domingo, 25 de agosto de 2019

EL VECINO DROGADICTO


Nunca me gustó el barrio en donde vivo, es una zona muy popular de la ciudad llena de delincuentes y malandrines, nací y crecí en ese barrio, lleno de drogas y vicios. A pesar de eso mis padres se esforzaron por darme una buena educación y buenos valores, yo a mis 23 años ya me había graduado de la universidad, trabajaba y me ganaba mi propio dinero. En cambio, mi vecino Omar, de al lado, siempre había sido buena persona, pero últimamente andaba de vago, ya no trabajaba y yo estaba seguro de que se drogaba. Siempre le hablé bien, de hecho, me gustaba, siempre me han llamado la atención los hombres con tatuajes, y él tenía muchísimos, era el típico chacal, que a pesar de no ser guapo tiene algo que atrae. Me ponía nervioso estar cerca de él, de verdad me gustaba, aunque sabía que al no le gustaban los hombres.

Era un poco mayor que yo como de 28 años, alto, delgado, moreno, de barba, muy varonil, aunque muy maleducado, siempre les chiflaba a las mujeres que pasaban mientras estaba tomando y fumando afuera de su casa con sus amigos. Yo era un poco más bajito, también delgado y moreno, completamente lampiño, y de buen cuerpo, sobre todo las nalgas, ya que me mataba en el gym haciendo gluteo, era mi atractivo con mis parejas.

Omar tenía la costumbre de pedirme dinero, no mucho, pero me pedía prestado para sus cigarros o para una cerveza, dinero que nunca regresaba. En una ocasión llegué con un amigo que al igual que yo es gay, Omar se acercó a nosotros y me pidió prestado algo de dinero, no se lo pude negar y se los presté. Cuando entramos a mi casa mi amigo me cuestionó.

- ¿Por que le prestas dinero? ¿A poco si te los paga?
-La verdad no, seguido le presto y nunca me los paga, pero siento feo porque lo conozco desde niño, y no me puedo negar a prestarle
-Pues está bien rico el cabrón ese eh, deberías decirle que te pague con cuerpo jeje
-¡Cómo crees! a él no le gustan los hombres
-Ay amigo, esos chavos por dinero hacen lo que sea, la neta yo si le pagaba por darle unas chupadas, está riquísimo el cabrón

Mi amigo se fue y yo me quedé pensando en Omar y en lo que me había dicho mi amigo, la verdad si me animaría a pagarle para me dejara chuparle la verga. A los días mis papas salieron de viaje para visitar a unos tíos, yo por mi trabajo no los pude acompañar así que me quedé solo en casa. Esa primer noche llegué de mi trabajo y Omar estaba ahí afuera de su casa como siempre con sus amigos, tenían música y estaban tomando, yo estaba por irme a acostar cuando escuché que sus amigos se fueron, a los pocos minutos alguien tocó a mi puerta, salí a abrir y vi que era Omar.

-Hola Omar ¿Cómo estás?
-Medio pedo wey, te quería pedir un favor, ya se que te debo un chingo y siempre me prestas, neta que te los voy a pagar, pero no tendrás que me prestes $50 para una caguama, ya nomás esto y en cuanto pueda te pago todo
-Ay Omar, siempre me dices eso, nunca me pagas
-Neta vecino, ahora si te los pago en cuanto pueda

En ese momento una idea pasó por mi mente, mi casa estaba sola, era la oportunidad perfecta para pasar a Omar y cobrarle algo a cambio. Le pedí que se pasara y una vez adentro de la casa le dije:

- ¿Oye Omar y no te interesa mejor ganarte una lana?
-Simóm wey, ¿qué hay que hacer?
-Es algo bien fácil y rápido, si me dejas chuparte la verga te doy $200
-Ah cabrón, entonces si es cierto lo que dicen, que te gusta la verga
-No cualquier verga Omar, me gustaría probar tu verga, tú nomas cierra los ojos y yo me encargo de todo. ¿Qué dices?
-Va wey, simón, le entro

Omar estaba entusiasmado, y yo la verdad lo estaba más, lo pasé a la sala de mi casa, me puse de rodillas y comencé a desabrocharle el cinto y el pantalón, traía un boxer largo, se lo bajé lentamente. Mientras lo hacia sus pelos púbicos iban quedando al descubierto, moría de curiosidad por conocer esa verga, siempre me había esforzado por verle el paquete, pero debido a que usaba pantalones muy flojos nunca lo había logrado. En cuanto le saque la verga, mi corazón se aceleró y mi verga se puso dura, era una verga delgada sin la circuncisión, se la pelé para metérmela a la boca. Era lógico que no se había bañado, en cuanto me acerqué pude sentir ese olor fuerte a verga de macho, la metí a mi boca y comencé a chupar. Al parecer a Omar le gustó porque respondió con un gemido y su verga se comenzó a parar de inmediato, entre más la chupaba más se paraba, cada vez me costaba más comérmela completa, no era muy gruesa pero si larga, media unos 23 cm, estaba deliciosa, me metí la mano a mi verga para jalármela, volteaba los ojos hacia arriba para verlo, el también me veía disfrutándolo, me sorprendí cuando me dijo

-¿Quieres que te la meta?
-Si Omar, me encantaría. ¿Si te animas?
-Si me das unos $500 te la meto wey, todo el rato que tú quieras
-Simon wey si te los doy, si quiero que me la metas

Estaba tan caliente que en ese momento no me importaba lo que me hubiera cobrado, pero para mi $500 pesos no era nada comparado con las ganas que tenia por sentir su verga de macho hetero.

-¿Ya la quieres?
-Si wey, ya de una vez
-Acomódate pues, tú dime cómo la quieres

Estábamos en la sala de mi casa, no quise perder más tiempo, mi culo quería esa verga ya, estaba desesperado, me baje los pantalones y me puse de perrito en el sillón, él se acomodó detrás de mí y apuntando su verga húmeda en la entrada de mi culo la empujó de golpe, se fue hasta el fondo, ni siquiera me avisó, no me puso ni saliva, solo la que traía su verga por mis chupadas. No se quitó la ropa, ni yo, solo traíamos el el calzón abajo

-Ayyyyyy Omar no mamés, queeeee ricoooooooo

El la sacó y la volvió a empujar hasta el fondo

-Esperate Omar despasito no mames
-Nel cabrón así cojo yo

Y me la volvió a empujar, yo me retorcía de placer, mi culo poco a poco se acostumbraba, su verga me pegaba hasta el fondo, él la comenzó a meter y a sacar de una manera cada vez más intensa, sus embestidas me lastimaban porque en verdad era una verga larga, pero  mi culo se la tragaba y aguantaba al macho que lo estaba montando, era mi fantasía cumplida, cogerme al chacal de mi vecino. El me tomó del cabello y me jaló hacia atrás, yo valientemente paré el culo arqueando mi espalda para que la metiera por completo. Sentía sus piquetes en mi interior taladrándome y sus pelos pegando en mis nalgas, al tiempo que sus huevos que colgaban se estrellaban contra mí

-Vas a ver la cogidota que te voy a dar, para que repitas
-Si Omar cógeme como te coges a tus morras
-Ya dijiste cabrón

Me puso de perrito en el suelo y se me montaba, me cogía con una fuerza que jamás nadie me había cogido, había momentos en que me quitaba porque sentía que me iba a perforar por dentro, nunca me habían metido una verga tan larga, pero él me acomodaba y me volvía a ensartar de golpe para seguir bombeándome. Así como estábamos me recostó sobre el tapete de la sala y me quitó los pantalones por completo, el también se los quitó y me metió su boxer a la boca, me lo quería comer, olía a él, a su verga.

Levantó mis piernas llevando mis pies hasta mis orejas, no creí que tenía tanta flexibilidad, él se me montó sobre mí, empujando su verga, a pesar de que no le atinó, resbaló inmediatamente hacia mi culo, clavándola nuevamente hasta el fondo e inmediatamente comenzó a cogerme nuevamente, yo mordía su boxer mientras ponía mis ojos en blanco, me estaba dando una verguiza literalmente, comenzó a pujar y hacer sonidos fuertes, y de pronto me dejó la verga en el fondo sentí como se venía, así se quedo con la verga adentro, soltando varios chorros, yo sentía como su verga escupía y me llenaba de mecos, se esperó unos segundos más y me la sacó. Yo aun no me venia, estaba apunto pero en eso el me dijo

