jueves, 8 de agosto de 2019

LIBERANDO MI SERVICIO MILITAR


Cuando cumplí mis 18 años, todos mis amigos de mi edad estaban hablando de que tenían que liberar el servicio militar, que era un requisito y que si no lo tenías liberado no podrías realizar algunos trámites cómo titularte o trabajar para el gobierno, yo no sabía nada de eso, siempre fui alguien a quien sus papás le resolvían todo, así que cuando escuché a mis amigos organizarse para ir al cuartel a hacer los trámites me puse de acuerdo con ellos para acompañarlos.
Nos presentamos el día acordado, y estando ahí nos formaron en filas para darnos una plática, el cuartel era muy grande, y se podían ver a los soldados en sus diferentes actividades. Nos comenzó a explicar el sargento de qué se trataba el servicio militar y por qué era importante hacerlo. Se realizaría un sorteo en el cual sacarías una bola, si era negra liberarías el servicio sin necesidad de presentarte a la unidad militar, pero si te tocaba bola blanca, tendrías que presentarte todos los sábados durante un año.

Un joven que estaba a un lado de mi me dijo que si le tocaba bola blanca iría a hablar con el sargento porque el padecía asma y no podía hacer actividades físicas y gran parte de las actividades que te ponían a hacer eran así. Yo desee que también me saliera bola negra no tenía para nada ganas de hacer todo eso. Se hizo el sorteo y para mi mala suerte me salió bola blanca, es decir, tendría que presentarme durante todo un año a liberar el servicio.

Al final del sorteo el sargento dijo que quien tuviera una objeción o algún inconveniente pasaran a hablar con él. Pensé en inventarme una excusa, aunque no sabía qué, en realidad yo tenía un cuerpo muy atlético ya que hacía mucho deporte, media 1.80, piel clara, cabello castaño, siempre me habían dicho que era muy guapo. Pensé en inventarme una enfermedad, pero no se me ocurría nada. Solo fuimos tres chavos los que tuvimos objeción por presentar el servicio, primero pasaron a su oficina ellos, uno por uno, no tardaron mucho y después tocó mi turno. Cuando entré a la oficina, el sargento estaba sentado detrás de un pequeño escritorio, el espacio era muy pequeño pero cómodo, tenía incluso un sofá como para dos personas. El sargento me pidió que me sentara y que le expusiera mi problema

-A ver muchacho y tú por qué no puedes presentarte a dar el servicio, te tocó bola blanca, es tu obligación civil
-Bueno lo que pasa es que estoy enfermo, padezco asma y hacer actividades físicas me hace mal
-Ah muy bien, entonces necesito que me traigas un expediente médico para avalar que efectivamente padeces asma y no puedes realizar actividades físicas
-Bueno, en realidad no es asma como tal, más bien es solo que me agito mucho
-Pero se ve que haces mucho deporte, a poco esas piernas y tus brazos están así nomas por genética, a mí se me hace que me quieres engañar
-No sargento, como cree, de verdad no puedo
- ¿Por qué no me dices la verdad? Que no tienes ganas de hacerlo, si fueras honesto conmigo en lugar de andar de mentiroso inventando excusas yo te podría ayudar
-Bueno, la verdad es que no lo quiero hacer, los sábados tengo muchas cosas que hacer y tener que venir un año acá es muy pesado, por favor écheme la mano
-Y si yo te ayudo, ¿Tú que me das a cambio?
- No sé, no tengo dinero, pero le puedo pedir algo a mis papas a ver cuánto me pueden dar
-No chamaco, no quiero dinero, si quieres que te ayude te va a salir un poquito más caro
-No entiendo, ¿A qué se refiere con más caro?
-Tú sabes que uno aquí esta con puro hombre, y uno tiene necesidades, me imagino que sabes a qué me refiero
-Si, creo que sí, pero sigo sin entender
-Es fácil chamaco, si me dejas meterte la verga te libero el servicio
- ¿Meterme la verga? No, cómo cree, no, de ninguna manera
-Pues entonces te vienes cada sábado y te voy a traer en chinga cabrón, por haberme querido ver la cara de pendejo
-No sargento por favor, ayúdeme, pero no así por favor
-Sí quieres que te ayude es así, tú sabrás, además, solo va a ser un ratito, igual y hasta te gusta
-Y si me duele
-Pues te aguantas, tú dime que prefieres, un ratito de dolor o un año chingándote en el sol. ¿Tú escoge? ¿Verga o servicio?
- ¿Aquí me va a coger?
-Simón aquí en el sillón, nomás bájate el calzoncito y ahí te la clavo
-Bueno, está bien, pero despacito por favor
-Primero me la vas a tener que mamar y ya luego te la meto

De repente estaba como en un sueño, todo se detuvo, no entendía en qué momento me había metido en ese lio. Ese soldado, un hombre como de 30 años, moreno, sin barba ni bigote, cabello corto y negro, en su uniforme de soldado, estaba a punto de meterme la verga solo por no querer liberar mi servicio, pensé que sería fácil, total nadie lo sabría nunca, pero aún no sabía a lo que estaba a punto de enfrentarme.

