viernes, 9 de agosto de 2019

PABLITO


Durante algunos años viví en Estados Unidos y había aprendido a hablar perfectamente inglés, sin embargo, las cosas allá se habían complicado por mi situación ilegal y había tenido que regresar a México, dejando a mi novia allá. Cuando llegué a México regresé a casa de mis padres, ya que mi situación económica no me daba para independizarme, estaba buscando trabajo, pero no era fácil encontrar, a mis 28 años, era más difícil empezar desde cero.

Mi mamá le comentó a una de sus amigas de mi situación, de lo mucho que me estaba costando encontrar trabajo, su amiga le preguntó si yo hablaba inglés, y de ahí surgió la idea de darle clases a Pablito, un niño de 13 años al que le estaba costando bastante trabajo el inglés en la escuela. Mi mamá me hizo la propuesta, e inmediatamente acepté, sería una entrada de dinero, que, aunque no era mucho me ayudaría.

Las clases comenzaron un lunes por la tarde, ya que Pablito estudiaba por la mañana, su mamá era madre soltera y tenía que trabajar todo el día y Pablo se quedaba prácticamente solo todo el día, razón por la cual descuidaba mucho sus estudios y llevaba tan bajas calificaciones.

Al principio me costó mucho hacerlo que pusiera atención, se distraía y me decía que mejor jugáramos videojuegos o viéramos televisión, yo le insistía. Estudiábamos en su recamara que era donde a él le gustaba estar. Con los días comenzó a poner más interés en mí. Dónde vivía antes, cuántos años tenía y por qué hablaba inglés, yo le contaba todo sin ningún problema.

Pablito era un niño muy bonito y muy delicado, tenía una cara muy linda, se veía que de grande iba a ser todo un galán, el único detalle que tenía era que estaba muy bajito, aunque quizá aun le faltaba por crecer, media como 1.60, era un niño rubio de cabellos rizados, su piel blanca y lisa y unos ojos verdes que parecían esmeraldas. Yo soy más del tipo latino, estatura de 1.80, piel morena clara, de barba y bigote, que siempre llevaba perfectamente rebajada y delineada al igual que mi cabello negro, siempre corto. La influencia de estados unidos durante mi época viviendo allá se notaba en mi estilo de vestir, además de que tenía varios tatuajes en el pecho y en los brazos.

Un día cuando llegué a su casa, él estaba todo sudado, me dijo que acaba de llegar de la escuela y que habían estado en clase de deporte, llevaba un short y una playera, se le notaban unas nalgas enormes, no lo podía creer, me sorprendí, nunca me había dado cuenta de eso. Me pidió que me pasara y nos dirigimos a su cuarto, estando ahí me dijo que se daría un baño porque apestaba, y se comenzó a quitar la ropa delante de mí, sin ninguna pena, yo trataba de no verlo pero me llamaba la atención lo desinhibido que era, cuando se agachó para quitarse el calzón pude verle su hermoso culito, redondito y lisito, tiernito, sentí un hormigueo en la verga, quizá era por el tiempo que llevaba si coger, desde que había llegado no había estado con nadie, pero eso no justificaba que le estuviera viendo el culo a un morrito y que se me antojara.

Mientras se bañaba imaginé cómo le caía el jabón por sus nalguitas y como se limpiaba el culito con su dedo, imaginé como se tallaba su verguita pequeña.
Ese día me costó mucho trabajo concentrarme, él se quedó en puro short durante toda la clase, y yo sudaba tenerlo tan cerca. Cuando llegué a mi casa me sentí mal conmigo mismo, pero aun así me la jalé recordando su culito. No me gustaban los hombres y menos de esa edad, pero Pablito tenía un culo especial, además se veía que era medio puto, me pregunté por qué se había desnudado delante de mí, lo pudo haber hecho en el baño. Trate de no pensar más en eso.
Al día siguiente pasó lo mismo, pero esta vez no estaba sudado, aun así, una vez en su cuarto, me dijo que se daría un baño porque tenía calor, y era verdad, hacia bastante calor, se desnudó nuevamente frente a mí, yo solo tragaba mi saliva. Después de que salió de bañarse, me preguntó:

- ¿No tienes calor?
-Si, bastante
- ¿Por qué no te quitas la ropa? Para que estés más a gusto
-No cómo crees, no, así estoy bien. Tú también te deberías de vestir, no está bien que estés en puro short aquí
- ¿Por qué? ¿Qué tiene de malo?
-No, no tiene nada de malo, pero a lo mejor a tu mamá no le parezca que estés así delante de un adulto
-Pero tú también eres hombre, yo en el colegio me baño con mis amigos y nos quedamos todos sin ropa
-Si Pablito, pero son puros niños de tu edad, yo ya estoy grande, es diferente
- ¿Qué es diferente? ¿Que la tienes más grande?
-Sí, por ejemplo, eso

Me sacó mucho de onda su pregunta, respondí instintivamente, no sabía que contestarle, parecía que él quería verme desnudo, después de eso me dijo:

- ¿Cuánto te mide?
- ¿Para qué quieres saber eso?
-Nada más, tengo curiosidad. ¿La tienes muy grande?
-La verdad, sí, y más si la comparamos con la tuya
-A ver enséñamela, ándale, quiero vértela
-No Pablito, no está bien, no te la puedo enseñar, no es correcto
-Ándale, enséñamela, quiero ver como es el pito de un adulto, no le digo a nadie, ándale enséñamela por favor

Me insistió tanto que me convenció, al final creí que efectivamente lo hacía por curiosidad y que después de eso se quedaría en paz. Así como estaba yo, sentado, me desabroché el pantalón y me bajé un poco el calzón, mis pelos se asomaron, también me gustaba rebajarlos, él, abrió sus ojos expectante, se veía que en verdad tenía mucha curiosidad. Después me saqué mi verga, de la que siempre había estado orgulloso, ya que a las mujeres les encantaba, gruesa, venuda, circuncisa, cabezona, morenota, apenas me cabía en la palma de mi mano, era todo un monstruo dormido.

-wow, nooooo maaaaaancheeeeeees, la tienes grandísima
-Sí, la verdad sí, no creas que todos los adultos la tienen así, solo algunos que tenemos suerte
- ¿Y se las metes a las mujeres?
-Sí claro, allá en estados unidos tenía mi novia, pero ya la viste, ya no me hagas más preguntas, vamos a estudiar
- ¡No!, espera, no te la guardes todavía, ¿Me dejas tocarla?
- ¿Para qué quieres tocarla?
-Nada más por curiosidad, es que la tienes enorme, ya me imagino parada como se te ve

Y de repente puso su manita pequeña en mi verga, no podía con ella, no le cabía, ni siquiera podía abarcarla toda, yo sentí escalofríos en todo mi cuerpo y sin poderlo controlar, al sentir el calor de su mano, mi verga se comenzó a parar, él estaba sin palabras viendo como mi verga despertaba y crecía cada vez más, la seguía tocando, con su mano suave, yo sentía riquísimo, mi verga quedó erecta, 22 cm de carne gruesa y dura, él la admiraba muy sorprendido, pero yo quedé más cuando me dijo:

-Ay Jorge me hubiera gustado ser tu novia
- ¿Que estás diciendo? ¿Por qué dices eso? ¿Cómo que te hubiera gustado ser mi novia?
-Sí, para que me la metieras como se la metías a ella
- ¿Eres gay Pablito o qué?
-La verdad yo creo que sí, pero no le vayas a decir a nadie por favor, a ti te lo digo porque te tengo confianza. No me gustan las niñas, al contrario, cuando me baño en el colegio con mis compañeros me gusta verlos desnudos, me gusta verles el pene, y me imagino que me hacen el amor. Pero desde que te conocí, me moría de ganas de verte la verga, además eres muy guapo.
-Si Pablito te entiendo, pero yo no soy gay, y aunque fuera, tú eres menor de edad, estás muy chavito. Mira, no tiene nada de malo de ser gay, pero tú puedes buscarte a alguien de tu edad.

En eso estaba cuando Pablito se bajó el short y dándome la espalda me enseñó sus nalguitas, mi verga que comenzaba a bajarse se puso dura nuevamente.

