Cuando
cumplí mis 18 años, todos mis amigos de mi edad estaban hablando de que tenían
que liberar el servicio militar, que era un requisito y que si no lo tenías
liberado no podrías realizar algunos trámites cómo titularte o trabajar para el
gobierno, yo no sabía nada de eso, siempre fui alguien a quien sus papás le
resolvían todo, así que cuando escuché a mis amigos organizarse para ir al
cuartel a hacer los trámites me puse de acuerdo con ellos para acompañarlos.
Nos
presentamos el día acordado, y estando ahí nos formaron en filas para darnos
una plática, el cuartel era muy grande, y se podían ver a los soldados en sus diferentes
actividades. Nos comenzó a explicar el sargento de qué se trataba el servicio
militar y por qué era importante hacerlo. Se realizaría un sorteo en el cual sacarías
una bola, si era negra liberarías el servicio sin necesidad de presentarte a la
unidad militar, pero si te tocaba bola blanca, tendrías que presentarte todos
los sábados durante un año.
Un joven
que estaba a un lado de mi me dijo que si le tocaba bola blanca iría a hablar
con el sargento porque el padecía asma y no podía hacer actividades físicas y
gran parte de las actividades que te ponían a hacer eran así. Yo desee que también
me saliera bola negra no tenía para nada ganas de hacer todo eso. Se hizo el
sorteo y para mi mala suerte me salió bola blanca, es decir, tendría que presentarme
durante todo un año a liberar el servicio.
Al final
del sorteo el sargento dijo que quien tuviera una objeción o algún
inconveniente pasaran a hablar con él. Pensé en inventarme una excusa, aunque
no sabía qué, en realidad yo tenía un cuerpo muy atlético ya que hacía mucho
deporte, media 1.80, piel clara, cabello castaño, siempre me habían dicho que
era muy guapo. Pensé en inventarme una enfermedad, pero no se me ocurría nada.
Solo fuimos tres chavos los que tuvimos objeción por presentar el servicio, primero
pasaron a su oficina ellos, uno por uno, no tardaron mucho y después tocó mi
turno. Cuando entré a la oficina, el sargento estaba sentado detrás de un
pequeño escritorio, el espacio era muy pequeño pero cómodo, tenía incluso un
sofá como para dos personas. El sargento me pidió que me sentara y que le
expusiera mi problema
-A ver
muchacho y tú por qué no puedes presentarte a dar el servicio, te tocó bola
blanca, es tu obligación civil
-Bueno lo
que pasa es que estoy enfermo, padezco asma y hacer actividades físicas me hace
mal
-Ah muy
bien, entonces necesito que me traigas un expediente médico para avalar que
efectivamente padeces asma y no puedes realizar actividades físicas
-Bueno, en
realidad no es asma como tal, más bien es solo que me agito mucho
-Pero se ve
que haces mucho deporte, a poco esas piernas y tus brazos están así nomas por
genética, a mí se me hace que me quieres engañar
-No
sargento, como cree, de verdad no puedo
- ¿Por qué
no me dices la verdad? Que no tienes ganas de hacerlo, si fueras honesto
conmigo en lugar de andar de mentiroso inventando excusas yo te podría ayudar
-Bueno, la
verdad es que no lo quiero hacer, los sábados tengo muchas cosas que hacer y
tener que venir un año acá es muy pesado, por favor écheme la mano
-Y si yo te
ayudo, ¿Tú que me das a cambio?
- No sé, no
tengo dinero, pero le puedo pedir algo a mis papas a ver cuánto me pueden dar
-No
chamaco, no quiero dinero, si quieres que te ayude te va a salir un poquito más
caro
-No
entiendo, ¿A qué se refiere con más caro?
-Tú sabes
que uno aquí esta con puro hombre, y uno tiene necesidades, me imagino que
sabes a qué me refiero
-Si, creo
que sí, pero sigo sin entender
-Es fácil
chamaco, si me dejas meterte la verga te libero el servicio
- ¿Meterme
la verga? No, cómo cree, no, de ninguna manera
-Pues
entonces te vienes cada sábado y te voy a traer en chinga cabrón, por haberme
querido ver la cara de pendejo
-No
sargento por favor, ayúdeme, pero no así por favor
-Sí quieres
que te ayude es así, tú sabrás, además, solo va a ser un ratito, igual y hasta
te gusta
-Y si me
duele
-Pues te
aguantas, tú dime que prefieres, un ratito de dolor o un año chingándote en el
sol. ¿Tú escoge? ¿Verga o servicio?
- ¿Aquí me
va a coger?
