Todo esto sucedió cuando estudiaba el tercer semestre de preparatoria. Yo era un alumno muy dedicado a mis estudios, siempre sacaba 10, y no aceptaba un nueve en mis boletas. A mis 17 años, y a pesar de que no me gustaba, hacía deporte, ya que esa materia también la calificaban, lo que me ayudaba además a tener muy buen cuerpo, delgado pero tonificado.
Una de las clases que más me gustaba era la de literatura, ya que el profe era muy agradable, no era guapo, pero tenía una sonrisa muy simpática y era muy buena onda. Además me encantaba leer, y siempre presentaba los mejores ensayos.
El profesor tenía la costumbre de ponernos a leer en clase, al azar nos iba turnando para ir leyendo y mientras lo hacía pasaba por los pasillos. A veces se detenía un poco, y después seguía avanzando. Cuando se paraba junto a mí, me ponía nervioso, no sabia por qué, además lo hacía muy seguido, se paraba a un lado mío y su bulto quedaba a la altura de mi cara, de frente, a solo unos centímetros.
Yo aún no despertaba mi sexualidad, pero estaba seguro, las mujeres no me gustaban, o no me gustaban tanto como los hombres. Me llamaba la atención verles la verga a mis amigos en los mingitorios, y cuando el profe se paraba junto a mí, me hacia preguntarme cómo sería la suya.
En una ocasión cuando el semestre estaba por terminar, el profe nos pidió que saliéramos todos del salón, y que él nos llamaría de uno a uno para darnos la calificación final. Cuando fue mi turno pasé y el profe me dijo:
-No se qué pasó Ricardo, siempre te va muy bien, pero esta ocasión tienes 8
Yo no lo podía creer, un 8 no era una calificación que yo pudiera aceptar, lo cuestioné
-¿Por qué un 8 profe? no entiendo, entregué todo bien
-Tu ensayo final tenía unas inconsistencias de redacción y de análisis, sinceramente no te puedo poner más
-Pero profe, no puedo tener un 8, en todas las materias llevo 10, póngame otro trabajo, lo que sea por favor
-Pues ya no hay nada que hacer, no sería justo para los demás compañeros, además, ya no tengo tiempo de leer otro ensayo, tengo muchos exámenes que calificar de otros grupos, aunque sabes qué, pensándolo bien, me puedes ayudar a revisarlos, así termino más rápido, y tú puedes subir tu calificación
-Si profe claro, yo le ayudo
-Solo que tendrías que ir a mi casa en la tarde, que es cuando me voy a poner a revisarlos, solo no le digas a nadie, porque a nadie más le voy a ayudar, ya la calificación que sacaron con esa se van a quedar
-Si profe no se preocupe
Nos pusimos de acuerdo para la hora a la que iría a su casa, no le dije nada a mis papás, ni a mis amigos.
Llegué y toqué la puerta, ya me estaba esperando, fue muy amable, su sonrisa me hizo entrar en confianza
-Pasale Ricardo
-Gracias
-¿Te ofrezco algo de tomar?
-Agua esta bien, gracias profe
-Mira acá en el comedor estoy revisando los exámenes, pásate
Su casa estaba sola, sabía que era un hombre casado, pero no había nadie, no quise ser indiscreto y preguntarle donde estaba su esposa, pero vi que tenía un hijo, ya que en en la sala había una foto grande en donde estaban los tres.
Me senté un poco tímido, ya que era diferente estar en la escuela que estar a solas en su casa, me pasó un examen con las respuestas correctas y basándome en ese calificara los demás.
Los comencé a revisar y mientras platicábamos, me hacía preguntas de mi familia, de mis amigos, de la escuela, si pensaba seguir estudiando y me contaba cosas de su vida también, de cómo empezó a dar clases en esa prepa y que no era originario de ahí, que eran de otra ciudad y que como su hijo ya había salido de vacaciones, se habían adelantado con su mamá para pasar las vacaciones allá.
Después de un rato me pidió que descansáramos un poco y nos sentamos en el sofá de la sala, prendió la televisión y se sentó a un lado de mí, muy cerca, me puse algo nervioso
-Oye Ricardo, quería platicar de algo importante contigo, el otro día vi que unos compañeros te estaban molestando, escuché que te estaban ofendiendo, refiriéndose a tu sexualidad, y vi que te sentiste mal, porque comenzaste a llorar. Iba a acercarme, pero no lo vi oportuno. ¿Te molestan seguido?
