a las mamás de mis compañeros hablar de él y de lo "buenote" que estaba, ademas de mencionar el "animalote" que tenia entre las piernas y lo feliz que debía hacer a su esposa.

Yo era un niño bajito aún, media como 1.60, de cabello rubio, lacio y piel clara, delgado, pero bien tonificado por haber hecho ejercicio desde tan niño. También usaba bikinis para nadar, pero a diferencia de mi maestro, a mí no se me notaba ese gran bulto, al contrario, mi pene era muy pequeño, y que decir de los vellos, la única parte del cuerpo en donde tenía pelo era en la cabeza, el resto de mi cuerpo estaba completamente liso.

Siempre teníamos que ducharnos antes y después de nadar, era mi parte favorita, en ese momento no lo asimilaba pero me encantaba ducharme con mis compañeros y ver sus penes, me sorprendía ver a los que eran un poco más grandes y ya comenzaban a desarrollarse, cómo tenían la verga más gruesa y algunos ya con pelos.

A pesar de mi edad yo era el mejor de todos, el de mejor técnica y el que lograba los primeros lugares. El maestro Ramón solía decirme que algún día sería medallista olímpico, ese era mi mayor sueño. Por eso cuando llegó la oportunidad de participar en la olimpiada infantil y juvenil nacional, estaba que no lo podía creer, sin embargo tenía que prepararme muchísimo.

A mis papás, por cuestiones de trabajo se les comenzó a complicar llevarme a mis entrenamientos, el maestro Ramón se ofreció a pasar por mi todos los días y regresarme después del entrenamiento. Mis papás sabían que era mi sueño, así que a pesar de las molestias que sabían podía causar, aceptaron.

Los entrenamientos comenzaron, y el maestro se enfocó casi por completo en mí, todo iba normal, hasta que un día me dijo que nos quedaríamos en el club una hora más, y así lo hicimos, se fueron todos y nosotros seguimos entrenando, algo se me complico con la técnica y el maestro se tuvo que desvestir para entrar al agua y mostrarme como hacerlo, no sabía por qué, pero me sentía muy nervioso, la presión de la competencia y tenerlo así desnudo tan cerca de mí me ponía tenso sin entender por qué, además me distraía viendo su cuerpo y su bulto que con el agua, hacia que se le marcara su verga. Estuve esforzándome tanto que de pronto, me dio un calambre en una pierna, estábamos los dos en el agua y él se acercó a mi para ayudarme, la estiró un poco y después comenzó a masajearla, pasaba sus manos por toda mi pierna, desde la pantorrilla y subía casi hasta el gluteo.

Me gustaba lo que estaba sintiendo, sus manos grandes acariciando mi piel, así estuvo un buen rato hasta que el dolor bajó, cuando terminó, como yo tenia mi pierna levantada en el agua, sin querer roce su verga con mi pie mientras la bajaba, me di cuenta que lo traía parado, me asusté un poco y no supe que decir, él, solo sonrió.

-Vamos a terminar por hoy Alex, nos damos un regaderazo y te llevó a tu casa ¿ok?
-Sí, esta bien maestro
-Vete adelantando a las regaderas, ahorita te alcanzo

Supongo que se quedó en el agua para que se le bajara un poco la erección, mientras, yo me dirigí a las regaderas.  Unos minutos después entró él, fue inevitable no voltear a verlo, estaba completamente desnudo, por primera vez en mi vida estaba viendo una verga adulta, y efectivamente era un animalote, a pesar de estar dormida, era gruesa y larga, su cabeza se asomaba un poco, y sobre todo, me llamó la atención la enorme mata de pelos negros y gruesos que tenía, que no podía ser de otra manera si veíamos el resto de su cuerpo de oso.

Traté de disimular, pero no pude evitar verlo, hasta que él se dio cuenta, me di la vuelta dándole la espalda ya que me moría de pena.

-¿Qué Alex, nunca habías visto una verga o que?
-Sí, lo que pasa es que la verdad, nunca había visto una tan grande, solo la des mis compañeros
-Jaja, sí, la verdad si la tengo grande, cuando competía todos se me quedaban viendo el bulto pero sabes, ya me acostumbré, lástima que esté tan desperdiciada
-¿Por qué desperdiciada maestro, no entiendo?
-Estás muy chavo para entender Alex
-¿Y por que no me explica?
-Bueno, está bien, te voy a decir, pero con una condición, no le vayas a contar a nadie que platicamos esto ¿ok?
-Sí, esta bien, lo prometo
-¿Sabes lo que es el sexo?
-Mmm.... si, creo que sí
-Bueno, pues el mayor placer que un hombre puede sentir, es meter la verga, pero yo tengo muchos problemas con mi esposa y nunca me deja hacerlo, por eso digo que mi verga esta desperdiciada, por que no la puedo usar
-Ah ok, ya entendí, y ¿por que no quiere que se la meta su esposa?
-Porque ya no me ama
-¿Y entonces qué va a hacer maestro?
-Ese es el detalle, que me toca a mi ayudarme solito, porque si no, se me cargan los huevos de leche y ahí es en donde se acumula el estrés
-Eso si no lo entendí, ¿Cómo se ayuda usted solo?
-¿Quieres ver cómo lo hago?

Me gire nuevamente para verlo, no le dije nada, solo moví mi cabeza hacia arriba y hacia abajo en señal de aprobación El me pidió que me acercara a su regadera para ver mejor, y cuando me acerqué, comenzó a sobarse la verga, se la pelaba una y otra vez hasta que poco a poco se fue poniendo dura.

Yo solo abría mis ojos sorprendido de ver el tamaño que estaba tomando, estaba frente a él, a unos pocos centímetros, cada vez lo hacía con mayor intensidad y fuerza, jalandosela como si se la quisiera arrancar, cuando de pronto su verga comenzó a escupir chorros de leche caliente, que cayeron en mi pecho, el lanzaba unos gemidos muy fuertes al tiempo que le salia la leche, tenia los ojos cerrados, pero cuando terminó, los abrió y volvió en sí. Era la primera vez que veía a alguien eyacular.

-¿Estos son los espermas?
-Si esos son, nunca los habías visto
-No, a mi no me salen
-Ya no tardan en salirte no te preocupes, pero mira ya como te deje llenó de mecos jeje, déjame te limpio

Tomó un poco de jabón y se puso en las manos, comenzó a limpiarme con ellas, las deslizaba por todo mi cuerpo, en mi pecho y en mi espalda, se puso detrás de mí y sobó mis nalgas con sus manos, y después deslizándolas las pasó por mi culito, yo no le decía nada, porque me gustaba lo que estaba sintiendo.

-¡Que bonito culito tienes Alex!
-¿Por que lo dice maestro?
-Porque sí, mira nomás, está así bien redondito, bien paradito y sin nada de pelos, así me gustan, y se me hace que a mi verga también, mira, ya se me está parando otra vez. ¿Me dejas hacer algo?
-¿Qué?
-Meterte el dedo poquito aquí en tu culito
-¿Para qué?
-Nomas, ándale, te va a gustar, te lo prometo

Lo pensé un poco, pero al final acepté, me dio pena decirle que no, además se sentía riquísimo la manera en que me estaba sobando las nalgas. Se puso más jabón en las manos y comenzó a frotar mi culito con su dedo y después presionó un poco.