-Simón aquí
en el sillón, nomás bájate el calzoncito y ahí te la clavo
-Bueno,
está bien, pero despacito por favor
-Primero me
la vas a tener que mamar y ya luego te la meto
De repente estaba
como en un sueño, todo se detuvo, no entendía en qué momento me había metido en
ese lio. Ese soldado, un hombre como de 30 años, moreno, sin barba ni bigote,
cabello corto y negro, en su uniforme de soldado, estaba a punto de meterme la
verga solo por no querer liberar mi servicio, pensé que sería fácil, total
nadie lo sabría nunca, pero aún no sabía a lo que estaba a punto de enfrentarme.
El sargento
se puso de pie y mientras se acercaba a mi iba bajándose el cierre de su uniforme,
metió su mano y saco una verga morena, gruesa y enorme, me pidió que me pusiera
de rodillas y que se la chupara, la tomé con mis manos y la dirigí a mi boca,
cuando la metí fue una sensación completamente extraña, él tenía la verga
caliente, muy caliente, y de la cabeza le salía un líquido, en cuanto comencé a
chupar su verga comenzó a crecer en mi boca, a ponerse dura, él me tomaba del
cabello y empujaba para que me la tragara toda, no podía, no me cabía, una vez
erecta le media como 23cm, la cabeza estaba gorda, hinchada y no dejaba de
soltar babas, que sabían saladas y que no tenía más opción que tragármelas,
pensé que no sería posible que eso me cupiera en el culo, parecía un brazo de
lo gruesa y larga que la tenía, le palpitaba como si tuviera vida propia. El la
metió hasta lo profundo de mi garganta, sentí como me habría, como me lastimaba
y me asfixiaba, no podía respirar pero el sostenía mi cabeza para que no me
pudiera quitar, mi ojos se llenaron de lágrimas y voltee a verlo suplicante
mientras con mis manos me trataba de retirar y le golpeaba las piernas para que
me soltara, voltee a verlo con mis ojos llorosos pero él no me veía, estaba
completamente perdido en el placer que le causaba. Después me la sacó de la
boca y mientras yo tosía y casi vomitaba me dijo
-Ya te la
voy a meter, pero primero pásate al baño a hacer, y te limpias bien porque si
no te voy a sacar hasta la mierda
-No, no
tengo ganas de hacer
-Bueno,
entonces, bájate el calzón y acomódate ahí en el sillón con el culito bien
parado
Me bajé el
pantalón y el calzón, y me puse como él decía, mientras lo hacía le vi la verga
bien parada y sentí que me desmayaba de miedo y de angustia, quise decirle que
no, y salir corriendo de ahí, pero no me animé a contradecirlo. El saco de su cajón
un pomo de vaselina y tomando un sope con sus dedos, me la embarro en el culo,
la sentí caliente, y aceitosa, y mi corazón casi se detuvo cuando me dijo
-Con esto
se te va a resbalar hasta las tripas cabrón, pero tienes buen culo, yo creo que
si me la aguantas, mira nomas que nalgotas, ay papá cogidón te voy a dar
Se bajó el
pantalón hasta los tobillos, y acomodó su enorme vega en la entrada de mi culo,
la deslizo hacia arriba y hacia abajo y luego sin avisar la empujo. La vaselina
hizo que su verga se fuera deslizando sin problema, apenas me había metido unos
centímetros cuando sentí como mi culo se abría para darle paso, fue un dolor
indescriptible.
-Ay Ay ay
despaciooooooo por favoooooor despaciooooo
-Que ay ni
que nada cabrón, aguántate y no te muevas, parame el culo puto, páramelo bien
Su verga
iba entrando sin piedad, yo apretaba mis dientes y cerraba mis ojos, cuando me metió
media verga mi culo no pudo más, el empujaba con fuerza, pero no entraba, la
sacó toda y sentí un poco de alivio, tomó el bote de vaselina y se untó en toda
la verga, su mano se resbalaba a lo largo de esta sin ningún problema, puso un
poco más en mi culo y se volvió a acomodar detrás de mí.
Empujó
nuevamente y su verga se fue metiendo sin piedad, de golpe hasta el fondo,
abriendo mi culo completamente, sentí que moriría, vi todo negro y una punzada
intensa se apodero de mi culo, sentí que se me fueron las fuerzas, ni siquiera
pude gritar, era un dolor insoportable, pero al sargento no le importó, la dejo
clavada hasta el fondo unos segundos más y luego la comenzó a sacar solo un
poco para después volverla a meter, como pude puse mi mano hacía atrás, en su
abdomen, como tratando de detenerlo, pero este aprovechó para tomarla con su
mano y ponerla sobre mi espalda. Sacaba su verga y la metía nuevamente, cada
vez más rápido. Cuando su verga tocaba fondo en mi interior, sentía que algo en
mi se rompía, era un dolor intenso. El gemía de placer mientras me taladraba el
culo con su enorme fierro.