-Pues si, ellos así son, siempre me están diciendo que soy gay, y ofendiéndome, me hacen sentir mal
-¿Y lo has hablado con tus papás?
-¡No! ¿Cómo cree? No quiero que mis papás vayan a pensar que es cierto
-Ricardo, pero ser gay no tiene nada de malo, es algo normal, es parte de la diversidad sexual, no es algo que se elija, si fueras gay no te debería afectar, ni importar lo que los demás piensen
Me sentí extraño, nunca lo había visto de esa manera, muy en mi interior sabía que sí era gay, pero lo reprimía, no quería aceptarlo, lo veía como algo malo, pero escuchar a mi profesor favorito, que tanto admiraba, decirme que no era malo ser así, me dio fuerza, y me hizo sentir bien, además de que me brindaba mucha confianza.
-Sabe algo profesor, la verdad, siendo sincero, yo creo que si soy gay, pero me da miedo serlo, me da miedo que me ofendan, que se rían, que me rechacen
-Mira Ricardo, va a haber muchas personas que lo harán, pero lo mas importante es tu felicidad, y que te aceptes a ti mismo tal como eres, sabes, ya que estamos en confesiones y para que no te sientas mal, te voy a confesar algo, yo me considero bisexual, me casé y tengo un hijo, los amo, amo a mi familia, pero dejé ir al amor de mi vida por miedo, porque era un hombre
La confesión del profe me desconcertó, jamás lo habría pensado, me siguió contando
-Lo conocí cuando estábamos en la prepa, y sabes se parecía mucho a ti, quizá por eso eres mi alumno favorito, porque me recuerdas a él, era así como tú, guapo, con los labios así, tiernitos, lindos
Mientras me decía eso en un tono muy suave, comenzó a acariciar mi cara, y mientras decía lo lindos que eran mis labios, paso un dedo por ellos, mi respiración se aceleró un poco, me sentía nervioso, pero me gustaba lo que decía y lo que hacía. Después acerco lentamente su cara a mi, no sabia que hacer, estaba inmóvil, su boca cada vez estaba más cerca de la mía, cerré mis ojos y me dejé llevar.
Sus labios tocaron los míos, provocando una descarga de energía y adrenalina que recorrió todo mi cuerpo, era la primera vez que besaba a alguien, el profe besó mis labios tiernamente y poco a poco comenzó a abrir la boca, yo no sabia como hacerlo pero lo intentaba, fue un beso algo torpe pero que me sacudió por completo, incluso comencé a excitarme, podía sentir mi pequeña verga despertarse. Puse mis manos sobre ella para disimular.
El profe se retiró y vio que me tapaba, sonrío y me dijo
-No te preocupes Ricardo, es normal que pase eso, mira, yo también como estoy
Y agarrándose el bulto, vi que también la tenia parada, su verga era más grande que la mía, se podía ver aun por encima del pantalón, después me preguntó que si quería tocar, a lo que contesté que sí, y es que a decir verdad, siempre había soñado agarrarle la verga a alguien, y no quería perder esa oportunidad.
Acerqué mi mano y comencé a sobarle la verga por encima del pantalón, la traía dura, se sentía delicioso, mi verga cada vez se ponía mas dura también. Después me preguntó si quería que se la sacara, para que la viera bien, no le contesté, solo moví la cabeza diciendo que sí.
Mientras se desabrochaba el pantalón, mi corazón comenzó a latir mas fuerte, estaba ansioso por versela, pero estaba muy nervioso. Se desabrochó el cinto y el pantalón, bajó su cierre y metió su mano para sacarla, cuando salió, la pude ver en su esplendor, era una verga normal, como de unos 18 cm, no muy gruesa pero no delgada, tenia la circuncisión, por lo que su cabeza estaba completamente expuesta, de la punta salía una gota de precum, que brillaba. Era una verga hermosa, perfecta, recta, me tenía hipnotizado. Estaba admirándola cuando me dijo que la tocara, puse mi mano sobre ella, y pude sentir su calor, fue una sensación que jamás olvidaré, se la comencé a jalar suavemente, se recargó en el respaldo del sillón, llevó sus manos a la nuca para disfrutar y cerró los ojos.