Me recargó contra la pared, con el culito parado, y se puso por detrás de mi intentando meterlo, hasta que de pronto comencé a sentir como comenzaba a entrar, mi instinto fue apretar, pero él me pidió que me relajara y con la mano que tenía libre, acarició mi espalda, lo que hizo que aflojara, y su dedo se deslizó suave y despacio hacia mi interior, sentí un poco de ardor, pero no dolor, lo dejó un momento adentro y luego lo sacó un poco, hasta que lo logró meter y sacar cada vez con mayor facilidad

-En serio Alex, tienes un culito maravilloso, cómo me gustaría en lugar de meterte el dedo, poderte meter la verga
-Ay no maestro, su verga está muy grande, no me entraría
-Si te la voy metiendo poco a poquito si te cabe ¿Me dejas intentarlo?
-¿Pero no me va a doler? Porque con el dedo si siento un poco de dolor, y eso que no está tan grande como su verga
-A lo mejor al principio si te duele poquito, pero ya después te va a gustar, vas a ver, hasta me a pedir más
-¿Usted quiere?
-Claro Alex, y mi verga también, mira como está de parada, déjame metertela poquito ¿sí?
-Bueno, está bien, pero despacito por favor

Inmediatamente me sacó el dedo y se embarró la verga con jabón, el agua de la regadera seguía cayendo sobre nosotros, me tomó de la cintura por la espalda, sin más, apunto su verga, qué estaba completamente parada, y comenzó a presionar, pero era imposible, no entraba, sentía como mi culito trataba de abrirse para comérsela, pero de verdad no cabía.

Se colocó mas jabón y colocó en mi culo y nuevamente me metió un dedo de golpe, yo solté un leve gemido, después metió otro, esta vez el dolor fue más intenso, quise quitarme, y decirle que mejor no, que me daba miedo, pero entonces me amenazó con sacarme del campeonato y llevarse a otro en mi lugar. Era mi sueño y lo que mas deseaba, así que sin pensarlo más, le dije que estaba bien, sus dedos rasgaban las paredes de mi ano, pero eso no sería nada comparado a lo que me esperaba.

Volvió a acomodar su verga y en el primer empujón, se deslizo un poco abriéndose paso, sentí como algo se rompio y de golpe entro la cabeza y un poco más, no lo pude evitar y grité, mientras sentía como su verga caliente invadia mi interior.

-Ahhhhhhhhhhhhhhh

No importaban mis gritos, el único que estaba a esa hora, era el guardia de seguridad, pero las regaderas estaban lejos y era imposible que escuchara algo

-Ya Alex, ya te entró, aguántala así poquito, relájate para que entre bien y no te duela
-Ay maestro, si duele, saquemela por favor
-Si no te dejas te voy a sacar de la competencia ya te dije, tu sabrás, mejor aguántate
-Esta bien maestro, ya me voy a dejar, pero despacio por favor se lo ruego

Mientras le decía eso la sacó solo unos centímetros sin que saliera por completo de mi culo y haciendo caso omiso a mis ruegos, en una embestida mortal, sosteniéndome de la cintura, me la clavo de golpe, sentí como mi culo se hizo pedazos, y un dolor profundo invadió mi ser, se me fueron las fuerzas, pero ya no importaba, ya me tenia ensartado y no había manera de zafarme.

-Noooooooo, dueleeeeee nooooooo por favooooor
-Ahorita se te quita cabrón, quieres ir a competir aguántate, además, primero andas de puto viéndome la verga, así que ahora te aguantas hasta que acabe

Yo me agarraba con la poca fuerza que me quedaba de los manerales de la regadera, y el me tenía clavado sin moverse, con la verga hasta el fondo, sentía ganas de vomitar, sentía ganas de hacer del baño, su enorme verga estaba llegando hasta mi intestino.

-Respira profundo, relájate, ya la tienes toda adentro

Comencé a respirar, a tomar aire y mi cuerpo se empezó a poner menos tenso, pude sentir como su verga se iba saliendo un poco y después de golpe me la clavó nuevamente hasta el fondo, la sacaba lento y la volvía a meter de golpe. Con cada clavaba, me levantaba haciendo que mis pies se despegaran del suelo, sentía que me iba a morir, era un dolor indescriptible, en cada embestida un gemido salia desde lo profundo de mis entrañas, me estaba violando, pero increíblemente me estaba gustando, a pesar de todo, a pesar del dolor, me estaba gustando.

Comencé a imaginarme que yo era su esposa, y que así se la cogía a ella, y eso me exitó, mi verga se comenzó a poner dura, mientras él, me embestía salvajemente, picándome hasta lo profundo de mi intestino. De pronto me la saco y yo sentí como si todo mi interior se saliera por mi culo. Respirábamos agitados, yo casi lloraba, pero cuando el me pregunto

-¿Quieres más amor? ¿Me la aguantas otro rato?

Le contesté que sí, con apenas un poco de fuerza, no entendí por que, pero de verdad quería más, quería que no parara. Me pidió que lo tomara del cuello y levantándome en peso, poniendo sus manos entre mis piernas, me la clavo nuevamente, al tiempo que comenzó a subirme y bajarme a un ritmo cada vez mas rápido.

Parecía un muñeco de trapo, colgado a su cuello mientras el me taladraba el culo. Su cara quedaba a la altura de la mía, y de pronto me comenzó a besar, yo nunca lo había hecho, pero por instinto lo bese apasionadamente también, sentía su cuerpo peludo frotado el mío, era maravilloso, cada vez me dolía menos, mi pequeño culo estaba completamente dilatado recibiendo por completo el animalote del maestro.

Así estuvo hasta que las embestidas comenzaron aumentar tan rápido y salvaje que a penas podía aguantar, sentí que me ahogaba, que no podía respirar, comencé a gemir casi llorando mientras el me pedía que aguantara que ya iba a terminar, ya así fue.

De pronto comenzó a gemir nuevamente como la vez anterior que se vino, pero esta vez se estaba viniendo dentro de mí, y yo lo podía sentir, sentía como sus mecos salían disparados hacia mi interior mientras su verga se contraía una y otra vez, mordió mi boca y me siguió besando hasta que terminó por completo dentro de mi.

Una vez acabó, me la sacó poco a poco, y cuando me puse de pie apenas podía caminar, vi su verga aun erecta y me sorprendió cómo fue posible tragarme todo eso por mi pequeño culo, él también estaba sorprendido

-Sabes Alex, no te miento, nunca había cogido así, aguantas la verga riquísimo, no tienes idea de lo feliz que me has hecho
-Que bueno maestro, yo por usted hago lo que sea
- ¿De verdad?
-Sí, de verdad
-¿Entonces me vas a dejar cogerte otro día?
-Sí maestro cuando usted quiera
-Bien Alex, tu y yo la vamos a pasar muy bien vas a ver, pero por hoy ya estuvo, ven vamos a cambiarnos que ya es tarde.

Ese día ahí quedo todo, pero serian muchas, muchas más las veces que repetiríamos.















lunes, 9 de diciembre de 2019

HACIENDO LA TAREA

Estudiaba el tercer año de la carrera de arquitectura, una carrera que a pesar de ser muy apasionante es muy pesada. Varios días a la semana me tenía que desvelar haciendo mis tareas y además ayudando a Octavio a hacer las suyas. Me gustaba desde el primer día que lo vi, y él lo sabía, por eso se aprovechaba.

Mi orientación sexual no era un secreto y Octavio nunca había tenido un problema con eso, a pesar de que él no era gay, nos llevábamos muy bien, y yo era feliz por el simple hecho de tenerlo a mi lado. Octavio no era el mejor estudiante de la clase, se la pasaba en la fiesta y en el relajo, en cambio yo siempre me esforzaba por aprender y sacar las mejores notas. Yo sabia que no tenía oportunidad con él, sin embargo disfrutaba su compañía y su amistad.