El sargento se puso de pie y mientras se acercaba a mi iba bajándose el cierre de su uniforme, metió su mano y saco una verga morena, gruesa y enorme, me pidió que me pusiera de rodillas y que se la chupara, la tomé con mis manos y la dirigí a mi boca, cuando la metí fue una sensación completamente extraña, él tenía la verga caliente, muy caliente, y de la cabeza le salía un líquido, en cuanto comencé a chupar su verga comenzó a crecer en mi boca, a ponerse dura, él me tomaba del cabello y empujaba para que me la tragara toda, no podía, no me cabía, una vez erecta le media como 23cm, la cabeza estaba gorda, hinchada y no dejaba de soltar babas, que sabían saladas y que no tenía más opción que tragármelas, pensé que no sería posible que eso me cupiera en el culo, parecía un brazo de lo gruesa y larga que la tenía, le palpitaba como si tuviera vida propia. El la metió hasta lo profundo de mi garganta, sentí como me habría, como me lastimaba y me asfixiaba, no podía respirar pero el sostenía mi cabeza para que no me pudiera quitar, mi ojos se llenaron de lágrimas y voltee a verlo suplicante mientras con mis manos me trataba de retirar y le golpeaba las piernas para que me soltara, voltee a verlo con mis ojos llorosos pero él no me veía, estaba completamente perdido en el placer que le causaba. Después me la sacó de la boca y mientras yo tosía y casi vomitaba me dijo
-Ya te la voy a meter, pero primero pásate al baño a hacer, y te limpias bien porque si no te voy a sacar hasta la mierda

-No, no tengo ganas de hacer
-Bueno, entonces, bájate el calzón y acomódate ahí en el sillón con el culito bien parado

Me bajé el pantalón y el calzón, y me puse como él decía, mientras lo hacía le vi la verga bien parada y sentí que me desmayaba de miedo y de angustia, quise decirle que no, y salir corriendo de ahí, pero no me animé a contradecirlo. El saco de su cajón un pomo de vaselina y tomando un sope con sus dedos, me la embarro en el culo, la sentí caliente, y aceitosa, y mi corazón casi se detuvo cuando me dijo

-Con esto se te va a resbalar hasta las tripas cabrón, pero tienes buen culo, yo creo que si me la aguantas, mira nomas que nalgotas, ay papá cogidón te voy a dar

Se bajó el pantalón hasta los tobillos, y acomodó su enorme vega en la entrada de mi culo, la deslizo hacia arriba y hacia abajo y luego sin avisar la empujo. La vaselina hizo que su verga se fuera deslizando sin problema, apenas me había metido unos centímetros cuando sentí como mi culo se abría para darle paso, fue un dolor indescriptible.

-Ay Ay ay despaciooooooo por favoooooor despaciooooo
-Que ay ni que nada cabrón, aguántate y no te muevas, parame el culo puto, páramelo bien

Su verga iba entrando sin piedad, yo apretaba mis dientes y cerraba mis ojos, cuando me metió media verga mi culo no pudo más, el empujaba con fuerza, pero no entraba, la sacó toda y sentí un poco de alivio, tomó el bote de vaselina y se untó en toda la verga, su mano se resbalaba a lo largo de esta sin ningún problema, puso un poco más en mi culo y se volvió a acomodar detrás de mí.
Empujó nuevamente y su verga se fue metiendo sin piedad, de golpe hasta el fondo, abriendo mi culo completamente, sentí que moriría, vi todo negro y una punzada intensa se apodero de mi culo, sentí que se me fueron las fuerzas, ni siquiera pude gritar, era un dolor insoportable, pero al sargento no le importó, la dejo clavada hasta el fondo unos segundos más y luego la comenzó a sacar solo un poco para después volverla a meter, como pude puse mi mano hacía atrás, en su abdomen, como tratando de detenerlo, pero este aprovechó para tomarla con su mano y ponerla sobre mi espalda. Sacaba su verga y la metía nuevamente, cada vez más rápido. Cuando su verga tocaba fondo en mi interior, sentía que algo en mi se rompía, era un dolor intenso. El gemía de placer mientras me taladraba el culo con su enorme fierro.

