martes, 15 de octubre de 2019

LA MEJOR COGIDA DE MI VIDA

El sexo se puede convertir fácilmente en una adicción. Después de terminar mi primer relación decidí darme un tiempo solo, para disfrutar de mi vida y de mi sexualidad sin compromisos, comencé a salir a bares, antros, saunas y demás lugares de encuentro.

En las noches me masturbaba viendo porno y fue como se me metió la inquietud de un trío. Fantaseaba con estar con dos hombres al mismo tiempo, con sentir la verga de uno taladrándome el culo mientras se la chupaba a otro. Cada vez me animaba a más y perdía miedo a lo que pudiera pasar. En lo único en lo que pensaba era en sexo.

A mis 22 años me convertí en un experto en ligue, sabía dónde encontrar sexo fácilmente, gracias a la tecnología, las aplicaciones y al buen físico que tenía, era cuestión de minutos para quedar con alguien y coger.

Fue así como en una ocasión navegando por una app encontré el perfil de un hombre de 32 años. En la foto se veía muy bien, bastante varonil, buenos pectorales, sin vellos, y una sonrisa encantadora. La descripción de su perfil era clara; "Hombre varonil buscando putito sumiso que aguante una buena verga, que le guste el sexo rudo, sucio y morboso". Inmediatamente lo saludé y comencé la conversación, no había mucho que preguntar así que fui directo.

-Hola
-¿Que onda, quieres verga?
-La neta... sí
-Pasa foto de tu culito

Le envié una de mis mejores fotos, me veía super sexy de perfil, mostrando mis nalgas enormes, y mi cuerpo trabajado, 1.70 de estatura, piel clara y cabello castaño, sin un pelo en el cuerpo.

-¿Eso qué? De tu culo wey, pásala

Nunca me había tomado una foto así, tomé mi celular y me acomodé de manera que se pudiera apreciar mi hoyito y le envía la foto.

-¡Wow que rico, como para comérselo a mordidas!

En eso me manda una foto de su verga, era una verga larga y gruesa, rosita, cabezona y peluda. Mi culo palpito de ganas, quería sentir esa verga.

-Te voy a dar un cogidón wey, ¿si la aguantas? No muchos me la aguantan pero una vez metiendola ya no la saco
-Si wey que rico
-Sabes, también me gusta meterles el puño. ¿Te animas?
-Nunca lo he hecho pero suena rico
-Ya bien dilatadito wey y te meto mi puño. ¿Qué dices?
-Va me late

Estaba muy caliente, quería sentir esa verga ya, y aunque me daba miedo siempre había fantaseado con el fisting, con sentir un puño abriéndome y rompiéndome el culo. En eso estaba, cuando me hace una nueva propuesta

-Tengo un compa que también es activo, vergón, ¿te animas con los dos?, esta es su verga.

Y me manda una foto de otra verga igual de monstruosa que la de él, mi culo comenzó a palpitar de calentura, dos vergas de ese tamaño era más de lo que podía pedir. Le pregunté que si era real la foto de su perfil y me dijo que no, que eran muy discretos, casados, y que si quería era así.

Le dije que sí, pero no quería meterlos a mi casa, así que les propuse que fuéramos a un motel. Nos pusimos de acuerdo para que una hora después pasaran por mi. A los minutos me llega una nueva notificación.

-¿Oye te animas con tres, otro compa igual de vergón, qué dices, tres vergas para ti solito?

En ese momento estaba tan caliente y con tantas ganas de verga que si me hubiera dicho que me cogerían entre 20 lo habría aceptado, así que le dije que sí. Se llegó la hora, yo iba preparado, llevaba condones, lubricantes, me había hecho un enema para aguantar sus embestidas que seguramente serian muy profundas con semejantes  vergas de más de 20cm .

Llegaron por mí en un coche, los tres se veían muy varoniles, me subí en la parte de atrás con uno de ellos, se presentó como Alberto, traía una camisa desabotonada lo que permitía verle su pecho lleno de pelos, se veía que hacía ejercicio, ya que sus brazos casi reventaban la camisa, además tenia una sonrisa seductora que lucía perfecta en esa cara de barba cerrada.

El que manejaba que fue quien me contactó, se llamaba Mario, a diferencia de su amigo, el estaba completamente rasurado de la cara, traía una playera y un pantalón de mezclilla, se veía que él no hacía mucho ejercicio, pero aún así no era gordo, lo que debo confesar es que era demasiado guapo, un señor joven, moderno, hermoso, y tenían razón, los tres eran muy varoniles.