Cuando se llegó el final de ese semestre, la carga de trabajos aumentó y apenas alcazaba a hacer mis tareas, teníamos que preparar la entrega final de la materia principal y seria una noche larga de desvelo para poder alcanzar a entregar todo. Octavio me pidió ayuda, ya que no sabía como hacer su proyecto, le expliqué que estaba muy saturado con el mío, y que no podría hacer los dos trabajos.

Me preguntó si se podía quedar en mi casa, para ver como hacia yo mi trabajo y lo pudiera ayudar, accedí, ya que de esa manera podíamos trabajar juntos y hacernos compañía. Yo no era de la ciudad, me había ido a estudiar la carrera, y vivía solo en un pequeño departamento por lo que no tenía ningún problema en que se quedara ahí.

Estuvimos trabajando toda la noche, entre platicas y anécdotas. La conversación se puso intensa, empezamos a hablar de sexo, de mis experiencias y de las suyas, de las dudas que tenía respecto al sexo gay y cómo era. Después de varias horas por fin pudimos terminar, muertos de cansancio.

Octavio me preguntó qué en dónde se podía dormir, para descansar un poco antes de ir a la escuela. Le ofrecí mi cama, diciéndole que yo me quedaría en el suelo, ya que al ser un departamento de estudiante apenas tenía mi cama y una pequeña mesa para trabajar. El se negó a que yo me quedara en el suelo, al final nos quedamos los dos en la misma cama, que además era individual. Para mi era un sueño, toda una fantasía, tenerlo tan cerca de mi, en la misma cama, sentir su calor a mi lado, era más de lo que había imaginado.

Se quitó la playera y el pantalón quedando en puro boxer. El era un chavo de cuerpo muy atlético, le gustaba mucho ir al gimnasio y hacer pesas, su estatura era como de 1.75, cabello ondulado y castaño, piel clara, tenía un tatuaje en la espalda que nunca antes le había visto. Traía puesto un boxer ajustado, que apretaba sus piernas trabajadas y firmes, además de marcar un bulto que se veía de muy buen tamaño. Traté de disimular y no observarlo.

Yo era unos centímetros más bajo que él, apenas media 1.70, y a diferencia suya, jamás había visitado un gimnasio, sin embargo no era gordo, mas bien era delgado, aunque de muy buen cuerpo para no hacer ejercicio. Nuestra piel era muy parecida en color, y ninguno de los dos teníamos un solo vello en el cuerpo. Yo no sabía si quedarme solo en boxer, a pesar de siempre dormir así. Antes de desvestirme comencé a buscar entre mis cosas un short o un pants, algo que ponerme.

-¿Que buscas wey?
-Un pants o algo para dormir
-No manches hace un montón de calor, como vas a dormir en pants, ¿Apoco así duermes siempre?
-No, de hecho, siempre me duermo solo en boxer
-Pues así duérmete, ni modo que te de pena conmigo
-No wey cómo crees
-Ya we vente a dormir que ya es bien tarde, apenas vamos a tener chance de dormir un rato

Me quité la ropa quedando solo en boxer cómo él, y nos metimos a la cama. A los minutos escuché que él estaba dormido, lo observé de frente un rato, soñando con un día encontrar a alguien como él y tenerlo así a mi lado, después, cuando el cansancio me venció, me di la vuelta dándole la espalda y me quedé dormido.

No se cuanto tiempo pasó, yo estaba completamente dormido cuando comencé a despertar al sentir que alguien besaba mi cuello y mi oreja, y después pasaba lentamente su mano por mi espalda hasta meterla entre el boxer y apretar mis nalgas.

Aun medio dormido comencé a reaccionar, giré un poco mi cabeza para ver a Octavio, que seguía con los ojos cerrados, parecía que estaba soñando, porque mencionaba el nombre de una mujer. Yo no sabía qué hacer ni cómo reaccionar, por un momento pensé que estaba fingiendo, todo pasaba muy rápido.

Octavio estaba completamente erecto, aun con los ojos cerrados se bajó el boxer un poco, y se sacó la verga, y de pronto sentí como me bajó el boxer y me pego su verga parada, gorda y caliente. Yo ya estaba completamente despierto y consciente, pero parecía que Octavio no. A pesar de ser algo que siempre había querido y con lo que siempre había fantaseado, lo detuve, si efectivamente estaba dormido en algún tipo de sonambulismo, no podía aprovecharme de eso.

Le comencé a hablar intententando despertarlo, hasta que un poco confundido me respondió, él estaba con el boxer abajo, intentando abrazarme, al abrir los ojos se sorprendió.

-¿Que pasa?
-No lo sé, estaba dormido y de pronto sentí que me empezaste a besar y a abrazarme
-¿No manches neta?
-Sí, parecía que estabas soñando con alguien
-Sí wey estaba soñando con una vieja que me gusta, perdón
-Me sacaste mucho de onda Octavio
-Y que onda, ¿te estaba gustando?

En eso ya despierto se comienza a acercar nuevamente a mi, hablando con un tono seductor.

-Mira como me la puso el sueño, ¿no me ayudas a bajármela, para no quedarme así?
-¿Hablas en serio Octavio? Somos amigos
-Yo se que te gusto, me he dado cuenta de eso
-La neta si wey, me gustas, pero yo no sabía que te gustaban los hombres
-Yo no soy gay, pero siempre he tenido curiosidad por probar un culito de un vato, y la neta estás bien nalgoncito, ándale, déjame cogerte, quiero probar

Mientras me decía eso, se quitó por completo el boxer y así, completamente desnudo se subió sobre mi. Al sentir el calor de su piel y la cercanía de sus labios con los míos, simplemente cerré los ojos y me dejé llevar, era mi mayor fantasía, mi mayor sueño, y aunque sabía que probablemente sería solo una vez, quería disfrutarlo y aprovechar la oportunidad.

Octavio comenzó a besarme lentamente, tenia unos labios suaves y carnosos, era todo un experto con las mujeres, pero al final besar a un hombre no tiene mucha diferencia. Yo pasé mis manos por su espalda, acariciándola suavemente, lentamente fui deslizándome hasta llegar a sus nalgas, eran unas nalgas perfectas, firmes, suaves, sin un solo vello, grandes, y esa noche eran solo mías, las apreté empujándolas hacia mi, el obedeció presionando su cuerpo sobre el mio pegando su verga contra mi boxer.

Estábamos a oscuras, pero por la ventana entraba la luz de la calle dibujando nuestras siluetas. Se separo un poco de mi cuerpo para comenzar a quitarme el boxer y quedar completamente desnudos los dos, cuando se volvió a pegar a mí, pude sentir su verga y sus huevos chocar contra los míos, nos comenzamos a besar mas intenso, me tomaba del pelo y me metía la lengua en la boca, después se iba hacia mi cuello y bajaba a mis pechos, chupándolos y lamiéndolos.

Nos giramos y ahora yo quedé sobre él, que estaba acostado boca arriba, quieto sin hacer nada, incluso estiro los brazos como diciéndome: "soy tuyo, haz de mi lo que quieras". Era mi turno ahora era yo quien lo besaba, mis nalgas estaban a la altura de su verga y comencé a deslizarlas por su verga, que estaba a punto de reventar de lo parada que la traía. Se llevo una mano a su boca y escupió un poco y después me comenzó a meter un dedo. Cuando entro lance un leve gemido, el presionó más fuerte, metiendolo de golpe hasta adentro. Mi culo no era virgen, ya había recibido varias vergas, pero esta era diferente, era de él, del hombre que más deseaba en el mundo.

En seguida me pidió que se la chupara, a lo que yo no dudé ni un segundo y me baje para dirigirme a su verga, le olía riquísimo, a macho, ya que durante todo el día no nos habíamos bañado, sin más, me la metí en la boca, y comencé a chuparla como queriendo acabármela.