Después de
un rato, su verga ya no tuvo obstáculo, ni el piedad con mi culo, me comenzó a
coger salvajemente, yo lloraba, su verga me llegaba literal hasta las tripas, él
me tomaba del cabello mientras deslizaba su verga en mi interior, había
momentos en que ya no podía más, su vergota salía y entraba hasta el fondo de mis
entrañas, el hacía sonidos extraños de placer y yo, era una objeto sin vida,
que hacia su mayor esfuerzo por aguantársela, solo pujaba y exclamaba quejidos
-Que rico
culito cabrón no mames, jovencito y virgencito como me gustan, que pinche rico
te estoy rompiendo tu colita, mírate nomas, pareces una perrita, así empinadita
para que tu macho te de verga, y que rico te la aguantas puto
Me la sacó y
tomándome del cabello me puso de pie, mis ojos lloraban, me pidió que me
apoyara con mis manos sobre el escritorio y así como estaba de pie, me llegó
por detrás y la metió de golpe, casi me levantaba con su verga, yo solo pujaba
y exclamaba
-Ahhhhhh yaaaaaaaa
ahhhhhhhhhhhh
-No
cabroncito todavía no acabo, si esto se está poniendo bueno apenas
Me dio una
nalgada fuertísima, me estaba violando con su vergota, me violaba sin piedad,
pero yo me dejaba, yo me dejaba violar y me aguantaba, me comía toda su verga
con mi culito, sus huevotes rebotaban detrás de mí, los sentía, y sentía como los
pelos de su verga pegaba en mis nalgas. Pasó sus manos, ásperas y calientes por
mi abdomen y lentamente las fue subiendo hasta mi pecho, me acarició los
pezones y luego los apretó. Me cogió así un buen rato, mi culo completamente
dilatado por su verga, ya no ponía más resistencia, su verga entraba y salía a
su antojo. Cuando me la sacó pensé que todo había terminado y que podría
descansar pero que equivocado estaba, me puso de frente a él y me subió al
escritorio, después me acostó y me quito por completo el pantalón, subió mis
piernas a sus hombros y de golpe me clavó su verga nuevamente. Senti como la
primera vez que me la metió, esta vez no pude evitar gritar
-Ahhhhhhhhhhhhh
- ¿Te dolió
puto? ¿Te dolió mi verga? ¿Está grande verdad? Pero mira te la comes toda cabrón,
te entra hasta adentro, que culito tan más tragón tienes. Justo lo que mi verga
necesita
En esa
posición podía ver su cara de placer, se veía que disfrutaba enormemente mi
culito, yo sentía sus embestidas hasta lo más profundo de mí. De pronto aumento
el ritmo y yo comencé a llorar, no lo pude controlar, me dolía demasiado su
vergota, sentía sus piquetes de verga perforándome, a él no le importo verme
llorar, solo me puso su mano en mi boca para que no hiciera ruido mientras
seguía metiendo y sacando su trozo, y de pronto
-Ahhh
cabrooooon me vengo, ahí te va mi leche putooooo, ahhhhhh que ricooooooooo
Y un chorro,
y otro chorro de sus mecos en mi interior, su verga escupía su semen caliente y
espeso quemando las paredes de mi culo, cuando terminó de venirse, me saco la
verga y pude sentir algo de alivio, me bajé del escritorio y mis piernas
temblaban, me costaba estar de pie, me dolía por dentro y por fuera, me dolía
el estómago, sentía su verga aun en mi interior. Algo se quería salir, trate de
detenerlo, pero no pude y afloje, sus mecos salieron inmediatamente de mí,
mezclados con sangre, recorriendo mis piernas, quise llorar nuevamente, sentí
mucho miedo, él estaba de pie frente a mí con la verga aun parada y goteando
semen, su respiración agitada. Lo vi a los ojos como suplicando ayuda, pero no
la recibí. Se subió el
pantalón y me entregó una hoja, no me dijo nada solo
-Con esta
autorización en un año vienes para entregarte tu cartilla liberada, a menos que
quieras pasar antes para darte otra cogida como esta, si es que te quedaron
ganas, ya cámbiate y retírate de aquí que todavía tengo mucho trabajo.
Me subí mi calzón
y el pantalón , limpié mis lagrimas y sali, me costaba caminar, pero disimulé,
no sabía que había pasado, me sentía violado pero en el fondo yo había querido,
yo lo había permitido y la verdad, a pesar del dolor, no me arrepentía.
Changos y ya fuiste por la liberacion?
ResponderEliminarMe pasó igual pero yo sí preste el servicio militar y además la pasé muy rico
ResponderEliminarEse año la pasaste bie?
EliminarQuien te ayudo, yo la necesitó
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