-Ya acabé el primero, ahí te va el segundo, quítate la camisa y párate

No lo podía creer, mi culo estaba completamente dilatado, me dolía y sus mocos espesos  me escurrían. Pensé que había terminado pero no, el quería más. Me puse de pie al igual que él y nos quedamos desnudos completamente. Vi su pecho y sus brazos llenos de tatuajes, y su verga larga y parada. Puso mis manos al rededor de su cuello y me pidió que me agarra bien, después me tomó de las nalgas y me levantó, a pesar de ser delgado tenia mucha fuerza, me cargó hasta que me montó sobre su verga, enterrandomela mientras con sus manos me levantaba hacia arriba y hacia abajo, mi cara quedó a la altura de la suya, sudábamos y él se apretaba los labios, me acerqué a él, moría por besarlo, pero cuando estuve cerca no me animé, no sabía como podía reaccionar, el lo notó y se me dejó ir a la boca besándome, yo le correspondí y nos dimos un beso apasionado, metie su lengua húmeda en mi boca mientras su pitote me rellenaba el culo. Este cabrón si que sabía coger, besarlo y estar así en esa posición me prendió mucho, le dije que me iba a venir, él me llevo hasta uno de los sofás y me tumbó sobre el, me abrió las piernas tomando cada una con una mano, las abrió lo mas que pudo y se agachó un poco para volver a metérmela. Me tenía completamente abierto, yo comencé a jalármela, ya no aguantaba, el sonido de su verga resbalando por mi culo batiéndome sus propios mecos, hizo que comenzara a explotar, solté chorros de mecos llenándome el abdome. El me la sacó y apuntando a mi cara se la comenzó a jalar, inmediatamente comenzaron a salir sus mecos, tenía unos huevotes y podía entender en donde guardaba tanta leche, me llenó toda la cara, los que caían en mis labios me los comía, probando su delicioso néctar, mi culo parecía una panocha, abierto y dilatado, una vez que terminó, se sentó a un lado de mí agotado. Me fui a la cocina y saque un par de cervezas, nos las tomamos y después nos vestimos. Le pagué lo que habíamos acordado pero antes de irse me dijo, que la próxima iba por su cuenta.



viernes, 16 de agosto de 2019

PADRE SOLTERO


Desde que conocí a Paola siempre hice todo por ella, a pesar de sus desplantes y su falta de amor, sentía que con mi cariño y dedicación lograría que ella me amara tanto como yo. Nos casamos cuando teníamos 25 años, pero las cosas no cambiaron. Al año de casados nació nuestro hijo Daniel, mi mayor felicidad, pensé que eso nos uniría como pareja, pero no fue así. Siempre estaba de fiesta, salía con sus amigas y descuidaba a nuestro hijo. Y qué decir de a mí, muy rara vez hacíamos el amor. Una noche no llegó a dormir y entonces los pleitos se intensificaron, hasta que por fin se fue para siempre, dejándonos a Daniel y a mí solos.

Saqué fuerzas para luchar por mi hijo, para que fuera feliz y no le faltara nada. Daniel creció siendo un niño feliz, siempre estudioso y de buenas calificaciones. Cuando cumplió 12 años se metió al equipo de volleyball, fue en un partido cuando me di cuenta de lo mucho que se parecía a su madre, no por ser mi hijo, pero, siempre ha sido muy guapo, lo heredó de ella, hermoso cabello negro que contrastaba con el blanco de su piel, una sonrisa de dientes perfectos. Comenzaba a desarrollarse y cuando lo veía de espaldas aún más se parecía, hasta las nalgas había heredado, paraditas y redonditas, pero a la vez tenía rasgos míos, tenía mi color de ojos y al parecer heredó mi verga, desde muy niño cuando lo bañaba se le veía que la tendría grande. 

Yo siempre fui corpulento, me mataba en el gimnasio, y tenía muy bien trabajados mis músculos, soy alto, mido 1.87, no muy moreno, pero tampoco blanco, eso sí, muy velludo y de barba completamente cerrada. Me sobraban las mujeres, pero yo nunca les hacía caso, nunca pude olvidar a Paola. Ese día viendo a Daniel jugar con su short que dejaba ver sus piernas blancas sin vellos, me hizo recordarla mucho, lo mucho que la deseaba y que la extrañaba. Cuando terminó el partido fuimos a tomar un helado, yo estaba muy serio y Daniel lo notó.

-Que pasa papá, has estado muy serio. ¿No te gustó que hayamos ganado?
-Claro que me da gusto hijo, cómo crees que no, lo que pasa que hay algunos problemas en el trabajo, pero, nada importante, no me hagas caso

Mentí para no decirle que pensaba en su mamá, que la extrañaba, él siguió tomando su helado, acercaba su boca a el, y sus labios se llenaban, se relamía los labios para quitárselo, tenía una boquita hermosa, era sexy de alguna manera, todos sus movimientos y sus expresiones me recordaban a ella.

Esa noche mientras dormía, comencé a soñar con Paola, en el sueño, ella estaba de espaldas completamente desnuda, y yo llegaba por detrás y le besaba el cuello, tocaba sus nalgas y de pronto la volteaba y comenzaba a besarla, cerraba mi ojos mientras lo hacía, pero de pronto los abría y era Daniel quien me besaba, completamente desnudo, con su verga enorme, él me la tocaba y se bajaba para comenzar a chupármela, abría sus labios y al igual que cuando lamía el helado, pasaba su lengua en mi verga, después comencé a venirme, le lanzaba mis mecos en su boquita pequeña, él los lamía y se los comía, yo estaba asustado pero muy excitado, era un sueño tan real que desperté por el orgasmo que estaba teniendo, mi calzón estaba completamente mojado y mi corazón latía muy rápido. 

Había sido un sueño, pero volteé a todos lados buscándolo, porque se sintió tan real. No entendía nada, me justifique a mí mismo diciéndome que había sido porque había estado pensando en ella y en lo mucho que se parecían. Pero ese sueño me inquietó demasiado, no lo podía evitar, pensaba todo el tiempo en eso y cuando veía a mi hijo y veía sus labios recordaba como se comía mi verga y mis mecos.

A los pocos meses nos fuimos de vacaciones a la playa. Siempre le había gustado usar bikinis, porque decía que eran más cómodos, yo estaba con él en la alberca y cuando nos cansamos decidimos ir a comer algo, se salió él primero, yo estaba detrás de él. El impulso que hizo para salir, provocó que el agua le bajara un poco el bikini, sus nalgas quedaron casi a la altura de mi cara y pude ver la rajita que separaba sus nalgas redonditas. Por instinto lo tomé de la cadera para ayudarlo a salir y nos fuimos a la habitación para cambiarnos. Tuve que disimular mi erección poniéndome la toalla delante de mí.

Pensé ¿Qué me está pasando? ¿Estoy enfermo o qué? ¿Acaso soy un depravado que se excita viéndole el culo a su hijo? Necesitaba estar con una mujer para dejar de pensar tonterías.
Tiempo después intenté salir con alguien, pero no podía, nadie me interesaba, a pesar de que muchas mujeres se me insinuaban, yo inventaba pretextos.

Con los años, mi locura fue creciendo, mi hijo tenía ahora 15 años y se había puesto aún más hermoso, era una mezcla de su madre, pero con rasgos masculinos, su voz, el perfil de su cara, sus manos. Soñaba con sus labios, con sus nalgas. Estaba enamorado de mi hijo, pero ese deseo prohibido estaba reprimido, porque sabía que estaba mal, y que jamás debía dejarme llevar por la locura. Cuando podía tomaba su ropa interior usada y la ponía en mi verga, la olía y me la jalaba pensando que le metía la verga, olía sus calzones con el olor a su culito, a su sudor, a su verga.

Después de venirme en sus calzones me llegaba la culpa y me arrepentía, me juraba que jamás lo volvería a hacer, pero caía nuevamente. No podía contarle a nadie porque era algo muy fuerte, así que traté de terminar con esos pensamientos. Para despejar mi mente me metí de lleno al gimnasio. Estaba en mi mejor momento a pesar de estar por cumplir 42años. Daniel al verme tan metido en eso, se motivó y comenzó a hacer algo de gimnsasio también, sus brazos comenzaban a marcarse al igual que su abdomen y sus piernas. Sus enormes nalgas se pararon más y se tonificaron, eso no me ayudaba, llegaba a la casa y se quitaba la camisa, veía sus pectorales y su abdomen. El no se imaginaba nada, estaba con su papá, los dos hombres, no tenía por qué tener pena. Un día una amiga suya festejó sus 15 años, me pidió permiso para ir a la fiesta, lo dejé ir con la condición de que no llegara tarde.

Pasaron las 12 de la noche y no llegaba, yo le marcaba a su celular, pero no respondía, estaba desesperado, a punto de ir a buscarlo, se hicieron las 2 de la mañana y cuando estaba a punto de salir a buscarlo, escuché que llegó un carro, salí rápido pero el carro arrancó enseguida, solo estaba Daniel caminando de una manera extraña hacia la puerta. Venía completamente borracho. En cuanto me vio, se desplomó en mis brazos, lo tuve que llevar cargando a su recamara. No tenía caso regañarlo, esperaría a mañana.

Cuando lo acosté en su cama comencé a desvestirlo, le quité los zapatos y los calcetines, vi sus pies hermosos y no pude evitar olerlos, pegué sus dedos a mi nariz y me llené de su olor, se los lamí. Daniel estaba dormido, no se movía. Le fui desabrochando uno a uno los botones de su camisa, y vi su pecho tierno pero marcado, lo acaricie suavemente y toqué sus pezones, pasé mis dedos por ellos y baje suavemente mi mano por su abdomen. Desabroché su cinturón y su pantalón, y se lo quité, dejándolo solo en calzones, él se movió un poco, estirando los brazos, dejando ver una mancha de pelos en sus axilas, se estaba desarrollando, imaginé que ya tendría vello púbico y lentamente bajé su calzón solo un poco. Efectivamente tenía, eran muy delgados comparados con los míos, largos y gruesos.