-No mames cabrón, la chupas riquísimo, nunca me la habían mamado así ahhhhhh cabrón de lo que me estaba perdiendo

Yo me la metía hasta el fondo, aunque sintiera que me ahogaba, me quedaba ahí tratando de pasármela, sabía que eso le encantaría, y lo único que yo deseaba era que el sintiera el mayor placer, mientras hacía eso, comencé a sentir que se venía, sus chorros de mecos calientes y espesos se fueron directo a mi estomago, saqué un poco mi boca y seguí devorando. Sus gritos eran incontenibles, se estaba revolcando de placer.

-Ahhhhhh puta madre no mames que ricooooooooo, ahhhhhhhh puto, te pasas, nunca me había venido así, ahhhhhhh

Después sin preguntarle, y con su verga aún parada, mojada por sus mecos y mi saliva, me le monté, acomodándola entre mis nalgas, sabía que me dolería un poco, porque yo no estaba dilatado pero me deje caer en ella de golpe. Me senté dejando caer la fuerza de mi cuerpo y su verga se deslizó hasta el fondo, hasta que sus huevos se aplastaron por mis nalgas, las paredes de mi culo tronaron al tiempo que su verga gorda y cabezona se abrió paso. Un dolor inmenso se apoderó de mi, nunca había tenido adentro una verga tan gorda, pero esta no era cualquier verga, era su verga la que tantas veces había soñado tener y ahora era mía, me puse intenso, la calentura se apoderó de mi como jamás lo había imaginado, podía sentir su respiración agitada, él estaba inmóvil, parecía asustado, su verga palpitaba en mi interior, seguía expulsando un poco de leche.

Lo apreté del pecho y lo besé, dándole a probar un poco de su propio semen, que aun quedaba en mi boca, mi culo estaba hambriento quería devorarle la verga. Me puse en cuclillas y comencé a montarlo, fuertemente, clavandome su verga hasta el fondo una y otra vez, haciendo que no perdiera la erección, al contrario sentí como se comenzó a poner aun mas dura. Eso no impidió que yo siguiera montado en él cogiendomelo salvagemente.

-Así wey, así cometela

Me decía mientras gemía de placer

-Te gusta duro verdad, ahora me toca a mi a ver si es cierto que aguantas cabrón

Aun con su verga adentro, nos giramos quedando el sobre mi. Llevó mis piernas hasta arriba, poniéndolas a la altura de mi cabeza, las detuvo con sus manos y comenzó a bombearme, sentía que perforaría mi intestino, eran unas clavadas profundas e intensas

-Así te gusta, que te cojan duro, pues así te voy a coger wey, así me gusta a mi también, no sabes cómo tenía de ganas de reventar un culo así, porque ni las viejas me aguantan, yo sabía que tú querías mi verga pero no sabía que la aguantabas así de rico
-Si we, por ti hago lo que sea, lo que tu me pidas y cuando tu me lo pidas
-Entonces me vas a dar culito cada que yo quiera
-Si cuando tu quieras
-Ya dijiste we, ya dijiste, ponte listo porque te voy a dar más duro

De pronto comenzó a cogerme como jamas pensé que se podría coger, no sabía de donde sacaba tanta fuerza, porque además estábamos cansados y desvelados, pero parecía un taladro perforándome el culo, por un momento sentí que no aguantaba más, sentía que el intestino se me saldría. Los pelos de su verga pegaban en mi culo y sus huevos tronaban en mi nalga con cada embestida, lo abracé y comencé a besarlo, sudábamos, y de pronto sin tocarme me comencé a venir, y él conmigo, quedamos desplomados los dos, su cuerpo sudado sobre el mío.

Por la ventana, comenzaban a entrar los primeros rayos de luz, nos había amanecido cogiendo. Ese día todo transcurrió normal, ni el ni yo tocamos el tema, pero teníamos nuestro propio lenguaje, cuando él me decir que tenia ganas de hacer tarea, o que si podíamos hacer la tarea juntos, ya sabía a que se refería.


viernes, 18 de octubre de 2019

EL PAPÁ DE MI AMIGO

Cristian era mi mejor amigo, eramos inseparables, estudiábamos en la misma escuela y siempre hacíamos las tareas en equipo juntos. Había días que él se quedaba a dormir en mi casa y otros días que yo me quedaba en la suya.

Él era muy guapo, un niño de piel blanca y cabellos chinos y negros, muy delgado como de 1.60 de estatura, yo era más o menos de esa estatura también, igual de delgado pero un poco más moreno, a veces hasta nos prestábamos la ropa, ya que eramos de la misma talla.

Juntos descubríamos muchas cosas, juegos, aventuras y travesuras. El acababa de cumplir 11 años y yo estaba por cumplirlos, cuando en una ocasión que me quedé a dormir en su casa me preguntó que si no me gustaba nadie de la escuela. Yo nunca había pensado en eso, la verdad era que no.

Me dijo que le gustaba Natalia, la niña más bonita del salón, que le gustaba tanto que a veces se le paraba de pensar en ella, que le gustaba verle las nalgas e imaginaba que se las tocaba. Después de eso cambiamos de tema hasta que nos quedamos dormidos. Cuando estábamos en su casa dormíamos en la misma cama, ya que su cama era matrimonial y cabíamos perfectamente los dos.

Esa noche, mientras dormía comencé a sentir que Cristian estaba acariciando mis nalgas, con movimientos muy suaves y tiernos, pasaba sus manos lentamente por mis nalgas, me había bajado el boxer para poder hacerlo.

Al principio no entendí que estaba pasando, pero tampoco me quité, ni le dije nada, a decir verdad era una sensación muy placentera, sentir sus manos suaves acariciando mis nalgas lisas aun de niño, como la piel de un bebé.

Después de un rato me quedé dormido y no me di cuenta a que hora dejo de hacerlo, al día siguiente no platicamos de eso, hicimos como si nada, seguimos jugando y pasándola bien.

Después de eso, cada que me quedaba en casa de Cristian, en la noche pasaba lo mismo, me bajaba el boxer y comenzaba a acariciarme, hubo ocasiones en que sentía que mi verga se paraba de la excitación, pero nunca decía nada, me quedaba inmóvil, boca abajo, dejando que el me acariciara.

Una ocasión después de acariciarme un buen rato, sentí que se bajó el boxer y se me subió encima, su pequña verga de unos 10 cm, delgada y erecta tocó mis nalgas, abrí los ojos un poco asustado, pero no le dije nada. El comenzó a moverse como si me estuviera cogiendo pero no me penetró, solo la pasaba por mis nalgas mientras hacía sonidos de placer.

Un día, después de ganarme en un videojuego, comezón a empujarme haciéndome burla por haber perdido, yo le correspondí el juego empujándolo también como si estuviéramos peleando, fue así como termine boca abajo en el suelo y el sobre mí pegándome su verga en las nalgas, la traía parada, lo podía sentir a través del pantalón. Me quedé inmóvil, dejándolo mover su verga tallando mis nalgas. Después me desabrochó el pantalón y me lo bajó, bajándose también él el suyo, pegándome su verga calientita en mis nalgas.

De pronto, se abrió la puerta, no nos habíamos percatado de que no tenía seguro, era el papá de Cristian, don Alfonso, un hombre de 40 años, alto, de piel clara como Cristian, pero de cabello lacio y bigote con algunas canas.

Al escuchar abrir la puerta Cristian se bajó de mí, dejando mis nalgas al descubierto, inmediatamente trate de subirme el pantalón pero don Alfonso ya nos había visto. No dijimos nada, estábamos paralizados de miedo. Don Alfonso se dirigió hacia mí.