Después de un rato, su verga ya no tuvo obstáculo, ni el piedad con mi culo, me comenzó a coger salvajemente, yo lloraba, su verga me llegaba literal hasta las tripas, él me tomaba del cabello mientras deslizaba su verga en mi interior, había momentos en que ya no podía más, su vergota salía y entraba hasta el fondo de mis entrañas, el hacía sonidos extraños de placer y yo, era una objeto sin vida, que hacia su mayor esfuerzo por aguantársela, solo pujaba y exclamaba quejidos

-Que rico culito cabrón no mames, jovencito y virgencito como me gustan, que pinche rico te estoy rompiendo tu colita, mírate nomas, pareces una perrita, así empinadita para que tu macho te de verga, y que rico te la aguantas puto

Me la sacó y tomándome del cabello me puso de pie, mis ojos lloraban, me pidió que me apoyara con mis manos sobre el escritorio y así como estaba de pie, me llegó por detrás y la metió de golpe, casi me levantaba con su verga, yo solo pujaba y exclamaba

-Ahhhhhh yaaaaaaaa ahhhhhhhhhhhh
-No cabroncito todavía no acabo, si esto se está poniendo bueno apenas

Me dio una nalgada fuertísima, me estaba violando con su vergota, me violaba sin piedad, pero yo me dejaba, yo me dejaba violar y me aguantaba, me comía toda su verga con mi culito, sus huevotes rebotaban detrás de mí, los sentía, y sentía como los pelos de su verga pegaba en mis nalgas. Pasó sus manos, ásperas y calientes por mi abdomen y lentamente las fue subiendo hasta mi pecho, me acarició los pezones y luego los apretó. Me cogió así un buen rato, mi culo completamente dilatado por su verga, ya no ponía más resistencia, su verga entraba y salía a su antojo. Cuando me la sacó pensé que todo había terminado y que podría descansar pero que equivocado estaba, me puso de frente a él y me subió al escritorio, después me acostó y me quito por completo el pantalón, subió mis piernas a sus hombros y de golpe me clavó su verga nuevamente. Senti como la primera vez que me la metió, esta vez no pude evitar gritar

-Ahhhhhhhhhhhhh
- ¿Te dolió puto? ¿Te dolió mi verga? ¿Está grande verdad? Pero mira te la comes toda cabrón, te entra hasta adentro, que culito tan más tragón tienes. Justo lo que mi verga necesita

En esa posición podía ver su cara de placer, se veía que disfrutaba enormemente mi culito, yo sentía sus embestidas hasta lo más profundo de mí. De pronto aumento el ritmo y yo comencé a llorar, no lo pude controlar, me dolía demasiado su vergota, sentía sus piquetes de verga perforándome, a él no le importo verme llorar, solo me puso su mano en mi boca para que no hiciera ruido mientras seguía metiendo y sacando su trozo, y de pronto

-Ahhh cabrooooon me vengo, ahí te va mi leche putooooo, ahhhhhh que ricooooooooo

Y un chorro, y otro chorro de sus mecos en mi interior, su verga escupía su semen caliente y espeso quemando las paredes de mi culo, cuando terminó de venirse, me saco la verga y pude sentir algo de alivio, me bajé del escritorio y mis piernas temblaban, me costaba estar de pie, me dolía por dentro y por fuera, me dolía el estómago, sentía su verga aun en mi interior. Algo se quería salir, trate de detenerlo, pero no pude y afloje, sus mecos salieron inmediatamente de mí, mezclados con sangre, recorriendo mis piernas, quise llorar nuevamente, sentí mucho miedo, él estaba de pie frente a mí con la verga aun parada y goteando semen, su respiración agitada. Lo vi a los ojos como suplicando ayuda, pero no la recibí. Se subió el pantalón y me entregó una hoja, no me dijo nada solo

-Con esta autorización en un año vienes para entregarte tu cartilla liberada, a menos que quieras pasar antes para darte otra cogida como esta, si es que te quedaron ganas, ya cámbiate y retírate de aquí que todavía tengo mucho trabajo.

Me subí mi calzón y el pantalón , limpié mis lagrimas y sali, me costaba caminar, pero disimulé, no sabía que había pasado, me sentía violado pero en el fondo yo había querido, yo lo había permitido y la verdad, a pesar del dolor, no me arrepentía.

4 comentarios: