sábado, 28 de diciembre de 2019

EN LA PLAYA CON MI SOBRINO

Nunca pensé en casarme, me gustaban las mujeres, sí, y mucho, pero no creía que el matrimonio fuera algo para mi. A mis 30 años había tenido muchas novias, pero siempre me terminaban por infiel. Era un cabrón, me encantaba el sexo, incluso en un par de ocasiones había cogido con hombres, estando en la peda me ganaba la calentura y no me importaba nada con tal de tener un culito. Así que eso del matrimonio no era para mí, además, me consideraba un hombre guapo, atractivo, 1.85 de altura, no hacía gym, pero me encantaba jugar futbol, lo que me había hecho conseguir un muy buen cuerpo, me gustaba dejarme la barba un poco crecida, ya que como era de barba cerrada, me hacía ver mucho mejor, y a las mujeres eso les encantaba.

A veces me preguntaban mis amigos que si no pensaba tener hijos, y la verdad es que sí, muchas veces lo pensé, pero simplemente no se había dado, mientras, aprovechaba para disfrutar a mis sobrinos, en especial al mayor, Ernesto, era muy guapo desde que estaba niño y siempre había sido mi consentido, ahora ya estaba creciendo, tenía 17 años y su cuerpo estaba cambiando. Aun así a veces seguía siendo un pequeño niño inmaduro.

Me gustaba salir con él en mi coche convertible y dar vueltas por la ciudad escuchando música, y se veía que el también lo disfrutaba. A mi me iba muy bien en mi trabajo, tenía un restaurante que era todo un éxito en la ciudad, y en la época de navidad, me llevaba a mis empleados a la playa, a una casa que tenía yo allá, para festejar la posada.

Ese año, decidí invitar a mi sobrino, pensé que sus papás no lo dejarían por ser menor de edad, pero me tenían mucha confianza, así que lo dejaron ir conmigo los 3 días que estaríamos en la playa.

Cuando llegamos, cada uno de mis trabajadores se instaló en las diferentes recamaras que había, y por comodidad y confianza mi sobrino se quedó conmigo en la recamara principal, hacía mucho tiempo que no dormíamos juntos, ya que cuando él era niño muchas veces se quedaba a dormir conmigo, así que no le causó problema.

Ese día que llegamos, comimos todos juntos y después nos fuimos un rato a la playa. Cuando vi a mi sobrino en su traje de baño, me quedé con la boca abierta, hacía mucho que no lo veía sin playera, tenía un cuerpo muy bonito, ya no parecía un niño pequeño, sin embargo aún no tenia el cuerpo de un adulto, era simplemente hermoso y perfecto. Cada día se ponía más guapo, pensé que seguramente a su edad ya tendría muchísimas niñas detrás de él.

La tarde pasó y con ella las cervezas y el alcohol, yo estaba recostado sobre un camastro en la arena, y mientras, veía a mi sobrino de espalda, jugando con las olas del mar, me percate de que tenía muy buen trasero, pero muy buen trasero, paradito y redondito, de espalda parecían nalgas de niña, de no ser por sus piernas llenas de vellos, juraría que eran nalgas de mujer, no se por qué pero me dieron ganas de darle una nalgada, de hecho me lo imaginé, bajándole el diminuto short que llevaba puesto y dándole una nalgada, eso me excitó, la verga se me comenzó a poner dura, estaba algo tomado, y pensé que debía ser por eso, traté de pensar en otra cosa. Más tarde, regresamos a la casa y nos propusimos meternos a bañar para salir todos a cenar a algún lugar.

Llegamos a la habitación y Ernesto me preguntó si se metía a bañar él primero o me metía yo, ya que compartíamos el baño de la habitación. Le dije que se metiera él, pero que dejara la puerta del baño sin seguro por si me daban ganas de orinar, y así fue, a los pocos minutos de que mi sobrino se estaba bañando sentí ganas de orinar, me metí al baño y él ya estaba en la regadera. Voltee hacia donde estaba él, solo nos dividía un cancel de cristal, que aunque un poco empañado por el vapor del agua caliente dejaba ver perfectamente su silueta, él estaba de espaldas y yo podía ver esas hermosas nalguitas. Sentí un deseo enorme de meterme ahí en la regadera con él, y acariciarselas, no entendía por que estaba pensando eso, era mi sobrino, no estaba bien, debía ser porque tenia días sin meter la verga. Terminé de orinar y decidí salirme, antes de cometer alguna locura.

Ese día cenamos todos juntos en un restaurante, la cena navideña sería al día siguiente en la casa, para eso tenia contratada música, un banquete y todo para festejar a lo grande. Durante la cena me tomé un par de copas más hasta que regresamos para descansar ya que teníamos que guardar energía para el día siguiente. Hacía muchísimo calor, y para mi mala suerte el aire acondicionado de mi recamara no estaba funcionando, abrí la ventana para que entrara un poco de aire pero aun así se sentía un calor sofocante. Le dije a mi sobrino que me dormiría solo en boxer y el me dijo que también lo haría, ya que sería la única manera de soportar el calor.

Nos comenzamos a desvestir hasta quedar los dos solo en calzón, el traía unos boxers ajustados, wow, de verdad tenía un culote, no pude disimular quedarme viendo su trasero, nuevamente mi verga se puso dura y él lo notó, porque lo vi viéndome el bulto disimuladamente. Me metí a la cama de inmediato para ocultar mi erección, ya que a pesar de no tener una verga extremadamente grande, si que era de muy buen tamaño, 18 cm de carne, y sobre todo  gruesa.

No podía dormir, no entendía porque me ponía tan nervioso tener a mi sobrino a un lado mío, siempre había convivido con él, a mi me gustaban las mujeres, y estaba consciente de que ya caliente no me importaba, pero en este caso se trataba de alguien  menor de edad y sobre todo, se trataba de mi sobrino. Nuevamente culpé al alcohol, e intenté dormirme pero no lo logré, prendí la luz de mi celular para no despertarlo, al parecer ya estaba dormido, boca abajo con su hermoso culito hacia arriba. Qué bello estaba, sentía una ganas enormes de vérselo, de tocarlo, de bajarle el calzón y acariciarlo, morderlo, mi verga no entendía que era el culo de mi sobrino, estaba dura. No se de dónde saqué fuerzas para controlarme hasta que me quedé dormido.

Al día siguiente todo transcurrió normal, fuimos nuevamente a la playa y regresamos para alistarnos para la fiesta. No lo pude evitar y nuevamente tomé, tomé muchísimo, estaba completamente divertido disfrutando de la fiesta en compañía de mi equipo de trabajo, estaba feliz, todos lo estábamos, incluso mi sobrino se estaba divirtiendo muchísimo, me pidió permiso para tomarse una copa, nunca había tomado, lo dude, pero accedí a que fuera solo una, yo a esa edad también me había tomado una que otra copa a escondidas, y que mejor que él lo hiciera frente a mi, y que me tuviera la confianza.

La fiesta terminó tarde, debían ser las dos o tres de la mañana cuando nos fuimos a dormir, nuevamente estaba un poco pasado de copas y el alcohol me puso caliente. Llegamos a la habitación y mi sobrino se comenzó a desvestir, me dijo que se sentía un poco mareado por lo que había tomado, le respondí que era normal. Mientras se desvestía, lo observé, me recordaba a mí a esa edad, ya tenía bellos en algunas partes de cuerpo, un poco en el pecho, y un leve caminito en el abdomen, seguramente también ya tenía en la verga. Quería verlo desnudo completamente, verle sus nalgas, solo eso pedía, era demasiado morbo para mí.

Se me ocurrió algo para verlo desnudo, total, qué podía pasar, solo eso querpia, eso no le hacía daño a nadie, era arriesgado lo que pensé, aún así lo intenté:

-¿Qué calor hace verdad hijo?
-Sí, se me hace que está haciendo más que ayer
-¿Sabes qué? Yo me voy a dormir encuerado, porque si no no voy a poder dormirme
-Si verdad, apenas así
-Pues duérmete tú también así hijo, ni modo que te de pena conmigo
-No, no me da pena

En eso, me bajé el calzón por completo, estábamos cada uno en diferente lado de la cama, de frente el uno al otro, me observó detenidamente, no disimuló en verme la verga, juraría que también estaba caliente, yo la tenía semi erecta y pude ver que él también. Lentamente se fue bajando también su calzón, efectivamente ya tenia algo de vello, su verga aun no era muy grande pero tampoco era de niño, me subí a la cama y después se subió el, se acostó boca abajo, siempre dormía así, y pude ver su culito hermoso, por fin a unos centímetros de mí, quería tocarlo, acariciarlo, lamerlo, no me importaba que fuera mi sobrino, quería hacerlo mio, pero aún así me contuve, sabía que estaba mal y me conformé con verlo, así lo hice durante un rato hasta que apagué la luz, sin embargó dejé prendida la lampara del buro, para no quedar completamente a oscura y poder seguir apreciando su culito.

Me quedé dormido, sin embargo no había pasado ni una hora cuando desperté y lo vi nuevamente, yo seguía caliente y comencé a masturbarme tratando de no hacer ruido para no despertarlo, mientras me la jalaba mi calentura iba subiendo hasta que no resistí y le toqué las nalgas.