Debí detenerme ahí, pero él seguía dormido. Le hablé en voz baja pero no despertó, estaba muy tomado. Decidí irme, era demasiada tentación, no quería hacer una locura, le di un beso en la frente, pero estar tan cerca de él, hizo que le diera otro beso ahora en los labios, fue solo un toque, pero ese beso fue adictivo, le di uno más y vi que no despertó, comencé a besarlo, él no me correspondía, solo dormía. Besé sus pezones y besé su abdomen, cuidaba que no despertará, ¿Qué le diría si lo hacía?, lentamente fui bajando su calzón hasta que Daniel, mi Daniel, quedó completamente desnudo, olí su ropa interior, olía a su verga y luego me acerqué para olérsela directamente, lo comprobé, heredó mi verga, aunque aún no se le terminaba de desarrollar. 

Pasé mi nariz por sus huevos y por debajo de ellos, me llegó el olor de su culito. Estaba arriesgando demasiado pero ya estaba ahí y él seguía dormido, levante sus piernas y olí directamente su culo, absorbí ese olor que se metió hasta mi cerebro, era un éxtasis total, acerque mi boca y suavemente le di un lengüetazo, y luego otro y otro más. Mi verga estaba a mil, dura, erecta completamente, y yo estaba a punto de perder el control.

Me retiré, tenía que irme, ya había llegado muy lejos, cuando me levanté de la cama y estaba a punto de irme, volvía ver sus labios, tiernos, suaves, y entonces sentí como mi verga tomó el control de mi ser, estaba a punto de romperme el pantalón, la saqué y la llevé a su boca, la pasaba por sus labios inmóviles. Comencé a desnudarme, y luego, me subí sobre su cuerpo, levanté sus piernas y pegué mi verga a su culito, era todo lo que pensaba hacer, no quería ir más lejos, eso ya era más de lo que había soñado, pero estar así fue demasiado, el deseo reprimido de tanto tiempo, y tenerlo así me hizo perder el control completamente.

Ya no hubo marcha atrás, no pensé en que pasaría después, deje de ser yo, ahora en un animal, un monstruo, me escupí mí verga de 20cm y la empujé entre sus nalgas, en su culo. Empujaba con fuerza, pero no entraba. Ya no me detendría, ya no pensaba, era como un animal en celo. Empujé más fuerte cuando de pronto sentí como su culito caliente se abrió, ya le había entrado mi cabeza.
Su culo apretaba y quemaba mi verga, sentí que toqué el cielo, él no abrió los ojos, pero emitió un pujido, volví a empujar con todas mis fuerzas, y entró solo un poco más, pero yo quería clavarle toda, quería clavarle mi verga hasta adentro. El entreabrió los ojos, no podía despertar, pero cuando empujé nuevamente le metí media verga, sentí como su culito tronó, y el gritó, abrió los ojos pero no podía articular palabra, no entendía lo que le estaba pasando, yo empujaba mi verga, con fuerza, cada vez su culito se abría más para mí, poco a poco le iba clavando centímetro a centímetro, a un ritmo cada vez mayor, lo único que deseaba era metérsela hasta el fondo y vaciarme en su interior. El con sus manos empujó mi pecho para quitarme de encima pero no pudo, no tenía la fuerza suficiente, además ya no había nada que hacer, ya no era yo, ni el era mi hijo. Mi verga tenía el control de mi ser y no estaba dispuesta a irse de ese culito delicioso, virgen, apretadito y mío. Al fin mi deseo, mi mayor perversión, mi mayor fantasía se estaba cumpliendo, lo embestí con fuerza y su culito virgen se abrió completamente ante mi verga, se le fue hasta el fondo, sentí como se le fue hasta el fondo, pegando en su interior. El gritó de dolor

- Ahhhhhhhhhhhhh ¡Papá! ¿Qué haces? Nooooooo, déjame por favoooooooor
-No mi bebé, déjame sentir tu culito, no sabes como lo he deseado
-Por favor papá, noooo, me dueleeeeee, ahhhhhhhhh
-Con esta verga te hice amor, la misma verga que te hizo te esta rompiendo el culo

De sus ojos salían lágrimas, y me veía con un rostro tierno suplicando que parara, yo seguía metiendo mi verga hasta el fondo, cada embestida que le daba él pujaba de dolor y apartaba mis manos que yo tenía sostenidas para que no se moviera. Sentía su culito caliente, hirviendo, apretando mi verga. Me lo estaba cogiendo delicioso, mi verga se deslizaba sin piedad dentro de su cuevita, sentía que me explotaba y no lo podía controlar, su culito cerradito cada vez se resistía menos a mí, la metía y la sacaba y veía como él apretaba sus ojitos, sabía que le estaba doliendo, pero nada importaba, nada más que esa sensación de mi piel con la suya, de mis huevos calientes rebotando en sus nalgas, mis pelos raspando su colita, y mi verga clavada en su interior. 

De pronto mientras me lo seguía cogiendo, y casi sin poder hablar, su expresión comenzó a cambiar, sus lamentos se volvieron pujidos, cada que se la metía el pujaba, sentí que no puso más tensión, sus manos dejaron de apretar las mías, y su verga se comenzó a poner dura, al parecer lo estaba empezando a disfrutar, de pronto me preguntó:

- ¿Así te cogías a mi mamá? ¿Así te la cogiste cuando la embarazaste de mí?
-Sí amor, así me la cogí
- Qué rico papá, ¿te la cogías todos los días?
-No hijo, tu mamá casi no se dejaba
- ¿Y quien tiene el culo más rico, yo o mi mamá?
-Tú mi amor, tú lo tienes mil veces más rico, perdóname por hacerte esto, pero te deseo hijo, sé que soy tu padre, pero ya no lo pude evitar, me vuelves loco, me vuelves loco desde hace mucho
- ¿Te gusta mi culo papá?
- Me encanta cabrón
- Sabes papá, a mí también me gusta tu verga, no pensé que coger se sentiría tan rico. Quiero que me cojas muchas veces, quiero ser tuyo así, sentir tu verga como ahorita
- ¿De verdad hijo?
-Sí papá, yo no quiero que te cases nunca con otra mujer, yo quiero que tú y yo estemos juntos siempre, yo me dejo coger las veces que quieras, todos los días, si quieres me duermo en tu cuarto para que me cojas cuando tú quieras
-Lo dices porque estás borracho hijo
-No papá, se siente bien rico, y yo quiero que me cojas siempre

No podía creerlo, mi hijo me estaba pidiendo que me lo cogiera siempre. Su culito estaba completamente dilatado, la verga le entraba y le salía a mi antojo, cada que se la metía el pujaba, pero se veía que de verdad lo disfrutaba. Me acerqué a su boca y comencé a besarlo apasionadamente, él me correspondió, se dejaba meter mi lengua y abría su boquita para recibir mis besos. Cada vez le daba con más fuerza, empujaba mi verga hasta su interior. 

El apretaba sus ojos y pujaba, yo sabía que lo podía lastimar, pero no me detuve, su culito apretado era lo mejor del mundo, me podía quedar así para siempre. Le estaba dando verga a mi propio hijo cuando de pronto comencé a sentir como mi verga se llenaba de un intenso hormigueo, mi piel se erizaba y mis huevos se contraían. Estaba a punto de venirme, lo besé con fuerza y él pujaba de dolor y de placer, agarraba mi cabeza y apretaba mis cabellos, pero aguantaba, aguantaba verga como todo un machito, vi como su verga estaba a punto de explotar, de verdad también lo estaba disfrutando, la tomé con mi mano y comencé a jalársela, al tiempo que embestía hasta lo más profundo de su culito, de pronto no aguanté más y me vine en su interior, llenándolo de leche. Él se comenzó a venir a chorros también, salían disparados en su abdomen, se retorcía de placer mientras yo le llenaba el culito de mecos, de los mismos mecos con los que un día lo hice.

Cuando vacíe hasta la última gota reaccioné, volví a ser yo, lo vi abierto de piernas para mí, con el culo palpitante y la respiración agitada, aun con mi verga adentro. Se la saqué lentamente y vi cómo le salieron mis mecos. El sin fuerza desplomado sobre la cama y mi verga aún algo erecta señal del delito cometido, solo me dijo.

- Ven papá, abrázame

Me acosté a su lado, y lo recargué en mi pecho peludo, igual que cuando su madre se llegó a dormir junto a mí y así se quedó dormido entre mis brazos. Yo solo pensaba en lo que acababa de hacer y en lo que pasaría al día siguiente cuando mi hijo reaccionara a lo que había pasado.
Por la mañana despertamos abrazados, pensé que había sido un sueño, se le había bajado la borrachera.

- Hijo, ¿Recuerdas lo que pasó anoche?
- Claro que lo recuerdo papá, lo recuerdo todo
-Hijo, lo siento, perdóname

Él se acercó a mí y me dio un beso en la boca, diciéndome:

-Te amo papá, tú eres mío y yo soy tuyo, desde esta noche y para siempre.

domingo, 11 de agosto de 2019

LA CUENTA DE NETFLIX


Mi tío Arturo había pasado un momento muy difícil, después de muchos años de matrimonio su esposa lo había dejado para irse con otro. Sus dos hijos ya no vivían con él pues ya habían formado sus propias familias, por lo que mi tío se había quedado solo. Era un hombre de 50 años al que le gustaba mucho salir a correr lo que lo mantenía en muy buena condición, a pesar de que su cabello y su bigote se había pintado con algunas canas, se seguía conservando muy bien. Había tratado de seguir con su vida, sin embargo, a dos años de que su esposa se fue no se había vuelto a juntar con otra mujer.