-Toma tus cosas para llevarte a tu casa, contigo hablo cuando regrese Cristian.

Se salió de la habitación dejándonos a Cristian y a mí solos, en silencio, lo vi con miedo, sabíamos que lo que habíamos hecho estaba mal, eramos unos niños y además, nuestras familias eran muy conservadoras y por lo menos para mis padres, tener un hijo gay sería lo peor que les podría pasar.

Tomé mis cosas y salí de la casa, don Alfonso ya me estaba esperando en el coche. Me subí en el lado del copiloto y arrancamos en dirección a mi casa. Yo no decía nada, los dos íbamos en silencio hasta que él tomó la palabra.

-¿De quien fue la idea de hacer eso?
-No estábamos haciendo nada señor, de verdad, solo estábamos jugando
-¿Jugando? ¿A eso le llamas jugar? Si los vi, los vi con los calzones abajo y a mi hijo sobre ti
-Pero no hicimos nada
-Pues a ver que piensan tus papás de esto, no creo que les agrade mucho
-No señor, no les diga, por favor no les diga, ya no lo volvemos a hacer
-Claro que ya no lo van a volver a hacer, pero les tengo que decir a tus padres

Comencé a llorar, estaba muy asustado, no sabía lo que mi padre me haría si se enteraba, además yo perdía aun más, porque era a mi al que parecía que me estaban cogiendo, aunque en realidad Cristian no me había penetrado, todo hacía parecer que sí. Le supliqué a don Alfonso que no dijere nada. El se quedó un momento en silencio y de pronto me dijo:

-Está bien no les voy a decir nada a tus papás, pero con una condición
-Lo que sea señor, pero por favor no diga nada
-Me vas a acompañar a un lugar

Después de un rato, llegamos a una oficina, el papá de mi amigo era abogado y tenía un pequeño despacho. Dentro de su oficina había una pequeña sala y un escritorio, una ventana grande que daba a la calle. Encendió la luz y cerró las cortinas.

-Muy bien, si quieres que no diga nada vas a hacer lo que yo te diga ¿Está bien?
-Si señor, lo que usted quiera
-Bájate los pantalones
-¿Para qué?
-Te dije que ibas a hacer lo que yo te dijera, no preguntes solo bájate los pantalones y los calzones

Lo obedecí, me bajé mi pantalón y los calzones, él se acercó por detrás de mí y comenzó a tocar mis nalgas, al sentir su mano un escalofrío recorrió mi cuerpo, su mano era suave como las de Cristian, aunque lógicamente mas grande, apretó una de mis nalgas con una mano y casi la abarco por completo, sus dedos eras gruesos. Mi corazón se aceleró, tenía miedo pero era muy placentero.

-¿Entonces te gusta esto, te gusta que te cojan?
-No lo sé señor, de verdad con Cristian no hicimos eso, solo me pegó su pene en las nalgas, pero no me lo metió
-¿Ah no y por qué, no quisiste?
-No, es que solo estábamos jugando
-Y no te gustaría saber que se siente, que te la metan
-No sé, me da miedo
-No tengas miedo, te va a gustar vas a ver

Se llevó la mano a su boca, escupió en sus dedos, después la llevó nuevamente a mis nalgas deslizando sus dedos húmedos por la saliva entre ellas, comenzó a acariciar mi culito, mi respiración se agitó más y mi pequeña verga se puso dura. El lo notó.

-Ves, te dije que se sentía rico, mi hijo apenas es un niño, él no sabe de esto, yo sí, ¿Quieres probar más?

Le contesté que sí con un suave gemido, don Alfonso me había puesto muy caliente, su dedo medio se deslizaba suavemente tocando mi culito, era una sensación deliciosa, de pronto, comenzó a presionar haciendo que mi hoyito se abriera. Instintivamente apreté pero el me pidió que me relajara.

Se puso de rodillas detrás de mí, pidiéndome que me doblara un poco. Mis nalgas estaban a la altura de su cara, acercó lentamente su boca. Al sentir sus labios en mis nalgas, lancé un leve gemido de placer, que aumentó en el momento en que su lengua se abrió paso para tocar la entrada de mi culito.

Me llevó a uno de los sillones que tenía ahí pidiéndome que me quitara por completo el pantalón y los zapatos. Me puso de rodillas en el bordo del sillón y presionó mi espalda hacia abajo para que mi hoyito se abriera quedando a su disposición. Se dejó ir hacia el inmediatamente, dando lenguetazos, sentía sus bigotes en mis nalgas y su lengua humedeciendo mi rajita.

Estaba muerto de placer, sentía mi pequeña verga a reventar, me dolía de lo parada que la traía. De pronto don Alfonso comenzó a introducir su dedo, suave, lento, poco a poco. Su dedo medio se fue deslizando hacia mi interior, era una sensación extraña, pero no me desagradaba, al contrario, se sentía genial, dolía un poco, pero él lo hacia suave, delicioso.

Se detuvo y me pidió que me sentara en el sillón, frente a él. Se comenzó a desabrochar el pantalón y se lo bajó, pude ver como en sus calzones se marcaba un gran bulto, duro. Se bajó el calzón lentamente dejando primero asomar una gran mata de pelos para después salir una verga de unos 18 cm, cabezona y gruesa, demasiado gruesa. La cabeza le brillaba llena de un liquido pegajoso. Mis ojos se abrieron por la sorpresa de ver por primera vez una verga adulta, y vaya qué verga. La mía y la de Cristian eran pequeñas y delgadas, aun sin pelos. Esto era monstruoso para mi, un trozo pesado de carne, no aguanté la curiosidad y lo toqué, se la pelé con mi pequeña mano que apenas lograba abarcarla.

El me tomó por detrás de la cabeza con su mano, empujándola hacia su verga, la tenia a unos centímetros de mi cara, me llegaba su olor, pegue mi nariz en la punta de su glande llenándola de líquido y luego, pegué mis labios cerrados, abrí un poco al sentir como él presionaba, se la bese, y luego comencé a chupar.

El sabor de su verga caliente fue algo muy extraño, pero no me desagradó, su enorme cabeza llenaba mi pequeña boca haciendo que me atragantara, metió la mitad, llevándola hasta mi garganta, haciendo que me ahogara. Intentó meter un poco más, pero no lo logró.

-¿La quieres en el culo? Me dejas metertela
-¿No duele?
-Te la meto despacito, para que no te duela, ándale
-Ok, pero despacito por favor
-Voltéate, ponte como estabas

Me volví  a poner de rodillas en el bordo del sillón dejando mi culo a su disposición, el volvió a lamer un rato dejándolo lo mas húmedo que pudo, y me metió su dedo dilatándolo para poder clavarme.

De pronto sentí como su verga caliente toco las paredes de mis nalgas deslizándose hacia la entrada de mi hoyito, presionó pero no logró que entrara, presionó más fuerte pero no avanzaba. Escupió y volvió a meter su dedo y luego trató de meter otro pero el dolor fue insoportable.

-No te va a entrar cabrón estás bien cerradito
-Pero yo si quiero
-Quieres que lo intentemos otro día, tengo una idea, para que lo disfrutemos más, en un lugar más cómodo
-Si está bien
-Ven chupamela pues para venirme

Se comenzó a masturbar en mi cara, yo abría mi boca y le daba unos pequeños lenguetazos hasta que de pronto comenzó a lanzar chorros de mecos, metió su verga a mi boca para que cayera todo adentro y me ordenó que me los comiera. Me los tragué por completo, pude sentir como se deslizaban calientes, salados y espesos por mi garganta.