Se verga me hipnotizaba cada vez más, me llamaba, moría de deseo de llevarla a mi boca de probarla, hasta que no lo pude controlar más, y lo hice, no sabia cómo, pero no lo creía difícil, metí su cabeza en mi boca, y se la comencé a chupar, el abrió los ojos sorprendido pero sonriendo de placer, comenzó a gemir, de verdad lo estaba disfrutando.
Los dos ya estábamos muy calientes, cada vez con más confianza y menos nervios, mientras se la seguía chupando me dijo
-Ricardo, ¿Quieres probar algo más rico?
-¿Qué profe?
-Ven, vamos a mi recamara
Me dio la mano y nos pusimos de pie, con la otra mano se detuvo el pantalón para que no se le bajara, llegamos a su recamara y cerró la puerta
-No vamos a hacer nada que tú no quieras, voy a llegar hasta donde tú me dejes, si algo no te gusta solo dime y me detengo, ¿Está bien?
-Si profe, está bien
Después se acercó de frente a mí, y luego de decirme nuevamente lo hermosos que estaba me besó otra vez, esta vez el beso fue mejor, abrí mi boca y le seguí el ritmo, nos besamos tiernamente, con sus manos comenzó a tocar mis nalgas, a acariciarlas por encima del pantalón y a acariciar mi cuerpo. Su boca húmeda pasó a mi cuello para besarlo, mientras lo hacia, lentamente me fue levantandado la playera hasta quitármela por completo para después, uno a uno irse desabotonando su camisa hasta quitársela también ´él.
Su cuerpo era normal, quizá con algún par de quilos más, pero se veía bien, tenía unos cuantos pelos en el pecho y otra pequeña linea en el abdomen, usaba bigote pero no barba, además de que siempre llevaba lentes, se los quitó y los puso en una mesita. Mi cuerpo por el contrario era delgado y suave, sin vellos, cuando me vio, no puedo ocultar una expresión de satisfacción, como quien tiene un manjar frente a él y está a punto de comérselo. Se acercó a mi, y me volvió a besar, cuando se acercó pude sentir el calor de su piel tocando la mía, fue eléctrico, fue emocionante y muy excitante, lo comencé a besar con más intensidad y el me correspondió, se quería comer mi boca, metía su lengua y me lamia los labios y la cara.
Ya que yo era más bajo que él, podía sentir su verga húmeda pegando en mi abdomen, llenándome de su lubricante, soltaba mucho. Se terminó de quitar el pantalón por completo, aventandolo con sus pies a un lado, se agachó para quitarse los calcetines, quedando completamente desnudo, sabía lo que seguía, sabia lo que estábamos haciendo, sentía miedo, nervios, pero quería probar, quería seguir, quería llegar hasta el final, así que lo deje que siguiera.
Me giró y se puso detrás de mí, paso sus manos por delante y tocó mi pecho, mientras su boca jugaba con mis oídos, me fue bajando el pantalón lentamente y yo le ayudé a quitármelo con los pies, después hizo lo mismo con mi calzón, lentamente lo fue bajando para quedar igual que él, desnudos los dos, se agachó un poco para que su verga pegara en mis nalgas, cuando lo hizo, cuando sentí su verga dura y caliente tocar mis nalgas, un escalofrió invadió mi cuerpo, el comenzó a moverse como si me estuviera cogiendo, pero sin meterla, al tiempo que acariciaba mi abdomen y mis piernas. Desde mis piernas subió hasta poner su mano por debajo de mis huevos y luego me agarró la verga, la apretó y me la comenzó a jalar, sentí delicioso, nunca nadie me había tocado, y era completamente distinto a jalartela tu mismo.