En una ocasión que estábamos en una reunión familiar, salió el tema de la tecnología y de las películas de Netflix, mi tío me dijo que había comprado una televisión nueva, pero que la verdad no sabía ni como conectarle el internet ni abrir Netflix. Yo le explique cómo lo podía hacer, pero a mi tío se le hacia muy complicado por lo que me pidió que si podía ir al día siguiente a su casa para ayudarlo con eso. Así que al siguiente día como había quedado fui a su casa para apoyarlo con eso. La televisión estaba en su recamara, nos dirigimos allá. Después de un rato conecté la televisión a internet, le cree la cuenta de Netflix y abrí la aplicación para mostrarle como buscar películas.

- ¿Oye hijo y aquí no se pueden ver películas porno?
-No tío de esas no hay, pero hay otra aplicación en donde se puede, mire, deje le digo cómo

Abrí la aplicación del explorador y le explique como entrar a paginas porno, le puse un vídeo para mostrarle como se veía.

-Ay cabrón, se ve bien clarito, mira nomas, ahora si me voy a dar vuelo jeje, tu sabes hijo uno que esta solo y viejo ya no nos queda de otra.
-¿Apoco ya no ha estado con nadie tío? Todavía esta joven se debería buscar a alguien
-No hijo para mi ya no es tan fácil, pero así mira ya con esto, en las noches me echo mi peliculita porno antes de dormir y bien a gusto. Pero sabes qué hijo, mejor ya quítala, porque como que me estoy poniendo medio caliente y no vaya ser que se me olvide que eres mi sobrino.

Me dijo como en tono de broma con una pequeña risa, pero mientras lo decía pude ver como se agarraba la verga.

-¿Por qué lo dice tío?

Le pregunté sin entender del todo a lo que se refería.

-Porque ya caliente hijo y así como ando de necesitado ya no le hago el feo a nadie, ahora si que como dicen, siendo hoyo.
- ¿En serio?
-¡Uy hijo! De verdad que nomás porque eres mi sobrino, si no ahorita ya no te dejaba ir, te bajaba los calzones y te ponía así como tienen a esa vieja ahí en la película
-Ah que no se anima

Le dije como retándolo, la tensión entre los dos se estaba haciendo más grande, yo era un cabrón caliente que a mis 20 años ya había cogido con varios, aunque nunca con un hombre maduro y menos un tío, ver como se sobaba la entrepierna, y la película también a mi me estaba poniendo caliente, pero no podía creer lo que me estaba diciendo, no sé si por la misma calentura, pero lo estaba retando, quería llevarlo al limite para ver si era cierto.

-Estoy hablando en serio eh ¿No me crees?

Y se agarró la verga para mostrarme como la traía de parada. Mientras se fue acercando lentamente a mi. Yo no me moví, lo veía a los ojos, retándolo, mi corazón palpitaba rápido, cuando estuvo casi pegado a mi, de frente, me pasó las manos por detrás y tomándome de las nalgas me empujó hacia él, pegándome a su cuerpo su cuerpo. Nuestra respiración se aceleraba, el comenzó a apretarme las nalgas.

-Que ricas nalguitas hijo ¿Si me las vas a prestar?
-¿Las quiere?
-Claros que las quiero, no ves como traigo la verga, desde que se fue tu tía no la he vuelto a meter ¿Ya te han cogido antes verdad?
-La verdad, si tío.
-Si sospechaba que eras puto, pero no estaba seguro, de haber sabido que te animabas a coger conmigo desde cuanto te habría ensartado. Soy medio rudo para coger eh.
-Cójame como usted quiera tío, hágame se puta.
-¿Ah Si? ¿Te gusta ser una puta? A ver si es cierto

Y sin esperarmelo me escupió, me tomó fuertemente del cabello y comenzó a pasarme su lengua por toda la cara mientras me decía:

- Te advierto que soy bien puerco ¿Por que crees que me dejo tu tía? Porque a ella no le gustaba eso, yo me pongo como un toro en celo, pero si eso quieres así te voy a tratar, como una perrita.

Y mientras, jalándome fuertemente del pelo, me puso de rodillas, me dio una bofetada para después comenzar a quitarse el cinto de un solo jalón, me acercó hacía él pidiéndome que le desabotonara el pantalón y que le sacara la verga, así lo hice, no era una verga grande pero si algo gruesa y curvada hacia arriba, blanca como tu su piel, llena de unos bellos chinos completamente negros que contrastaban con lo blanco que era, la cabeza de su verga era gorda y brillosa,  tenia un camino de pelos negros mezclados con canas hacia el abdomen que terminaba en el ombligo.
La analice un momento y él con el cinturón tras mi cuello lo acerco a mí.

- ¡Trágatela perrita, cómetela toda!

Comencé a chupar con la experiencia que tenía, metiéndome su verga hasta el fondo, la metía y la sacaba, chupaba su glande y lo escupía, pasaba la punta de mi lengua por la punta de su verga, que sabia un poco a suciedad ya que al parecer no se había bañado aún, pero me encantaba ese olor, mezclado con el olor a sudor y a verga, de sus ingles por las cuales también pasaba mi lengua, con sus manos en mi cabello me dirigía hacia donde quería que yo fuera, hacia sus bolas y nuevamente a su verga. Después así de rodillas me quitó la camisa y luego se la quitó él, se quitó los zapatos, el pantalón y los calzones quedando completamente desnudo, luego me levanto del cabello y salvajemente comenzó a desvestirme, yo me quedé de pie, inmóvil, apenas ayudándole levantando mis piernas para que saliera el pantalón, se volvió a a pegar a mi, su verga pegaba en mi abdomen ya que yo era de estatura más baja y nuevamente me apretó las nalgas, se sentó en el borde de la cama y me dio la vuelta para que mis nalgas quedaran casi a la altura de su cara, de pronto me dio una fuerte nalgada, yo solo exclame un poco ya que él me lo había advertido y yo le había pedido que quería que me tratara como puta, me excitaba demasiado. Luego otra nalgada mas fuerte y luego otra, en una y en otra nalga, frente a la cama estaba un mueble en donde estaba la televisión, me inclinó y me recargué en el mueble apuntando mis nalgas hacia su cara, así, él sentado sobre la cama y yo con mis nalgas rojas casi sangrantes de tantos golpes las abrió para comenzar a chuparme el culo, lo comía con una pasión desesperada, lo mordía y escupía, metía su lengua y movía la cabeza hacia todas direcciones como quien se esta comiendo un manjar, me pedía que pujara para que mi culo se abriera y luego lo mordía, y lo volvía a lamer. De pronto en esa misma posición se puso de pie y empujó su verga, que por lo lubricado de mi culo, permitió que entrara casi toda, después dio otro empujón y sentí como sus pelos pegaron en mis nalgas, tenía toda su verga gorda adentro. Yo parecía una perra en brama, ya me habían cogido antes, pero esto me generaba mucho morbo, sentir el calor de verga húmeda de mi tío, taladrando mi culo me estaba volviendo loco.

Comenzó a embestirme sin piedad, duro como me había advertido, su verga entraba y salia sin compasión en mi culo, yo me encorvaba ofreciéndome completamente a él, me sentía una puta, estaba cumpliendo mi mayor fantasía. Me sacó la vega y tomándome nuevamente del cabello, me aventó a la cama con fuerza, para después levantarme las piernas y  así, él sobre mi en la cama, me enterró su verga caliente hasta el fondo nuevamente, hasta lo mas profundo de mi ser. Sudamos muchísimo y nos entregamos completamente al deseo, me puso de todas las posiciones, boca abajo, de perrito, montado sobre él, me ardía el culo de la cogida que me estaba dando,  pero el parecía no llenarse, me besaba y me mordía los labios, me mordía los pezones y los besaba, me levantaba los pies y con su verga enterrada en mi culo los llevaba a su boca y los lamia, sentía su lengua humada y el calor de su boca entre mis dedos, gritaba haciendo sonidos de macho, jamás imaginé que mi tío sería todo un depravado sexual.

Lo que hizo después fue más allá de cualquier cosa que pudiera imaginar, saco de un cajón un calzón de mujer, de encaje rojo, muy pequeño, al parecer era de mi tía, me ordenó que me lo pusiera y así lo hice, me quedaba a la perfección, me pidió que modelara para el mientras él recostado en la cama con las piernas abiertas y la verga completamente erecta se masturbaba.