Después de eso me llevó a mi casa, me pidió que no le dijera nada a Cristian, que el hablaría con él para decirle que no lo iba a regañar, pero que no quería que volviéramos a hacer eso. También nos pusimos de acuerdo para que el viernes en la noche yo pidiera permiso para quedarme en su casa, como casi todos los fines de semana, él pasaría pero mí, pero iríamos a otro lugar.

Se llegó el Viernes, yo estaba muy nervioso pero emocionado, durante los días previos había estado jugando con mi culito, metiéndome mi propio dedo y de verdad comenzaba a encontrarle el placer. Don Alfonso pasó por mí, ya tenía todo arreglado en su casa para decir que saldría de viaje por trabajo y que no llegaría a dormir, mis papas ni se preocuparon cuando vieron que me iba con él. Era el papa de mi mejor amigo.

Llegamos a un hotel, él ya había hecho la reservación con anticipación, era un hotel familiar así que fácilmente pasé como su hijo, nos dirigimos a la habitación. Estando ahí me dijo:

-Quiero que hagamos un juego, vamos a hacer como que tú eres mi esposa y yo tu esposo y esta es nuestra luna de miel

Inmediatamente entramos en personaje, me cargó en sus brazos y me llevó hasta la cama, me dejó caer sobre ella con suavidad y lentamente se fue subiendo sobre mí, sentí su cuerpo pesado y su calor, aún teníamos la ropa puesta los dos. Acarició mi cara y pasó sus dedos por mis labios y después se acercó lentamente para darme un beso que primero fue suave y después aumentó. Era la primera vez que yo besaba, realmente no sabía como hacerlo, pero sentir sus labios y su lengua húmeda metiéndose en mi boca era una sensación que verdaderamente me agradaba, sus labios salieron de mi boca y se dirigieron a mi cuello mientras con sus manos lentamente subía por mi abdomen entre mi playera hasta llegar a mis pechos. Sentí sus manos tibias acariciando mis pequeños pezones que inmediatamente se pusieron duros.

Después me levantó la playera y se comenzó a quitar su camisa. Vi su pecho lleno de pelos lacios y negros y su barriga prominente también llena de pelos. Me quitó los tenis y el pantalón dejándome únicamente en ropa interior, abriendo un poco mis piernas se acomodó nuevamente sobre mí. Cuando sentí su abdomen peludo tocar el mío cerré los ojos de placer, nuestras pieles tibias rozaban y él me besaba nuevamente. Luego el cuello otra vez y después los pezones. Pasaba de uno a otro llenándolos de saliva, hasta bajar por mi abdomen y llegar a mis calzones. Ahí comenzó a morder por encima del calzón  suavemente mi pequeño pene erecto.

Me quitó los calzones y los calcetines, estaba completamente desnudo para él, nuestra respiración se agitaba, aun con el pantalón puesto le podía ver su verga gruesa y gorda que ya conocía, que ya me había comido por la boca pero que esta vez no escaparía de clavármela en el culo.

Se levantó un momento para terminar de desvestirse, cuando se quitó el calzón liberó su verga gorda apuntando un poco hacia arriba lista para romper lo que se le pusiera enfrente y esta vez sería mi hoyito, que presintió lo que le esperaba y comenzó a palpitar no se si de miedo o de ganas.

Se montó sobre mi completamente desnudo pegando su verga en la mía, la diferencia de tamaños era evidente, la mía parecía un juguete comparada con la de él. Una verga de hombre tallando una pequeña verga de un niño.

Nos giramos entre besos y caricias y yo quedé montado sobre el, su verga rozaba mis nalgas y él acariciaba mis pechos, después me pidió que le diera la espalda y se llevó mi culito a su boca en un perfecto 69. Su verga quedó a la altura de mi cara y se la comencé a chupar como había hecho hacia unos días, estiró la mano y de un cajón saco un pomo de lubricante, se lo puso en la mano, puso un poco más en mi culo y comenzó a meter su dedo que esta vez entró más fácil, ponía más lubricante y volvía a meter el dedo, uno primero y después con un poco más de esfuerzo dos.

Esta vez sus dedos se deslizaban a mi interior sin tanto esfuerzo, sabía como llevarme al placer porque comenzó a tocar mi próstata. Nunca había eyaculado pero tuve un pequeño orgasmo lanzando un liquido transparente.

-Ya te la voy a meter. ¿Estás listo?
-Tengo miedo
-Te va a gustar vas a ver, acuéstate boca arriba

Lo obedecí, me acosté boca arriba y él se puso frente a mí, levantó mis piernas y se las llevó a los hombros, se colocó bastante lubricante en la verga, y colocó aun más en mi culo, y después la puso en la entrada.

-¿Listo?

Preguntó, yo solo cerré los ojos y tomé un poco de aire, su verga se comenzó a abrir paso entres mis nalgas, su cabeza gorda entro de golpe y yo solté un leve grito, me pidió que no hiciera ruido, pero de verdad me dolía, él empujó un poco más y su verga se deslizó sin piedad de golpe hasta el fondo reventándome el culo sin piedad, partiéndome en dos pedazos con su trozo de carne.

-!Ah ah ah ah ah, duele, duele, ya no!

Exclamé mientras intentaba quitarme, él no me la sacó, la dejó así clavada hasta adentro, el dolor era insoportable, pero su fuerza de hombre era más, en un intento desesperado me giré haciendo que su verga se saliera, mordí una almohada para ahogar mi grito y comencé a llorar, revolcándome en la cama de dolor.

El me veía un poco asustado, con la respiración agitada, le vi la verga con un poco de sangre y me asusté mucho, el dolor comenzó a bajar poco a poco y él se acercó a mi por un costado y me abrazó por detrás, su verga seguía dura.

-Perdón don Alfonso es que me dolió mucho, no puedo, no voy a poder, mejor no
-No te preocupes bebé, no pasa nada

Así como estábamos acostados de lado, él por detrás de mí, acercó su verga, suavemente la comenzó a empujar, esta vez dolió menos, con su mano en mi cintura me empujaba hacia atrás, hacia él. Su verga gorda se abrió paso entre mis entrañas poco a poco nuevamente, me comenzó a besar el cuello y los oídos.

Ya me había metido media verga, yo solo cerraba mis ojos respirando agitadamente, él insistía presionando poco a poco, centímetro a centímetro, hasta que sentí como los pelos de su verga pegaron en mis nalgas. Me tenia clavado, completamente ensartado, mi culo estaba dilatado a mas de su capacidad para poder recibir el grosor de su verga. Sentía completamente inundado de verga mi culito, la sentía caliente, palpitante como si tuviera vida.

Me giró así con la verga adentro, quedando los dos boca arriba, yo sobre él, recostado en su cuerpo, luego, me tomó de las piernas, las abrió y comenzó un mete y saca. Su verga lubricada se deslizaba suave en mi culito virgen, pero poco a poco fue aumentando la velocidad hasta que mi culo se comió sin trabajo su monstruo de carne. Entraba y salia cada vez mas rápido, hasta el fondo, hasta donde sus huevos de macho adulto, cargados de leche pegaban en mis nalgas.

En un giro rápido quede boca abajo con él montado sobre mi, taladrándome el culo, haciendo unos gemidos los mas discretos que podía. De mi culo y de mi boca salían gemidos de dolor mezclados con placer.