- ¿Me vas decir que no te gustan? Si todos mis amigos me dicen que tengo las nalgas bien grandes que parecen de mujer, dicen que tengo las nalgas bien ricas. ¿A poco no se te antojan? Ve como traes la verga de parada

-No sabes lo que estás diciendo Pablito ¿Ya me viste bien la verga? Te mato cabrón si te meto esto
-No importa que me mates, yo la quiero sentir

Y ahí donde estaba yo sentado con la verga parada y el de espaldas a mí con su short abajo, se me sentó encima, poniendo sus nalguitas sobre mí verga moviéndolas circularmente

-Ayyyy weeeeey no mames, que rico culito cabroncito
-Quiero que me cojas Jorge, quiero que me quites la virginidad
-Ya dijiste papá, nomás te vas a aguantar y no te quiero de rajón, ni quiero que le vayas a decir a nadie, si quieres verga, verga te doy

Este morrito era un putito, a mí me gustaban las viejas, pero tenía rato que no cogía, además era cierto, tenía unas nalguitas bien ricas, y si no lo hacía yo otro pendejo se lo iba a reventar, y si aparte me estaba rogando, ya no me pude aguantar. Lo levanté y salvajemente le comencé a quitar el short, el muy puto no traía ni calzones, así que lo dejé completamente encueradito, él me daba la espalda y yo sentía que el mismo demonio me poseía, sentía que mi verga me reventaba, nunca había estado tan excitado, ni con la mejor vieja. Rápidamente me quite la playera y me baje el pantalón hasta las rodillas, me le acerqué por detrás y sobándole las nalguitas le repegué la verga, el encorvó su cadera, para que su culito se parara, yo tenía que agacharme un poco para que mi verga pegara en su culito por lo chaparrito que era, le besé el cuello y le acaricie sus pechos, me retire y lo observé, no me pude contener y le solté una nalgada, él solo exclamo un auuuuchhh.

Después lo voltee de frente a mí, y le pedí que me chupara la verga, se puso de rodillas y comenzó a chupar, no le cabía en su boquita, mi verga comenzaba a expulsar lubricante, el muy puto se lo tragaba sin pensarlo, hacia su mayor esfuerzo por abrir su boquita, apenas y podía meterse la cabeza, por más que yo empujaba no le entraba, pero él no dejaba de intentarlo abriendo lo más posible para meterse mí verga.

-Si no te cabe ni en la boca menos te va a caber en el culo. ¿Estás seguro de que me la vas a aguantar?
-Si por favor, quiero que me la metas toda, aunque me duela no importa

El muy puto me suplicaba por verga, definitivamente no sabía lo que decía, pero ya no me iba a negar, ya nada ni nadie lo podía salvar, me lo iba a coger, aunque le rompiera el culo, pero de que le metía la verga, se la metía. Lo lancé a la cama y me quité los tenis y el pantalón, quedando completamente desnudo, él estaba sobre la cama boca abajo, el muy puto me paraba el culo, no parecía que fuera su primera vez, pero si estaba seguro que una verga como la mía, no se la había comido. Me le lancé salvajemente a su culito y se lo comencé a chupar, primero suavemente pasé mi lengua por su rajita, él se estremeció, sabia delicioso, mi lengua húmeda se deslizaba entre sus nalguitas de niño aún, lisitas sin un solo pelo, me detuve en su colita y le metí mi lengua en su rajita, apretadita, lampiña, calientita.

Con mis manos abrí sus nalguitas redondas, paradas y firmes, le volví a pasar la lengua de arriba hacia abajo y luego le di unas pequeñas mordidas, él se retorció de placer, mi verga ya se quería meter, parecía que su culito tenía un imán que atraía mi verga, desesperada por clavarse en sus entrañas. Le pasé un dedo por el culo, hice presión para meterlo, el apretó, pero yo presioné más, ya sabía cómo hacerlo ya le había metido la verga por atrás a una que otra vieja, pero este era un culito cerrado, era verdad que nadie se lo había clavado.

Empujé mi dedo con fuerza hasta que sentí como se rompieron las paredes de su entrada, el exclamó un auuuuuu muy fuerte, pero no se movió, yo seguí metiendo mi dedo, el gemía delicioso, mmmmmmm decía, yo me volvía loco de ver como lo disfrutaba. Ya le quería meter la verga, ya no aguantaba, me escupí la mano y le llené el culo de saliva, me puse detrás de él y apunté mi cabeza gorda en la entrada de su culito, empujé, pero no abría, empujé más fuerte y cedió un poco, solo un poco, la saque y volví a escupir, le metí el dedo de golpe, este entro más fácil, lo metí y lo saqué hasta que dilato un poco. Se sentía calientito y húmedo, sentía como su culito virgen apretaba mi dedo.
Volví a apuntar mi verga, le puse saliva también y al hacer presión, escuché que algo trono y se le fue la cabeza

-Ahhhhhhhhhhhhhh auchhhhhh, ¿Ya entró?
-No mi rey, es la pura cabeza, así quédate no te muevas, relájate, ponte flojito