Se puso de rodillas detrás de mí y sin soltarme la verga con la otra mano me empujó de la espalda para que me arqueara, al hacerlo acercó su cara a mi culo, cuando sentí su respiración acercarse el corazón se me iba a salir, pero cuando sentí su boca caliente y húmeda entre mis nalgas y después su lengua deslizarse entre ellas, toqué el cielo. Comenzó a comerse mi culo de una manera deliciosa, como si fuera un helado que lamía y lamía, después se puso de pie y acercó su verga a mi culo lubricado, deslizándola una y otra vez entre mis nalgas, de pronto me pregunto:
-¿Te la meto?
-No se, ¿no duele?
-Si, quizá te duela un poco, lo haré despacio, pero tú dime
-Está bien, pero despacio por favor, me da miedo
Me llevó a su cama, puso una almohada y me pidió que me acostara boca abajo, poniendo la almohada en mi abdomen, eso hacia que mi culo quedará levantado, se puso detrás de mí y volvió a comerse mi culo, escupió y se puso algo de saliva, me pregunto si estaba listo, a lo que le contesté moviendo mi cabeza en señal de sí. Cerré mis ojos y los apreté cuando de pronto comencé a sentir como su verga empezó a abrir mi culito, su fierro caliente se comenzó a enterrar suave poco a poco, no era dolor, pero era una sensación extraña, completamente nueva para mí. El siguió empujando suave, poco a poco.
Yo sentía como mi culo se iba llenando de verga con cada centímetro que el profesor me enterraba, lo hacía muy lentamente, permitiendo que mi culo se la fuera comiendo poco a poco, que a su ritmo se abriera para dar paso a la verga caliente del profe que cada vez llegaba más profundo, hasta que sentí su cuerpo pegado al mio, su abdomen pegando en mis nalgas, y su verga topando en mi interior, fue ahí cuando sentí un poco de dolor y lancé un gemido pero el profe me tranquilizó
-Shhhhhh, tranquilo, ya la tienes toda adentro bebé, respira
Comencé a inhalar aire suavemente, a respirar, a relajarme, mientras el acariciaba mis nalgas y mi espalda. Se comenzó a mover suave, la sacaba un poco y la volvía a meter, la sacaba y la metía, cada vez la sacaba un poco más y cuando entraba la clavaba hasta el fondo, cada que lo hacía yo soltaba un gemido.
El ritmo fue aumentando poco a poco, cada vez mas hasta que el mete y saca fue creciendo a un ritmo constante, su verga gorda dilató mi culo virgen, lo abrió, lo rompió para clavarse hasta adentro, entrando y saliendo a su antojo. Me comenzó a coger delicioso, su fierro caliente quemaba mis entrañas de una manera deliciosa, sentía el calor de su cuerpo, el calor de su verga clavándome, me dolía, pero era un dolor soportable, era un dolor que disfrutaba y el también.
Me giró para quedar boca arriba los dos frente a frente, levantó mis piernas y las llevo a sus hombros y me la volvió a clavar de golpe, lancé un grito cuando sentí su verga en el fondo de mi culo, la posición hacia que entrara más profundo, pero el ahogo mi grito y mi lamento con un beso, puso sus manos entre mis dedos y apretó mis manos, me besaba el cuello, me besaba la boca y los pechos, mientras su verga seguía clavándose, sin piedad, cada vez más fuerte.
Me excité demasiado, no lo pude controlar y me comencé a venir, a chorros, traía mecos acumulados porque no me la jalaba seguido, cuando el profe sintió que me venia, se levantó un poco, quedando de rodillas, y con mis pies aun en sus hombros me empezó a embestir muy fuerte, tan fuerte que me lastimó, me dolía, pero yo seguía viniéndome, lo cual me provocaba una mezcla de dolor con placer, fueron tres o cuatro embestidas profundas, cuando se quedó adentro, con su verga clavada hasta el fondo y lanzó un gemido de placer, puso los ojos en blanco y se comenzó a venir en mí.
Su verga empezó a convulsionar, lanzando chorros de semen en mi interior, sentía como su verga palpitaba dentro de mi, y sentía sus chorros calientes llenarme, se quedó un momento así hasta que se vació por completo, poco a poco fue abriendo los ojos mientras me la sacaba.