-Se te ve más bonito que a mi vieja , tienes el culito más paradito y más tiernito, debiste de haber sido vieja

Me decía eso mientras se la jalaba, después me pidió que me pusiera de espaldas y me recargara en la pared, sentí cómo se bajó de la cama para colocarse por detrás de mí, me acarició las nalgas por encima del calzón y después me lo bajó, no todo, solo lo suficiente para dejar mis nalgas al descubierto, se pegó por detrás de mi, y nuevamente de golpe me empujó con su cuerpo contra la pared mientras por detrás clavaba su verga en mi culo, yo estaba de puntas, para poder levantar mi culo y entregarme a mi tío, no tenía manera de escapar, mis manos pegaban a la pared y él me tomaba de la cintura para clavarme aún mas intensamente que antes, sus movimientos eras salvajes, se escuchaba el golpe de su cuerpo contra el mio, como pegaba en mis nalgas una y otra vez, yo sentía que el culo me ardía, sentía su verga gorda y encorvada clavándome, metiéndose dentro de mí, hasta que ya no pude más, no entendía de donde sacaba la energía y la fuerza, de pronto dio una embestida fuerte y se quedo unos segundos así, a pesar de lo dilatado de mi ano  pude sentir como se venía, por lo caliente de su semen y la gran cantidad que expulsaba, luego otra embestida y otro chorro de mecos, y así una ultima. Mientras su verga en mi interior seguía eyaculando se pegó a mi oído y me lo mordió, escuchaba como sus gemidos se coordinaban con sus convulsiones, después de unos minutos se salió de mi y sentí como sus mecos se salían escurriendo entre mis piernas.

Mi tío era un pervertido, quizá había visto demasiado porno, quizá había engañado a mi tía o ella misma no le había aguantado el ritmo

-Si que aguantas cabrón, ahora si que sudé, uffff, nunca había durado tanto ¡Qué rico me vine! ¿Tú te viniste?
-No, pero no se preocupe tío, estoy bien
-Estás bien dilatadito cabrón, ya se como voy a hacer que te vengas, acuéstate en la cama y ponte boca arriba
-¿Para qué?
-Tú no preguntes, obedéceme

Y así lo hice, el se acercó nuevamente a mi, su verga ya no estaba erecta, así que no entendía, me levantó los pies y me pidió que me los detuviera con mis propias manos. Comenzó a sobarme el culo, que estaba completamente dilatado y lubricado, por la mezcla de su saliva, su verga y sus mecos.

Después me metió un dedo, que entró sin ningún esfuerzo, luego dos y tres, cuando metió cuatro, sentí un poco de presión pero él no cedió, después juntó los cinco dedos y los metió, sabia lo que estaba intentando hacer, me dio un poco de miedo pero estaba dispuesto a hacerlo, mi verga comenzó a pararse otra vez y él lo noto, comenzó a meter y a sacar su mano, que no lograba entrar más allá de los nudillos de sus dedos, pero sabía lo que hacia, así que de pronto en una de las veces, metió con más fuerza y mi culo se abrió completamente dejando que entrara su puño completo.

-Ahhhhhhhhhhhhh, noooooooo!

No pude evitar gritar, tenía unas manos grandes, y me había metido su puño completo en el culo, por lo que el dolor fue demasiado fuerte, sin embargo, la mezcla entre dolor, placer y morbo provocó que comenzara a venirme a chorros, tanta excitación hizo que no sintiera mas dolor y el aprovechó para meterme su puño una y otra vez, yo lanzaba chorros y chorros de semen, cuando terminé de venirme no soporte más su puño, él me saco la mano poco a poco, dejando mi ano casi abierto a punto de salirse, me levantó de la cama y me llevó al baño al área de la regadera, me puso de rodillas y comenzó a orinarme, nunca pensé que algo así me podría excitar, pero sentir sus orines calientes recorres mi cuerpo mientras subía su pie a mi hombro como un perro marcando su territorio hizo que ese fuera el mejor día de mi vida. Me sentí humillado pero lleno de placer, cuando terminó de orinarme, suspiro profundo y nuevamente volvió a ser el.

-Estuvo bueno ¿No crees hijo?
-¡Sí, me encantó!
-Pensé que te me ibas a rajar y que no me ibas a aguantar el ritmo, la verdad es que me desconozco, es como si estuviera poseído
-Si hubo momentos que me asusté, pero disfruté mucho todo
-Cuando quieras aquí estoy pa complacerte

Abrió la regadera y nos dimos un baño, después me cambie y me fui a mi casa como si nada hubiera pasado, como si solo hubiera ido a instalarle una cuenta de Netflix.


viernes, 9 de agosto de 2019

EL VIEJO DE LAS MAQUINITAS

Cuando tenía apenas 8 años, allá por los años 90s, no había tanta inseguridad como ahora, los niños jugábamos en las calles, libres de peligros, era una vida muy feliz, eran raras las personas que tenían acceso a internet y los videojuegos eran muy populares. Los niños que teníamos menos dinero no podíamos tener una consola de videojuegos, para nosotros existían las maquinitas, que actualmente siguen existiendo en los centros comerciales.

Cerca de dónde yo vivía había un local pequeño en donde había maquinitas, era muy barato, por un peso podías pasar horas jugando, yo me la pasaba metido en ese lugar, lleno de niños que iban a divertirse, el gusto por las maquinitas se convirtió en una adicción, y no había un solo día en que no fuera y me obsesionara con terminar un juego. Mi mamá despreocupada de que algo me pudiera ocurrir, cuidaba a mis demás hermanos, yo siempre estaba en la calle.

Era un niño bonito, chaparrito, de melena castaña y piel clara, me encantaba andar en shorts, que muchas de la veces me quedaban muy cortos ya que mis padres no tenían dinero para irnos comprando ropa conforme crecíamos.

El dueño de las maquintas, don José, era un viejo viudo, grande como de 60 años, de piel clara, canoso y malhumorado, siempre andaba desalineado, con la barba crecida. Vivía únicamente de lo que le dejaba ese pequeño negocio, estaba solo, los vecinos le decían el viejo de las maquinitas.

En una ocasión llegué a jugar desde la tarde, le había hecho un mandado a una vecina y me había dado una buena propina que decidí gastarme en las maquinas. Pasé un par de horas ahí jugando y avanzando en el juego, se comenzó a hacer de noche, los niños que estaban comenzaron a irse, yo no quería irme, estaba apunto de terminar el juego, cuando el viejo me dijo:

-Chamaco, ya es hora de cerrar, ya apaga tu maquina, ya mañana sigues
-Esperece don, ya casi acabo, ya voy a llegar al rescate
-No que esperece, ya voy a cerrar
-Ya voy no sea malo, ya casi acabo
-Está bien, pero le voy a ir cerrando a la puerta en lo que terminas
-Sí don José, gracias

Don José me dejó terminar el juego y cuando por fin acabé y ya me iba a ir me detuvo diciéndome:

-Oye Daniel, ¿te gusta mucho jugar maquinitas verdad?
-Si me encanta, quisiera tener un videojuego en mi casa pero mis papás no tienen dinero
-Si son muy caros, pero en las maquinitas te puedes divertir igual
-Sí, pero a veces no tengo dinero y me quedo a la mitad de los juegos cuando se me termina
-Si quieres yo te puedo dejar jugar gratis todos los días que vengas, nomas te tienes que portar bien conmigo y hacer lo que yo te pida
-¿Y me va a dejar jugar gratis todo lo que yo quiera?
-Si claro, si tu haces lo que yo te diga yo ya no te cobro las maquinitas
-¿y que tengo que hacer?

Yo estaba emocionado, el pensar que podría jugar maquinitas gratis todos los días era un sueño hecho realidad que cualquier niño hubiera querido. Era tanta mi emoción que no dude en decirle que sí, aun sin saber que era lo que el viejo quería

-Bueno Daniel, si quieres que yo cumpla con lo que te prometí, tú tienes que ayudarme en algo, pero esto tiene que ser un secreto entre los dos, nadie puede saber esto, ni tus papas ni tus amigos, nadie
-Si no se preocupe Don José, yo no le diré a nadie, ¿qué tengo que hacer?
-Mira ven, acércate a mí

Me acerque a él, que estaba sentado en una silla, de pronto, puso sus manos en mis piernas y las comenzó a subir casi hasta mis nalguitas, yo me quedé en silencio, no entendía por que estaba tan cariñoso, pero me dijo

-Sabes Daniel, a mi me gusta mucho hacerle caricias a los niños bonitos como tú, me gusta acariciar sus piernas suavecitas y sus nalguitas, me gusta acariciar sus pancitas y sus pechos
-¿Por qué le gusta eso?
-Por que se siente rico, ¿no sientes rico que te haga estas caricias?
-Mmmmm, si, creo que sí, se siente bien
-Bueno pues si tú me dejas acariciarte y no le dices a nadie, yo te dejo jugar siempre
-Nada más eso
-Sí nada más eso por ahora, después vamos a jugar a otra cosa

Al día siguiente llegue al local, no sabía si la propuesta seguía en pie, yo quería jugar y no traía mucho dinero, y estaba dispuesto a que el viejo me acariciara a cambio de juegos gratis, para mí no tenia nada de malo. Llegué y había un par de niños, el viejo me hizo la seña para que me acercara a él y me dijo en voz bajita

-Entonces que Daniel, ¿vas querer jugar gratis?
-Sin Don José, si me deja sí
-Claro que te dejo, nomás ya sabes lo que tienes que hacer
-Sí, está bien
-Ven conmigo, pásate acá

Abrió una cortina que separaba el local de su casa y me pidió que me pasara, la casa estaba oscura y olía raro, era una casa pequeña, no tenia sala, ya que la sala la había acondicionado para el local, siempre me había preguntado que había detrás de esa cortina y ahora lo estaba descubriendo, una pequeña cocina con trastes sucios y una cama destendida, al fondo un pequeño patio por donde no entraba casi nada de luz ya que estaba tapado con unas láminas

Estando adentro comenzó a acariciarme, pasaba sus manos por mis piernas y luego suavemente las metía por debajo de mi short para acariciar mis nalgas, las subía y las metía entre mi playera tocando mi abdomen y mis pechos, los acariciaba suavemente. Me pidió que me pusiera de espaldas y me bajo el short y el calzón, dejando mis nalguitas pequeñas al descubierto, las acariciaba suavemente y pude sentir como acercó su cara para comenzarlas a chupar y a lamer, mientras con sus manos tocaba nuevamente mi abdomen y mis pechos. Sentí cómo su barba raspaba mis nalgas y su lengua caliente y húmeda se deslizaba entre ellas tocando mi hoyito, era una sensación extraña, pero me gustaba, la verdad se sentía rico, aunque no entendía por qué a él le gustaba hacer eso.