Por último el copiloto, José, volteó para presentarse, y me dio su mano, al apretarme me pude dar cuenta de lo fuerte que era, el tampoco tenía barba ni bigote, pero era igual de guapo, los tres de piel clara y cabello negro, quizá Alberto un poco más moreno.

Mario: ¿Qué? Ya listo para que te rompamos el culo
Yo: Eso creo
Mario: Vamos pues cabrón a darte verga de una vez
Alberto: No mames si es cierto lo que dijiste, tiene carita de niño, y está chaparrito, voy a sentir que me estoy cogiendo un morro, a ver si si nos aguanta a los tres
Mario: Ya le dije al cabrón que sí se raja lo violamos ¿verdad?

Los tres se rieron, tenía nervios, pero era más mi calentura, así que solo sonreí. Nos dirigimos a un motel que quedaba cerca, metimos el coche y nos pasamos a la habitación. Era muy grande con un espejo enorme a un lado de la cama, sillones, tubos, un jacuzzi. Inmediatamente me pidieron que me desvistiera y ellos hicieron lo mismo. Efectivamente eran muy altos los tres. Mario  comenzó a besarme, traía su verga enorme ya parada, completamente desnudo, casi sin vellos a excepción de muy poco en las piernas y un pequeño camino en el abdomen que bajaba hasta su verga. Supe lo salvaje que seria esa sesión de sexo en el momento en que comenzó a apretarme las nalgas con fuerza y a darme nalgadas mientras metía su lengua a mi boca para después escupirme la cara.

Alberto y José se recostaron en la cama observando como su amigo me ponía a que le chupara la verga. La metía salvajemente hasta lo profundo haciendo que casi me vomitara. Los otros seguían observando mientras se la jalaban. Después de chupársela un rato me levantó del cabello y me lanzó a la cama, inmediatamente me puse a chuparle la verga a Alberto, era una verga más gruesa que la de Mario y unos centímetros más larga, morena, encorvada hacia arriba, de esas vergas que en ciertas posiciones te tocan la próstata provocando orgasmos inolvidables, tenía vellos en todo el cuerpo, brazos, pecho, abdomen, piernas, y sobre todo en la verga, mientras se la chupaba con otra mano se la jalaba a José que estaba a un lado, también vergón aunque no como sus amigos, la suya era completamente recta, de esas que se te clavan sin permiso deslizándose hasta el fondo.

Por detrás de mi, Mario comenzó a comerme el culo deliciosamente, su lengua húmeda y caliente recorria mis nalgas lampiñas, escupía y volvía a comer, yo pasaba de verga en verga con mi boca con los dos que tenia delante, me sentía una zorra, y lo era, era la puta de esos tres machos que estaban dispuestos a montarme hasta saciarse, ya quería sentir sus vergas en mi culo, pero quise disfrutar de sus monstruos de carne inundando mi garganta, comiéndome sus jugos.

Mario me daba unas nalgadas muy fuertes, me dolían, sentía como sus enormes manos rompían mi piel, dejándola roja, y nuevamente me comía el culo, lo mordía y metía su lengua. Después comenzó a meter uno de sus gruesos dedos, sin más lubricante que su saliva, mi culito no puso resistencia, y se trago su dedo y luego otro.

Mario: Ahhhhhh no mames putito, que culito tan calientito, estas hirviendo puto, eres una zorrita, así me gustan papá bien putotes. ¿Vas a querer verga de macho?

Me tenia que sacar la verga que traía en la boca para contestarle. De pronto sentí como Mario acomodó su verga en la entrada de mi culo y presionó, yo me retiré y le dije que en la mochila traía un condón, pero no me hizo caso, clavo su cabeza así y presionó metiendo un poco más. Puse mis ojos en blanco, y no lo pude controlar, me entregue completamente al placer, me deje poseer por esa verga caliente, quería sentirla así, a pelo, quemando las paredes de mi culo, la sacó un poco y volvió a escupir y luego me la clavó nuevamente, grité al sentir como me clavó media verga, pero José me tomo del cabello y me puso a tragarme la suya ahogando mi grito.

Mario comenzó a taladrarme con fuerza hasta que mi culo se abrió completamente a su fierro, se puso en cuclillas dejando caer todo su peso sobre mi en cada embestida, mis ojos lloraban al no poder respirar atragantandome con otras dos vergas.