Cuando la sacó, la vi mas grande que antes, aun la traía parada y no podía creer que había estado dentro de mí, me dijo dónde estaba el baño por si quería entrar a limpiarme, pasó el primero y después entré yo, tenia muchas ganas de hacer del baño, así que me senté y comencé a sentir como solo salía aire mezclado con sus mecos, eran muchísimos, me había llenado el culo, no dejaban de salir, tomé un poco de papel y me limpié, y los vi ahí en el papel, espesos, los mecos del profe que habían estado en mi culo.
Salí y el estaba acostado en la cama aún desnudo, pero ya con la verga flácida, se había puesto los lentes y me pidió que me acercara, que me acostara a su lado.
-Ricardo, ¿Estas bien?
Si profe, me siento algo raro, pero estoy bien
-¿Te puedo pedir algo?
-Si claro profe lo que sea
-Que no le cuentes a nadie por favor, que esto sea solo un secreto entre tú y yo
-Si profe no se preocupe
-Oye, ¿Y te gustó?
-Sí, fue riquísimo, al principio me dolía un poco y en la ultima posición también, sentía como que me topaba hasta el interior
-Si perdón, es que me calenté mucho, yo también sentía que te estaba pegando hasta el fondo, pero me la aguantaste rico, no la tengo muy grande, pero para ser virgen te la comiste bien, te la metí toda y no te rajaste, de acordarme hasta se me esta parando otra vez
-Pero siento que se me quedó abierto profe, ¿así se me va a quedar ya?
-No, ya no te va a quedar como antes, pero al rato se te cierra, a ver como te quedó
Llevó su mano a mi culo nuevamente y me metió un dedo mientras volvía a exclamar de placer
-Ahhh sí no manches te quedó bien abierto, te di verga bien sabroso, lo traes todavía bien mojadito, lleno de mecos
-Sí, me llenó un montón, ahorita que fui al baño se me salieron
-Ah no manches que rico, a ver espérame, quiero ver algo
Se retiró un poco y levantó mis piernas levantando mi culo, después me pidió que pujara, como si fuera a hacer del baño, al hacerlo, sentí como salieron un poco mas de sus mecos
-Ahhh Ricardo no manches, eso es lo mas delicioso que he visto
y sin preguntarme se acomodó entre mis piernas y de golpe, me metió nuevamente la verga que ya se le había parado
-Ahhhhhhh, profeeee
Grité, no me lo esperaba, me empezó a coger fuerte
-Estás bien Rico bebé, eres el culito más delicioso que hay y me lo estoy chingando yo ahhhhhh
Estaba poseído, cogiéndome fuerte, su verga entraba hasta el fondo, me estaba doliendo un poco mas que antes, solo cerré los ojos, y deje que me embistiera a su antojo, que me cogiera sin piedad, fueron solo unos minutos cuando la sacó y rápido se acercó a mi, me tomó de la cabeza y la llevó a su verga, instantáneamente se la chupé, apenas le había dado unas cuantas chupadas cuando se empezó a venir en mi boca
-Cometelos, comete mi leche bebé
Obedecí, deslice por mi garganta su leche caliente y espesa, salada pero deliciosa, me tragué cada gota hasta que terminó, luego me besó, probando su propia leche. Terminamos exhaustos, sin fuerza
-Ricardo, ya es tarde, si quieres ya irte a tu casa antes de que se haga de noche, no te llevo, para que no te pregunten tus papás que por qué estabas conmigo
-Pero no terminamos de revisar los exámenes
-No te preocupes los termino yo
-¿Pero mi calificación?
-Tienes 10 Ricardo, tienes 10, no te puedo poner más, si no, te ponía un 20
Se acercó y me dio otro beso, nos cambiamos y me acompañó a la puerta, al salir yo era otro, mi perspectiva de la vida había cambiado, iba feliz, iba asustado, aun sentía mi culo palpitante, sabía que lo quería repetir pero no sabia si volvería a pasar, por mí parte, solo era cuestión de una cosa, de que él profe me lo pidiera.
me encantó tu relato y sobre que lo disfrutaste mucho.
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ResponderEliminarMe calentó mucho tu relato. ¡Qué tierno despertar sexual el tuyo!
ResponderEliminarTuve medio relato una erección y no dejé de sacar líquido preseminal. Sentí un morbo tierno y lindo, no esa lascivia y calentura de una cogida cualquiera, hasta sentí cierta empatía y envidia.
Me latió.