Después de eso me subió el calzón y me dio un puño de monedas, y me dijo que si quería más le pidiera. Qué fácil había sido, y ahora podía jugar hasta que me cansara, pasé horas hasta que me enfadé prometiendole ir al día siguiente.

Durante los días que siguieron, él continúo haciendo lo mismo, con algunas cosas nuevas, por ejemplo; me bajaba el short y después de acariciar y besar mis nalgas, me sentaba sobre él, sin quitarse la ropa y se movía, yo podía sentir como su verga se ponía dura, pero no entendía por qué, ni por qué le gustaba tanto hacer eso, realmente era muy ingenuo e inocente. Si alguien llegaba mientras hacíamos eso, él se paraba rápidamente y me pedía que me quedara ahí para salir a atender, y después yo salia disimuladamente, eran casi puros niños y adolescentes los que jugaban ahí, así que nadie se cuestionaba cuando me llegaban a ver salir de ahí.

En una ocasión, aun sin ser muy tarde, comenzó a correr a todos los niños diciéndoles que ya iba a cerrar, menos a mi, cerró las puertas y me pidió que pasáramos a su cuarto

-Mira Daniel, te has portado muy bien, pero sabes, ya me enfadé de lo mismo, ahora quiero que hagamos otras cosas, si quieres que te siga dejando jugar gratis vas a tener que hacer lo que te pida ahora

-¿Qué cosas don José?

Se comenzó a quitar el cinturón y a bajarse el cierre, después, se sacó la verga, ya la traía parada, no era muy grande ni gruesa, no tenia circuncisión, pero al estar parada su cabeza rosa se asomaba. Me sorprendió verle la gran cantidad de pelos canosos que tenía, yo abrí los ojos en sorpresa al verle la verga, aun sin entender por qué se la había sacado.

-Si quieres que te siga dejando jugar gratis, vas a tener que darle unas chupaditas, así como si fuera una paleta

-¿Por que quiere que haga eso don José?
-Porque se siente bien rico, ya cuando crezcas lo entenderás. ¿Entonces qué? ¿Quieres seguir jugando gratis? Ya sabes que hacer

Me puse de rodillas y tomé su verga caliente entre mis manos, abrí mi boca y lentamente fui acercándome, hasta que me la metí, y suavemente comencé a chupar, se sentía caliente y húmeda, a pesar de estar dura se sentía suave en la parte de la cabeza, sabía muy extraño, no me gustaba, pero lo tenía que hacer si quería seguir jugando, metía solo su cabeza en mi pequeña boca pero él insistía en que me la metiera más adentro, lo obedecía y trataba de tragarme su verga lo más que podía, me la sacó y me pidió que así me quedara, comenzó a jalarsela y de pronto su leche espesa comenzó a caerme en la cara, solo cerré mis ojos, no sabia qué era.

Cuando terminó, un poco asustado le pregunté qué me había echado, y me dijo que era leche, que no pasaba nada, me dio una toalla para limpiarme y después me dijo que me fuera a mi casa, que regresara al día siguiente y me dejaría jugar todo lo que quisiera. Pero que recordara que a nadie le podía decir nada de eso.

Siguieron pasando los días y don José seguía jugando conmigo, a veces se la chupaba y a veces solo me tocaba, una vez se vino en mi boca y me pidió que me tragara su leche, yo con asco obedecí, me pasé sus mecos espesos que al pasar por mi garganta sentí que vomitaba, pero obedecí. Todo seguía igual, hasta que un día, después de chupársela me pidió que me volteara y que le mostrara las nalgas, lo hice pensando que sería como siempre, que las tocaría y las chuparía, y así lo hizo pero después de que lamió mi culo un buen rato comenzó a pasar su dedo y de pronto lo detuvo en la entrada.

Sus dedos eran gruesos, comenzó a presionar, yo le pregunté qué hacia, él me dijo que me iba a meter poquito el dedo, que no apretara, y así fue como sentí que su dedo se iba deslizando hacia mi interior, no lo metió todo, solo metió un poco, yo sentía su dedo en mi culito, estaba asustado, puso más saliva y su dedo resbaló mas fácil dentro de mi culo, lo hacia suave, sin lastimarme, su dedo entraba y salia de mi interior.

Ese fue nuestro siguiente juego, todos los días después de lamerme el culo y de yo chupársela, me metía su dedo, cada vez era más fácil para mí, cada vez mi culito se acostumbraba mas a ser violado,  me metía el dedo cada vez más profundo hasta que mi culo ya no puso resistencia, y su dedo entraba y salia con facilidad, no se que provocaba en mí que comencé a tener erecciones, siempre que hacia eso mi pene pequeño se ponía duro y la verdad es que sentía placer.

Un día, después de dejar mi culito dilatado con su dedo, se puso detrás de mí, comenzó a pasar su verga entre mis nalgas.

-¿Qué hace don José?
-Te voy a meter la verga Daniel, te va a gustar, vas a ver, es como si te metiera el dedo pero más rico, tú relájate

Confié en él, lo dejé, se puso detrás de mi con los pantalones hasta los tobillos y los calzones abajo, y yo con mi short y mis calzoncitos igual, me tomó de la cintura y se agachó un poco, para que su verga quedara a la altura de mi culito, y apuntó, presionó suavemente, lento. La humedad de mi culito y lo dilatado permitió que su verga se abriera paso, sentí como suavemente su verga se comenzó a resbalar hacia mi interior, a pesar de ser una sensación similar a cuando me metía el dedo, su verga era más gruesa y mi culito lo sintió, pero estaba dilatado así que su verga que no era muy larga se fue metiendo, resbalándose lentamente hasta el fondo, aun así sentí un ligero dolor que me hizo pujar, eso lo prendió y empujo lo que faltaba, dejándome su verga hasta adentro, dejando mi culito lleno. Podía sentir el calor de su carne en mi interior, llenándome cada rincón y los pelos de verga pegando en mis nalguitas

-Ya te entró Daniel, ves, no pasa nada, la sientes, sientes mi verga en tu culito
-Ahhhhhh, si don José, si la siento
-Te la voy a meter y a sacar, tu relájate, lo voy a hacer despacito

Y comenzó a meter y a sacar su verga caliente en mi interior, me estaba cogiendo, me estaba cogiendo un viejo que podía ser mi abuelo, yo le estaba entregando mi colita virgen, pero sentía placer, el viejo supo irme llevando poco a poco por los placeres del sexo, hasta que lo consiguió, ya me tenia como quería, ensartado, metiéndome su verga.

Yo podía sentir como su palo estimulaba las paredes de mi ano y mi verga se puso dura, me gustaba lo que hacía, lo hacía suave, lento, pero firme, hasta el fondo, me metía toda su verga de viejo en mi culito. Me la sacó y me pidió que me desnudara por completo, y yo lo hice, sin preguntarle nada, se desnudó él también, y pude ver su cuerpo, con arrugas y canas en su pecho, una panza grande y su verga mojada completamente erecta.

Me llevó a su cama y se subió sobre mi cuerpo, comenzó a chuparme los pezones, la verdad era delicioso todo eso, besó mi cuello y luego me besó en la boca, metía su lengua en mi interior, después levantó mis piernas y acomodando su verga en la entrada de mi culo, me la volvió a ensartar, sin ningún obstáculo se fue hasta el fondo, cada vez lo hacia más rápido, yo lo abrazaba y lo seguía besando, así estuvo un rato metiendo y sacando su verga, sus huevos llenos de leche rebotaban en mis nalgas, estaba completamente entregado al placer de sentir su piel, sus caricias, su lengua en mis pezones y sobre todo su trozo de carne taladrando mi interior, su verga se deslizaba suave entre mis nalgas, mi verguita pequeña estaba a punto de estallar, el metía y sacaba cada vez más profundo y rápido, hasta que de pronto sentí como su verga comenzó a palpitar, se detuvo dando una embestida fuerte y algo caliente salió de ella, supuse que eran sus mecos, pero esta vez los estaba echando dentro de mi culito, me estaba preñando. Soltó unos gemidos fuertes, mientras terminaba de vaciarse en mi interior.