Alberto me comenzó a jalar hacia el haciendo que la verga de Mario se saliera, y me trepo sobre él, me monte encime como jinete en un caballo, pegando mis huevos a su abdomen peludo, inmediatamente acomodo su verga que se deslizo hacia mi interior, yo me la termine de comer dejando caer mis nalgas sobre ella, con todo mi pez, clavandomela hasta lo más profundo, haciendo que mi verga se pusiera dura casi a punto de explotar. Alberco con una de sus manos comenzó a jalarmela aumentando el placer,  con la otra me apretaba suavemente los pezones, mientras yo sobaba su pecho peludo y movía mi cintura en círculos sintiendo su verga tocando cada espacio de mi interior. Mario se puso de pie a un lado mio metiendo su verga en mi boca para que se la chupara mientras José se masturbaba por un lado observándonos.

Luego llego el turno de José y al igual que con Alberto me monte sobre él, sin embargo el fue más salvaje, me comenzó a coger muy rápido, haciendo que su verga tocara el interior de mi intestino causando un fuerte dolor que me hizo casi querer vomitar. Sudabamos a chorros.

Mario se puso por detrás de mi y aun con la verga de José adentro se acomodó para metermela el también. Sabía lo que quería hacer, sentí un poco de miedo pero su verga no pidió permiso, se deslizo hacia mi interior haciendo que mi culo tronara. El dolor fue insoportable y grité, incluso intenté quitarme pero esos dos machos me tenían prisionero, sis dos vergas tallaban mi culo abriéndolo y llevándolo a limites inexplicables, me encorvé del dolor y José aprovecho para besarme. Su beso me calentó y comencé a disfrutar la embestida.

Alberto se arrimo por un lado, quería participar, se puso de pie a mi costado y tomándome del cabello llevó mi boca a su verga, que clavo hasta mi garganta, de reojo pude verme en el espejo dominado por esos tres machos  sentía que me desvanecía de placer. Mario comenzó a hacer ruidos extraños y pude sentir como su verga se vaciaba en mi interior, al sentirlo Jose también se comenzó a venir mezclando  batiendo los mecos de su amigo con los suyos en mi culo.

Alberto por su parte se comenzó a venir en mi boca, yo me tragué cada gota de su semen salado, que para mi era como un manjar.

Nos desplomamos los tres sobre la cama, pero aun estaba pendiente algo.

Mario comenzó a pasar su mano por mi culito, yo solo cerré los ojos, esperando a que comenzara a meter su mano. Mi culo estaba completamente dilatado, pero aun así su puño era demasiado grande, tenía cuatro dedos adentro de mi culo y presionaba por meter su puño completo, no lo logro a la primera así que se lleno la mano de lubricante. Alberto y José me tomaron cada uno de una pie levantándolos hasta mi cabeza haciendo que mi culo quedara completamente expuesto, no me podía mover, estaba preso entre la fuerza de sus brazos. Mario acercó nuevamente su mano y metiendo dos dedos y después nuevamente cuatro fue deslizando.

Cuando llegó a la parte más gruesa de su mano mi culo se resistió un segundo y de pronto se abrió haciendo que su mano se deslizara en mi culo hasta la muñeca, exclame un gemido de placer mezclado con dolor, pero no me pude mover, Mario comenzó a meter más profundo su mano, sentia sus dedos en mi interior acariciando las paredes de mi ano, empujando y abriendo todo a su paso, era una sensación indescriptible.

De pronto saco su mano haciendo que mi ano casi se saliera, José lo quiso intentar e inmediatamente se acomodo para clavarme su puño, lo hizo con la mano cerrada, presionando hasta que entro ya sin trabajo.

José: No mames puto que rico, esto se siente delicioso, que culote tan tragón
Alberto: A ver wey dejame a mi yo también quiero sentir
Mario, les dije cabrones que esto iba a estar genial

Toco el turno de alberto de clavarme su puño, era el que tenía de los tres las manos más grandes, me clavó su puño llevándome hasta las estrellas, los pelos de su brazo, limaban por completo mi ano, estábamos que explotábamos de morbo y calentura, Jose se la comenzó a jalar sobre mi cara mientras o me masturbaba a punto de explotar.

La mano de Alberto llegaba cada vez mas profunda, la sentía en mi interior, llegando hasta mi estomago, de pronto José se comenzó a vaciar en mi cara y Mario acercó su verga para hacer lo mismo, yo también me vacié lanzando chorros de semen que salían disparados hacia mi abdomen mientras Alberto seguía con su puño clavado en mi interior hasta los codos.

Después de eso nos dimos un baño en el jacuzzi los cuatro juntos, ahí, Alberto me volvió a coger, su enorme verga entraba como agua en mi culo dilatado hasta que se vació en mi. Nos terminamos de bañar y me llevaron a mi casa amenazando con repetir.


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