-Ya cabroncito, ya eres completamente mío, desde que te vi en el cuarto de mi hijo con el calzoncito abajo y tus nalguitas paraditas te me antojaste, y me dije, si le gusta la verga yo le puedo dar, la mía si es verga de macho. ¿Te gusta, te gusta mi verga? ¿Te gusta como te estoy cogiendo cabron?
-Ahhhh, siii, siiii me gusta
-Yo te voy a dar verga cuando tú quieras cabron, estas nalguitas son mías, ahorita te voy a preñar para dejarte marcado, para que seas solo mio, no quiero saber que te dejes coger por otros, ni si quiera por mi hijo
.No don Alfonso, yo voy a ser solo suyo
-Ahí te va mi chiquito, ahí te va la lechita calientita en el culo. Ahhhhhh, ahhhhhhh me vengooooo ahhhh.

Mi culito se comenzó a inundar con su leche caliente y espesa. Dos, tres, cuatro y uno más. Cinco chorros de mecos salieron disparados, llenando mis entrañas. Quedamos exhaustos, cuando me la sacó mi culo estaba vivo, rojo, ardiendo y escurriendo de mecos. Nos quedamos dormidos, yo sobre su pecho sudado.

En la madrugada me desperté cuando sentí su verga nuevamente clavándome el culo, estaba sobre mi, besándome, le correspondí y lo deje que me cogiera a su antojo. Mi culo ya recibía su verga sin problema, estaba abierto y lubricado para él. En la mañana pedimos desayuno a la habitación y antes de irnos me volvió a coger, en nuevas posiciones, me cargó en sus brazos y me ensarto, levantandome a su antojo, a su ritmo, mientras yo lo abrazaba por el cuello y lo besaba, hasta que me volvió a dejar sus mecos adentro. Después nos bañarnos y salimos del hotel. Me llevó a mi casa, diciéndome que ese seria nuestro secreto.

Aun mi culito podía sentir su verga, todavía no se iba y yo ya esperaba ansioso la próxima vez que estaríamos juntos.




martes, 15 de octubre de 2019

LA MEJOR COGIDA DE MI VIDA

El sexo se puede convertir fácilmente en una adicción. Después de terminar mi primer relación decidí darme un tiempo solo, para disfrutar de mi vida y de mi sexualidad sin compromisos, comencé a salir a bares, antros, saunas y demás lugares de encuentro.

En las noches me masturbaba viendo porno y fue como se me metió la inquietud de un trío. Fantaseaba con estar con dos hombres al mismo tiempo, con sentir la verga de uno taladrándome el culo mientras se la chupaba a otro. Cada vez me animaba a más y perdía miedo a lo que pudiera pasar. En lo único en lo que pensaba era en sexo.

A mis 22 años me convertí en un experto en ligue, sabía dónde encontrar sexo fácilmente, gracias a la tecnología, las aplicaciones y al buen físico que tenía, era cuestión de minutos para quedar con alguien y coger.

Fue así como en una ocasión navegando por una app encontré el perfil de un hombre de 32 años. En la foto se veía muy bien, bastante varonil, buenos pectorales, sin vellos, y una sonrisa encantadora. La descripción de su perfil era clara; "Hombre varonil buscando putito sumiso que aguante una buena verga, que le guste el sexo rudo, sucio y morboso". Inmediatamente lo saludé y comencé la conversación, no había mucho que preguntar así que fui directo.

-Hola
-¿Que onda, quieres verga?
-La neta... sí
-Pasa foto de tu culito

Le envié una de mis mejores fotos, me veía super sexy de perfil, mostrando mis nalgas enormes, y mi cuerpo trabajado, 1.70 de estatura, piel clara y cabello castaño, sin un pelo en el cuerpo.

-¿Eso qué? De tu culo wey, pásala

Nunca me había tomado una foto así, tomé mi celular y me acomodé de manera que se pudiera apreciar mi hoyito y le envía la foto.

-¡Wow que rico, como para comérselo a mordidas!

En eso me manda una foto de su verga, era una verga larga y gruesa, rosita, cabezona y peluda. Mi culo palpito de ganas, quería sentir esa verga.

-Te voy a dar un cogidón wey, ¿si la aguantas? No muchos me la aguantan pero una vez metiendola ya no la saco
-Si wey que rico
-Sabes, también me gusta meterles el puño. ¿Te animas?
-Nunca lo he hecho pero suena rico
-Ya bien dilatadito wey y te meto mi puño. ¿Qué dices?
-Va me late

Estaba muy caliente, quería sentir esa verga ya, y aunque me daba miedo siempre había fantaseado con el fisting, con sentir un puño abriéndome y rompiéndome el culo. En eso estaba, cuando me hace una nueva propuesta

-Tengo un compa que también es activo, vergón, ¿te animas con los dos?, esta es su verga.

Y me manda una foto de otra verga igual de monstruosa que la de él, mi culo comenzó a palpitar de calentura, dos vergas de ese tamaño era más de lo que podía pedir. Le pregunté que si era real la foto de su perfil y me dijo que no, que eran muy discretos, casados, y que si quería era así.

Le dije que sí, pero no quería meterlos a mi casa, así que les propuse que fuéramos a un motel. Nos pusimos de acuerdo para que una hora después pasaran por mi. A los minutos me llega una nueva notificación.

-¿Oye te animas con tres, otro compa igual de vergón, qué dices, tres vergas para ti solito?

En ese momento estaba tan caliente y con tantas ganas de verga que si me hubiera dicho que me cogerían entre 20 lo habría aceptado, así que le dije que sí. Se llegó la hora, yo iba preparado, llevaba condones, lubricantes, me había hecho un enema para aguantar sus embestidas que seguramente serian muy profundas con semejantes  vergas de más de 20cm .

Llegaron por mí en un coche, los tres se veían muy varoniles, me subí en la parte de atrás con uno de ellos, se presentó como Alberto, traía una camisa desabotonada lo que permitía verle su pecho lleno de pelos, se veía que hacía ejercicio, ya que sus brazos casi reventaban la camisa, además tenia una sonrisa seductora que lucía perfecta en esa cara de barba cerrada.

El que manejaba que fue quien me contactó, se llamaba Mario, a diferencia de su amigo, el estaba completamente rasurado de la cara, traía una playera y un pantalón de mezclilla, se veía que él no hacía mucho ejercicio, pero aún así no era gordo, lo que debo confesar es que era demasiado guapo, un señor joven, moderno, hermoso, y tenían razón, los tres eran muy varoniles.

Por último el copiloto, José, volteó para presentarse, y me dio su mano, al apretarme me pude dar cuenta de lo fuerte que era, el tampoco tenía barba ni bigote, pero era igual de guapo, los tres de piel clara y cabello negro, quizá Alberto un poco más moreno.

Mario: ¿Qué? Ya listo para que te rompamos el culo
Yo: Eso creo
Mario: Vamos pues cabrón a darte verga de una vez
Alberto: No mames si es cierto lo que dijiste, tiene carita de niño, y está chaparrito, voy a sentir que me estoy cogiendo un morro, a ver si si nos aguanta a los tres
Mario: Ya le dije al cabrón que sí se raja lo violamos ¿verdad?

Los tres se rieron, tenía nervios, pero era más mi calentura, así que solo sonreí. Nos dirigimos a un motel que quedaba cerca, metimos el coche y nos pasamos a la habitación. Era muy grande con un espejo enorme a un lado de la cama, sillones, tubos, un jacuzzi. Inmediatamente me pidieron que me desvistiera y ellos hicieron lo mismo. Efectivamente eran muy altos los tres. Mario  comenzó a besarme, traía su verga enorme ya parada, completamente desnudo, casi sin vellos a excepción de muy poco en las piernas y un pequeño camino en el abdomen que bajaba hasta su verga. Supe lo salvaje que seria esa sesión de sexo en el momento en que comenzó a apretarme las nalgas con fuerza y a darme nalgadas mientras metía su lengua a mi boca para después escupirme la cara.

Alberto y José se recostaron en la cama observando como su amigo me ponía a que le chupara la verga. La metía salvajemente hasta lo profundo haciendo que casi me vomitara. Los otros seguían observando mientras se la jalaban. Después de chupársela un rato me levantó del cabello y me lanzó a la cama, inmediatamente me puse a chuparle la verga a Alberto, era una verga más gruesa que la de Mario y unos centímetros más larga, morena, encorvada hacia arriba, de esas vergas que en ciertas posiciones te tocan la próstata provocando orgasmos inolvidables, tenía vellos en todo el cuerpo, brazos, pecho, abdomen, piernas, y sobre todo en la verga, mientras se la chupaba con otra mano se la jalaba a José que estaba a un lado, también vergón aunque no como sus amigos, la suya era completamente recta, de esas que se te clavan sin permiso deslizándose hasta el fondo.

Por detrás de mi, Mario comenzó a comerme el culo deliciosamente, su lengua húmeda y caliente recorria mis nalgas lampiñas, escupía y volvía a comer, yo pasaba de verga en verga con mi boca con los dos que tenia delante, me sentía una zorra, y lo era, era la puta de esos tres machos que estaban dispuestos a montarme hasta saciarse, ya quería sentir sus vergas en mi culo, pero quise disfrutar de sus monstruos de carne inundando mi garganta, comiéndome sus jugos.

Mario me daba unas nalgadas muy fuertes, me dolían, sentía como sus enormes manos rompían mi piel, dejándola roja, y nuevamente me comía el culo, lo mordía y metía su lengua. Después comenzó a meter uno de sus gruesos dedos, sin más lubricante que su saliva, mi culito no puso resistencia, y se trago su dedo y luego otro.

Mario: Ahhhhhh no mames putito, que culito tan calientito, estas hirviendo puto, eres una zorrita, así me gustan papá bien putotes. ¿Vas a querer verga de macho?

Me tenia que sacar la verga que traía en la boca para contestarle. De pronto sentí como Mario acomodó su verga en la entrada de mi culo y presionó, yo me retiré y le dije que en la mochila traía un condón, pero no me hizo caso, clavo su cabeza así y presionó metiendo un poco más. Puse mis ojos en blanco, y no lo pude controlar, me entregue completamente al placer, me deje poseer por esa verga caliente, quería sentirla así, a pelo, quemando las paredes de mi culo, la sacó un poco y volvió a escupir y luego me la clavó nuevamente, grité al sentir como me clavó media verga, pero José me tomo del cabello y me puso a tragarme la suya ahogando mi grito.

Mario comenzó a taladrarme con fuerza hasta que mi culo se abrió completamente a su fierro, se puso en cuclillas dejando caer todo su peso sobre mi en cada embestida, mis ojos lloraban al no poder respirar atragantandome con otras dos vergas.

Alberto me comenzó a jalar hacia el haciendo que la verga de Mario se saliera, y me trepo sobre él, me monte encime como jinete en un caballo, pegando mis huevos a su abdomen peludo, inmediatamente acomodo su verga que se deslizo hacia mi interior, yo me la termine de comer dejando caer mis nalgas sobre ella, con todo mi pez, clavandomela hasta lo más profundo, haciendo que mi verga se pusiera dura casi a punto de explotar. Alberco con una de sus manos comenzó a jalarmela aumentando el placer,  con la otra me apretaba suavemente los pezones, mientras yo sobaba su pecho peludo y movía mi cintura en círculos sintiendo su verga tocando cada espacio de mi interior. Mario se puso de pie a un lado mio metiendo su verga en mi boca para que se la chupara mientras José se masturbaba por un lado observándonos.

Luego llego el turno de José y al igual que con Alberto me monte sobre él, sin embargo el fue más salvaje, me comenzó a coger muy rápido, haciendo que su verga tocara el interior de mi intestino causando un fuerte dolor que me hizo casi querer vomitar. Sudabamos a chorros.

Mario se puso por detrás de mi y aun con la verga de José adentro se acomodó para metermela el también. Sabía lo que quería hacer, sentí un poco de miedo pero su verga no pidió permiso, se deslizo hacia mi interior haciendo que mi culo tronara. El dolor fue insoportable y grité, incluso intenté quitarme pero esos dos machos me tenían prisionero, sis dos vergas tallaban mi culo abriéndolo y llevándolo a limites inexplicables, me encorvé del dolor y José aprovecho para besarme. Su beso me calentó y comencé a disfrutar la embestida.

Alberto se arrimo por un lado, quería participar, se puso de pie a mi costado y tomándome del cabello llevó mi boca a su verga, que clavo hasta mi garganta, de reojo pude verme en el espejo dominado por esos tres machos  sentía que me desvanecía de placer. Mario comenzó a hacer ruidos extraños y pude sentir como su verga se vaciaba en mi interior, al sentirlo Jose también se comenzó a venir mezclando  batiendo los mecos de su amigo con los suyos en mi culo.

Alberto por su parte se comenzó a venir en mi boca, yo me tragué cada gota de su semen salado, que para mi era como un manjar.

Nos desplomamos los tres sobre la cama, pero aun estaba pendiente algo.

Mario comenzó a pasar su mano por mi culito, yo solo cerré los ojos, esperando a que comenzara a meter su mano. Mi culo estaba completamente dilatado, pero aun así su puño era demasiado grande, tenía cuatro dedos adentro de mi culo y presionaba por meter su puño completo, no lo logro a la primera así que se lleno la mano de lubricante. Alberto y José me tomaron cada uno de una pie levantándolos hasta mi cabeza haciendo que mi culo quedara completamente expuesto, no me podía mover, estaba preso entre la fuerza de sus brazos. Mario acercó nuevamente su mano y metiendo dos dedos y después nuevamente cuatro fue deslizando.

Cuando llegó a la parte más gruesa de su mano mi culo se resistió un segundo y de pronto se abrió haciendo que su mano se deslizara en mi culo hasta la muñeca, exclame un gemido de placer mezclado con dolor, pero no me pude mover, Mario comenzó a meter más profundo su mano, sentia sus dedos en mi interior acariciando las paredes de mi ano, empujando y abriendo todo a su paso, era una sensación indescriptible.

De pronto saco su mano haciendo que mi ano casi se saliera, José lo quiso intentar e inmediatamente se acomodo para clavarme su puño, lo hizo con la mano cerrada, presionando hasta que entro ya sin trabajo.

José: No mames puto que rico, esto se siente delicioso, que culote tan tragón
Alberto: A ver wey dejame a mi yo también quiero sentir
Mario, les dije cabrones que esto iba a estar genial

Toco el turno de alberto de clavarme su puño, era el que tenía de los tres las manos más grandes, me clavó su puño llevándome hasta las estrellas, los pelos de su brazo, limaban por completo mi ano, estábamos que explotábamos de morbo y calentura, Jose se la comenzó a jalar sobre mi cara mientras o me masturbaba a punto de explotar.

La mano de Alberto llegaba cada vez mas profunda, la sentía en mi interior, llegando hasta mi estomago, de pronto José se comenzó a vaciar en mi cara y Mario acercó su verga para hacer lo mismo, yo también me vacié lanzando chorros de semen que salían disparados hacia mi abdomen mientras Alberto seguía con su puño clavado en mi interior hasta los codos.

Después de eso nos dimos un baño en el jacuzzi los cuatro juntos, ahí, Alberto me volvió a coger, su enorme verga entraba como agua en mi culo dilatado hasta que se vació en mi. Nos terminamos de bañar y me llevaron a mi casa amenazando con repetir.