-Ahhhhhhh bebé que ricoooooooo ahhhhhhhhhh

Cuando terminó, me volvió a besar, los dos estábamos sudando, sus mecos espesos comenzaron a salirse de mi interior, escurriéndome entre las piernas, parecían litros, él los tomó con sus manos  los llevo mi boca y después me besó. Se acostó y me acostó sobre su pecho. Después nos vestimos y él abrió el local nuevamente, jugué maquinitas un buen rato, durante muchos días.

Aproximadamente un año tuvimos relaciones, me ponía en diferentes posiciones y a veces lo hacía más fuerte, a veces por las prisas me ponía detrás de la cortina, me bajaba el short y me la metía de golpe, me daba dos o tres embestidas fuertes y profundas y luego se venía.

Un día cuando llegué el local, estaba cerrado, y a los días siguientes también, después me enteré que don José había fallecido, le dio un infarto. Con el tiempo entendí todo lo que había pasado, don José había abusado de mí, aunque yo nunca lo sentí así, él me llevó por los placeres de mi cuerpo, y yo lo extrañaba. Busqué a don José en otros hombres, con amigos, y con otros señores, pero siempre lo recordé, no con rencor ni odio, al contrario, lo recordé con mucho cariño.









PABLITO


Durante algunos años viví en Estados Unidos y había aprendido a hablar perfectamente inglés, sin embargo, las cosas allá se habían complicado por mi situación ilegal y había tenido que regresar a México, dejando a mi novia allá. Cuando llegué a México regresé a casa de mis padres, ya que mi situación económica no me daba para independizarme, estaba buscando trabajo, pero no era fácil encontrar, a mis 28 años, era más difícil empezar desde cero.

Mi mamá le comentó a una de sus amigas de mi situación, de lo mucho que me estaba costando encontrar trabajo, su amiga le preguntó si yo hablaba inglés, y de ahí surgió la idea de darle clases a Pablito, un niño de 13 años al que le estaba costando bastante trabajo el inglés en la escuela. Mi mamá me hizo la propuesta, e inmediatamente acepté, sería una entrada de dinero, que, aunque no era mucho me ayudaría.

Las clases comenzaron un lunes por la tarde, ya que Pablito estudiaba por la mañana, su mamá era madre soltera y tenía que trabajar todo el día y Pablo se quedaba prácticamente solo todo el día, razón por la cual descuidaba mucho sus estudios y llevaba tan bajas calificaciones.

Al principio me costó mucho hacerlo que pusiera atención, se distraía y me decía que mejor jugáramos videojuegos o viéramos televisión, yo le insistía. Estudiábamos en su recamara que era donde a él le gustaba estar. Con los días comenzó a poner más interés en mí. Dónde vivía antes, cuántos años tenía y por qué hablaba inglés, yo le contaba todo sin ningún problema.

Pablito era un niño muy bonito y muy delicado, tenía una cara muy linda, se veía que de grande iba a ser todo un galán, el único detalle que tenía era que estaba muy bajito, aunque quizá aun le faltaba por crecer, media como 1.60, era un niño rubio de cabellos rizados, su piel blanca y lisa y unos ojos verdes que parecían esmeraldas. Yo soy más del tipo latino, estatura de 1.80, piel morena clara, de barba y bigote, que siempre llevaba perfectamente rebajada y delineada al igual que mi cabello negro, siempre corto. La influencia de estados unidos durante mi época viviendo allá se notaba en mi estilo de vestir, además de que tenía varios tatuajes en el pecho y en los brazos.

Un día cuando llegué a su casa, él estaba todo sudado, me dijo que acaba de llegar de la escuela y que habían estado en clase de deporte, llevaba un short y una playera, se le notaban unas nalgas enormes, no lo podía creer, me sorprendí, nunca me había dado cuenta de eso. Me pidió que me pasara y nos dirigimos a su cuarto, estando ahí me dijo que se daría un baño porque apestaba, y se comenzó a quitar la ropa delante de mí, sin ninguna pena, yo trataba de no verlo pero me llamaba la atención lo desinhibido que era, cuando se agachó para quitarse el calzón pude verle su hermoso culito, redondito y lisito, tiernito, sentí un hormigueo en la verga, quizá era por el tiempo que llevaba si coger, desde que había llegado no había estado con nadie, pero eso no justificaba que le estuviera viendo el culo a un morrito y que se me antojara.

Mientras se bañaba imaginé cómo le caía el jabón por sus nalguitas y como se limpiaba el culito con su dedo, imaginé como se tallaba su verguita pequeña.
Ese día me costó mucho trabajo concentrarme, él se quedó en puro short durante toda la clase, y yo sudaba tenerlo tan cerca. Cuando llegué a mi casa me sentí mal conmigo mismo, pero aun así me la jalé recordando su culito. No me gustaban los hombres y menos de esa edad, pero Pablito tenía un culo especial, además se veía que era medio puto, me pregunté por qué se había desnudado delante de mí, lo pudo haber hecho en el baño. Trate de no pensar más en eso.
Al día siguiente pasó lo mismo, pero esta vez no estaba sudado, aun así, una vez en su cuarto, me dijo que se daría un baño porque tenía calor, y era verdad, hacia bastante calor, se desnudó nuevamente frente a mí, yo solo tragaba mi saliva. Después de que salió de bañarse, me preguntó:

- ¿No tienes calor?
-Si, bastante
- ¿Por qué no te quitas la ropa? Para que estés más a gusto
-No cómo crees, no, así estoy bien. Tú también te deberías de vestir, no está bien que estés en puro short aquí
- ¿Por qué? ¿Qué tiene de malo?
-No, no tiene nada de malo, pero a lo mejor a tu mamá no le parezca que estés así delante de un adulto
-Pero tú también eres hombre, yo en el colegio me baño con mis amigos y nos quedamos todos sin ropa
-Si Pablito, pero son puros niños de tu edad, yo ya estoy grande, es diferente
- ¿Qué es diferente? ¿Que la tienes más grande?
-Sí, por ejemplo, eso

Me sacó mucho de onda su pregunta, respondí instintivamente, no sabía que contestarle, parecía que él quería verme desnudo, después de eso me dijo:

- ¿Cuánto te mide?
- ¿Para qué quieres saber eso?
-Nada más, tengo curiosidad. ¿La tienes muy grande?
-La verdad, sí, y más si la comparamos con la tuya
-A ver enséñamela, ándale, quiero vértela
-No Pablito, no está bien, no te la puedo enseñar, no es correcto
-Ándale, enséñamela, quiero ver como es el pito de un adulto, no le digo a nadie, ándale enséñamela por favor

Me insistió tanto que me convenció, al final creí que efectivamente lo hacía por curiosidad y que después de eso se quedaría en paz. Así como estaba yo, sentado, me desabroché el pantalón y me bajé un poco el calzón, mis pelos se asomaron, también me gustaba rebajarlos, él, abrió sus ojos expectante, se veía que en verdad tenía mucha curiosidad. Después me saqué mi verga, de la que siempre había estado orgulloso, ya que a las mujeres les encantaba, gruesa, venuda, circuncisa, cabezona, morenota, apenas me cabía en la palma de mi mano, era todo un monstruo dormido.

-wow, nooooo maaaaaancheeeeeees, la tienes grandísima
-Sí, la verdad sí, no creas que todos los adultos la tienen así, solo algunos que tenemos suerte
- ¿Y se las metes a las mujeres?
-Sí claro, allá en estados unidos tenía mi novia, pero ya la viste, ya no me hagas más preguntas, vamos a estudiar
- ¡No!, espera, no te la guardes todavía, ¿Me dejas tocarla?
- ¿Para qué quieres tocarla?
-Nada más por curiosidad, es que la tienes enorme, ya me imagino parada como se te ve

Y de repente puso su manita pequeña en mi verga, no podía con ella, no le cabía, ni siquiera podía abarcarla toda, yo sentí escalofríos en todo mi cuerpo y sin poderlo controlar, al sentir el calor de su mano, mi verga se comenzó a parar, él estaba sin palabras viendo como mi verga despertaba y crecía cada vez más, la seguía tocando, con su mano suave, yo sentía riquísimo, mi verga quedó erecta, 22 cm de carne gruesa y dura, él la admiraba muy sorprendido, pero yo quedé más cuando me dijo:

-Ay Jorge me hubiera gustado ser tu novia
- ¿Que estás diciendo? ¿Por qué dices eso? ¿Cómo que te hubiera gustado ser mi novia?
-Sí, para que me la metieras como se la metías a ella
- ¿Eres gay Pablito o qué?
-La verdad yo creo que sí, pero no le vayas a decir a nadie por favor, a ti te lo digo porque te tengo confianza. No me gustan las niñas, al contrario, cuando me baño en el colegio con mis compañeros me gusta verlos desnudos, me gusta verles el pene, y me imagino que me hacen el amor. Pero desde que te conocí, me moría de ganas de verte la verga, además eres muy guapo.
-Si Pablito te entiendo, pero yo no soy gay, y aunque fuera, tú eres menor de edad, estás muy chavito. Mira, no tiene nada de malo de ser gay, pero tú puedes buscarte a alguien de tu edad.

En eso estaba cuando Pablito se bajó el short y dándome la espalda me enseñó sus nalguitas, mi verga que comenzaba a bajarse se puso dura nuevamente.