Empujé un poco más, sin desistir, sentí como iba rompiendo cada pliegue en su interior, me dolía la verga de tan apretado que tenía el culo, me la apretaba riquísimo, me quemaba el calor de su interior, la saqué y vi como su culito se abría, se veía rojo por la sangre de las paredes que le iba desgarrando al entrar, la cabeza de mi verga tenía unas gotitas de sangre

- ¿Le sigo Pablito o le paramos?
- Sigue, yo me aguanto, quiero sentirla toda hasta adentro

Escupí una vez más y le volví a clavar el fierro, de golpe se le fue la mitad que ya había metido, el mordió una almohada fuertemente, le estaba doliendo, lo podía ver, sin embargo, aun así paro más el culo, eso me animó a empujar más fuerte, mientras mi verga se iba deslizando nuevamente pude sentir como su culito se iba rompiendo, abriendo paso a mi verga, hasta que se le fue toda

-Ya está adentro toda papa, ¿La sientes? ¿Sientes mi verga?
-Siiiiiiiii, sí la sientooooooo, ahhhhhhhhhhhhhhh, que vergoooooooooootaaaaaaaaa ahhhhhhhhhh

La saliva sirvió de lubricante junto con el montón de baba que me salía de la verga, siempre había soltado muchísimo, sentía que me estaba volviendo loco, sus nalguitas pegaban en mi piel, lo tenía bien ensartado, pasé mi mano por su pecho y lo apreté hacia a mí, no quería que se me fuera a ningún lado, comencé a meterla y a sacarla, el pujaba fuerte, estaba rojísimo del esfuerzo, trató de zafarse pero yo lo pegaba más a mí, le saqué media verga y se la deje ir de golpe

-Ayyyyyyyyyyyy, yaaaaaaaaa, ahhhhhhhhhh
-No que no cabrón, no que muy puto, te dije Pablito, te dije que te iba a doler, pero tu querías verga

Me lo comencé a coger salvajemente, le veía su cinturita y sus nalgotas, y veía como mi verga salía y entraba en su culito, sentía el calor de su interior, le estaba llegando hasta las entrañas porque mi verga salía manchada de sangre y de otras cosas, de pronto él se desvaneció, se desmayó, pero no me importó, era un culito delicioso, me lo estaba cogiendo riquísimo, aproveche que se soltó y su culito se puso flojo para cogérmelo salvajemente, en eso estaba cuando reaccionó, sentía como se hacía para adelante intentando zafarse de mi verga, sin fuerza, mordía la almohada y veía como sus ojos no paraban de llorar, le di duro, nunca había cogido tan salvaje, le estaba reventado el culito a vergazos, sentí mi verga caliente mientras entraba y salía sin piedad, mi cuerpo de hombre montado su cuerpecito pequeño, hasta que no lo pude controlar y comencé a sentir como mi verga se hinchaba y los mecos recorrían desde mis huevos hasta que salieron expulsados hacia su colita, mi verga convulsionaba al tiempo que sentí como los chorros de leche salían disparados, traía los huevos cargados por tanto tiempo sin coger, no paraba de preñarlo, lo dejé lleno. Me quedé un segundo así con la verga adentro, el soltó la almohada y soltó su cuerpo.

- ¿Ya acabaste?
-Ya, ya acabé bebé, complacido
-Ya sácamela por favor

Me suplicó, estaba sudado, rojo del esfuerzo y con los ojos llorosos. Se la saqué y el inmediatamente se fue al baño, escuché como comenzó a hacer del baño, como expulsaba el airé de mis bombeadas y seguramente mis mecos. Regresó caminando lentamente, adolorido, fue cuando me comenzó a caer el veinte de lo que había pasado, pero me sorprendí mucho cuando me preguntó

- ¿Si te gustó? Viste como si te la aguanté
-Ay Pablito, me siento mal, te lastimé mucho, hasta te desmayaste, ya ves, yo te decía que la tenía muy grande, pero tú me provocaste. ¿Estás bien?
-Si, aunque me duele mucho el culo, pero dice un amigo que es normal, a él ya se lo han cogido
-Ah sí, ¿y le gusta?
-Si, él fue el que metió la curiosidad, a él se lo coge su primo
-Ah pues un día invítalo, jugamos los tres
-Sí es buena idea, ya no tengo ganas de estudiar, no me puedo ni sentar, si quieres ya mañana vienes, igual invito a mi amigo
-Muy bien Pablito

Me despedí de él deseando que ya fuera mañana.



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