- ¿Me vas decir que no te gustan? Si todos mis amigos me dicen que tengo las nalgas bien grandes que parecen de mujer, dicen que tengo las nalgas bien ricas. ¿A poco no se te antojan? Ve como traes la verga de parada

-No sabes lo que estás diciendo Pablito ¿Ya me viste bien la verga? Te mato cabrón si te meto esto
-No importa que me mates, yo la quiero sentir

Y ahí donde estaba yo sentado con la verga parada y el de espaldas a mí con su short abajo, se me sentó encima, poniendo sus nalguitas sobre mí verga moviéndolas circularmente

-Ayyyy weeeeey no mames, que rico culito cabroncito
-Quiero que me cojas Jorge, quiero que me quites la virginidad
-Ya dijiste papá, nomás te vas a aguantar y no te quiero de rajón, ni quiero que le vayas a decir a nadie, si quieres verga, verga te doy

Este morrito era un putito, a mí me gustaban las viejas, pero tenía rato que no cogía, además era cierto, tenía unas nalguitas bien ricas, y si no lo hacía yo otro pendejo se lo iba a reventar, y si aparte me estaba rogando, ya no me pude aguantar. Lo levanté y salvajemente le comencé a quitar el short, el muy puto no traía ni calzones, así que lo dejé completamente encueradito, él me daba la espalda y yo sentía que el mismo demonio me poseía, sentía que mi verga me reventaba, nunca había estado tan excitado, ni con la mejor vieja. Rápidamente me quite la playera y me baje el pantalón hasta las rodillas, me le acerqué por detrás y sobándole las nalguitas le repegué la verga, el encorvó su cadera, para que su culito se parara, yo tenía que agacharme un poco para que mi verga pegara en su culito por lo chaparrito que era, le besé el cuello y le acaricie sus pechos, me retire y lo observé, no me pude contener y le solté una nalgada, él solo exclamo un auuuuchhh.

Después lo voltee de frente a mí, y le pedí que me chupara la verga, se puso de rodillas y comenzó a chupar, no le cabía en su boquita, mi verga comenzaba a expulsar lubricante, el muy puto se lo tragaba sin pensarlo, hacia su mayor esfuerzo por abrir su boquita, apenas y podía meterse la cabeza, por más que yo empujaba no le entraba, pero él no dejaba de intentarlo abriendo lo más posible para meterse mí verga.

-Si no te cabe ni en la boca menos te va a caber en el culo. ¿Estás seguro de que me la vas a aguantar?
-Si por favor, quiero que me la metas toda, aunque me duela no importa

El muy puto me suplicaba por verga, definitivamente no sabía lo que decía, pero ya no me iba a negar, ya nada ni nadie lo podía salvar, me lo iba a coger, aunque le rompiera el culo, pero de que le metía la verga, se la metía. Lo lancé a la cama y me quité los tenis y el pantalón, quedando completamente desnudo, él estaba sobre la cama boca abajo, el muy puto me paraba el culo, no parecía que fuera su primera vez, pero si estaba seguro que una verga como la mía, no se la había comido. Me le lancé salvajemente a su culito y se lo comencé a chupar, primero suavemente pasé mi lengua por su rajita, él se estremeció, sabia delicioso, mi lengua húmeda se deslizaba entre sus nalguitas de niño aún, lisitas sin un solo pelo, me detuve en su colita y le metí mi lengua en su rajita, apretadita, lampiña, calientita.

Con mis manos abrí sus nalguitas redondas, paradas y firmes, le volví a pasar la lengua de arriba hacia abajo y luego le di unas pequeñas mordidas, él se retorció de placer, mi verga ya se quería meter, parecía que su culito tenía un imán que atraía mi verga, desesperada por clavarse en sus entrañas. Le pasé un dedo por el culo, hice presión para meterlo, el apretó, pero yo presioné más, ya sabía cómo hacerlo ya le había metido la verga por atrás a una que otra vieja, pero este era un culito cerrado, era verdad que nadie se lo había clavado.

Empujé mi dedo con fuerza hasta que sentí como se rompieron las paredes de su entrada, el exclamó un auuuuuu muy fuerte, pero no se movió, yo seguí metiendo mi dedo, el gemía delicioso, mmmmmmm decía, yo me volvía loco de ver como lo disfrutaba. Ya le quería meter la verga, ya no aguantaba, me escupí la mano y le llené el culo de saliva, me puse detrás de él y apunté mi cabeza gorda en la entrada de su culito, empujé, pero no abría, empujé más fuerte y cedió un poco, solo un poco, la saque y volví a escupir, le metí el dedo de golpe, este entro más fácil, lo metí y lo saqué hasta que dilato un poco. Se sentía calientito y húmedo, sentía como su culito virgen apretaba mi dedo.
Volví a apuntar mi verga, le puse saliva también y al hacer presión, escuché que algo trono y se le fue la cabeza

-Ahhhhhhhhhhhhhh auchhhhhh, ¿Ya entró?
-No mi rey, es la pura cabeza, así quédate no te muevas, relájate, ponte flojito

Empujé un poco más, sin desistir, sentí como iba rompiendo cada pliegue en su interior, me dolía la verga de tan apretado que tenía el culo, me la apretaba riquísimo, me quemaba el calor de su interior, la saqué y vi como su culito se abría, se veía rojo por la sangre de las paredes que le iba desgarrando al entrar, la cabeza de mi verga tenía unas gotitas de sangre

- ¿Le sigo Pablito o le paramos?
- Sigue, yo me aguanto, quiero sentirla toda hasta adentro

Escupí una vez más y le volví a clavar el fierro, de golpe se le fue la mitad que ya había metido, el mordió una almohada fuertemente, le estaba doliendo, lo podía ver, sin embargo, aun así paro más el culo, eso me animó a empujar más fuerte, mientras mi verga se iba deslizando nuevamente pude sentir como su culito se iba rompiendo, abriendo paso a mi verga, hasta que se le fue toda

-Ya está adentro toda papa, ¿La sientes? ¿Sientes mi verga?
-Siiiiiiiii, sí la sientooooooo, ahhhhhhhhhhhhhhh, que vergoooooooooootaaaaaaaaa ahhhhhhhhhh

La saliva sirvió de lubricante junto con el montón de baba que me salía de la verga, siempre había soltado muchísimo, sentía que me estaba volviendo loco, sus nalguitas pegaban en mi piel, lo tenía bien ensartado, pasé mi mano por su pecho y lo apreté hacia a mí, no quería que se me fuera a ningún lado, comencé a meterla y a sacarla, el pujaba fuerte, estaba rojísimo del esfuerzo, trató de zafarse pero yo lo pegaba más a mí, le saqué media verga y se la deje ir de golpe

-Ayyyyyyyyyyyy, yaaaaaaaaa, ahhhhhhhhhh
-No que no cabrón, no que muy puto, te dije Pablito, te dije que te iba a doler, pero tu querías verga

Me lo comencé a coger salvajemente, le veía su cinturita y sus nalgotas, y veía como mi verga salía y entraba en su culito, sentía el calor de su interior, le estaba llegando hasta las entrañas porque mi verga salía manchada de sangre y de otras cosas, de pronto él se desvaneció, se desmayó, pero no me importó, era un culito delicioso, me lo estaba cogiendo riquísimo, aproveche que se soltó y su culito se puso flojo para cogérmelo salvajemente, en eso estaba cuando reaccionó, sentía como se hacía para adelante intentando zafarse de mi verga, sin fuerza, mordía la almohada y veía como sus ojos no paraban de llorar, le di duro, nunca había cogido tan salvaje, le estaba reventado el culito a vergazos, sentí mi verga caliente mientras entraba y salía sin piedad, mi cuerpo de hombre montado su cuerpecito pequeño, hasta que no lo pude controlar y comencé a sentir como mi verga se hinchaba y los mecos recorrían desde mis huevos hasta que salieron expulsados hacia su colita, mi verga convulsionaba al tiempo que sentí como los chorros de leche salían disparados, traía los huevos cargados por tanto tiempo sin coger, no paraba de preñarlo, lo dejé lleno. Me quedé un segundo así con la verga adentro, el soltó la almohada y soltó su cuerpo.

- ¿Ya acabaste?
-Ya, ya acabé bebé, complacido
-Ya sácamela por favor

Me suplicó, estaba sudado, rojo del esfuerzo y con los ojos llorosos. Se la saqué y el inmediatamente se fue al baño, escuché como comenzó a hacer del baño, como expulsaba el airé de mis bombeadas y seguramente mis mecos. Regresó caminando lentamente, adolorido, fue cuando me comenzó a caer el veinte de lo que había pasado, pero me sorprendí mucho cuando me preguntó

- ¿Si te gustó? Viste como si te la aguanté
-Ay Pablito, me siento mal, te lastimé mucho, hasta te desmayaste, ya ves, yo te decía que la tenía muy grande, pero tú me provocaste. ¿Estás bien?
-Si, aunque me duele mucho el culo, pero dice un amigo que es normal, a él ya se lo han cogido
-Ah sí, ¿y le gusta?
-Si, él fue el que metió la curiosidad, a él se lo coge su primo
-Ah pues un día invítalo, jugamos los tres
-Sí es buena idea, ya no tengo ganas de estudiar, no me puedo ni sentar, si quieres ya mañana vienes, igual invito a mi amigo
-Muy bien Pablito

Me despedí de él deseando que ya fuera mañana.