Le puse la mano en sus nalguitas hermosas, suaves como la seda, no hice ningún movimiento, solo le dejé mi mano ahí sobre ellas, no lo quería despertar, simplemente quería tocarlas, si despertaba me haría el dormido, no se movió, las dejé un momento ahí, cuando vi que no despertó intenté algo más, lentamente lo tomé de la cintura y lo giré un poco para que  quedara de costado, y por detrás de él me fui arrimando despacio, con cada centímetro que me acercaba sentía que el corazón se me saldría, estuve a punto de detenerme, era demasiada perversión, no le podía hacer eso a mi sobrino, además si despertaba que le iba a decir, qué tal si le contaba a sus papás, pero estaba demasiado borracho y caliente para pensar bien, además, no le estaba haciendo nada, simplemente le quería pegar mi verga en su culito, nadamás.

Lentamente me fui pegando a su cuerpo, sentía su calor cada vez más cerca de mí, y mi verga cada vez más cerca de sus nalgas, cuando lo logré, ya tenia la verga durísima, no sé como pude controlarme, pero no me moví, solo la deje ahí pegada a sus nalguitas. Me palpitaba y me salia muchísimo lubricante, listo para resbalarse sobre el hoyito que tenía enfrente, mi respiración se agitaba. Así me quedé por aproximadamente un minuto, con la verga parada pegada en sus nalgas.

De pronto mi sobrino se empujó hacia atrás, haciendo que su culo se pegara aún más a mi verga, no me moví, sentí que la peda se me bajaba del susto que me saqué, pensé que se había despertado, pero no se movió más, se quedó inmóvil, mi verga quedó ensartada entre sus nalgas y  no entendía que era el culo de mi sobrino, simplemente se quería deslizar y clavarse entre ellas hasta el fondo, comencé a lubricar más, la verga me palpitaba a mil, sentí que no lo podía controlar más y decidí levantarme e irme a la sala antes de hacer una tontería de la que me pudiera arrepentir, pero en eso, mi sobrino se comenzó a mover.

Movía su cadera en circulos, restregando sus nalgas en mi verga, y luego las movía hacia atrás y hacia adelante, no estaba dormido, se había dado cuenta de todo, me lo había permitido, y mejor aun lo estaba disfrutando y quería que continuara. No lo podía creer, no me moví, lo dejé que lo siguiera haciendo, cada vez pegaba más su culo a mi verga, fue cuando ya no lo pude resistir y comence a moverme yo también, él hacia su culito hacia atrás y yo hacía mi verga hacia adelante, la traía completamente lubricada, babeando, lista para clavarse.

Lo tomé por la cintura y comencé a deslizar mi verga entre sus nalgas, sin penetrarlo, comencé a cogermelo sin metersela, lo jalaba hacia mi pegándolo a mi cuerpo y luego acariciaba sus piernas, después lo puse boca abajó y me monté sobre él, continué pasandole mi verga humeda entre sus nalguitas, él paraba su culito ofreciendomelo, sabía lo que hacía, seguramente ya se lo habían cogido.

Nunca lo había pensado, pero seguramente por eso no tenía novia, quizá mi sobrino era gay y yo lo tenía como jamás pensé que pasaría. Me tomé la verga con la mano y apunté en dirección a su hoyito, resbalandome entre sus enormes nalgas, cuando la cabeza de mi verga tocó la entrada, sentí que yo toqué el cielo, estuve a punto de dejársela caer con todas mis fuerzas y partirle el culo sin piedad en ese momento, pero no lo hice, tenia que estar seguro que él quería, se lo pregunté

-Hijo...¿Te la meto?
-Sí tío, metamela, quiero que me coja
-¿Si aguantas?¿Ya te la han metido?
-No, nunca, pero si quiero
-A ver pues, chupamela primero un rato y ahorita te la meto

Mi sobrino estaba más caliente que yo, deseoso de verga, y si él quería, verga le daría, no sería la primera vez que me chingaba un culo de un vato, pero si un culito tan tiernito y eso me volvía loco, dijo que nunca se lo habían clavado, pero no estaba tan seguro, se movía como un experto, seguramente ya se lo había chingado algún amiguito, aún así eso no me importaba, lo único que quería era ya tenerlo ensartado.

Me recosté sobre la cabecera, boca arriba y abrí mis piernas, se fue arrimando como un pequeño gatito, gateando lentamente hasta llegar a lo que buscaba, se me pegó directamente en la verga, cuando sentí la humedad de su boca, tuve que morderme los labios para no hacer ruido, lo hacía perfectamente bien, mi verga era gruesa pera le cabía perfectamente en su boca.

La deslizaba suave hacia arriba y hacia abajo metiéndosela casi por completo en la garganta, definitivamente sabía lo que hacía, sentía que me iba a venir llenándole la boca con mi leche, pero no, yo no quería eso, yo quería metersela, sentir el calor de su culito apretando mi verga, deslizarsela hasta el fondo, hasta reventarlo. Cuando sentí que no pude controlarme más, lo detuve, ahora si me lo iba a coger. Le pedí que se pusiera boca abajo y le abrí las piernas, puse un par de almohadas debajo de él, en su abdomen, para que su culito quedara levantado, y me lancé directamente a sus nalgas.

Las comencé a besar y a morder, las apretaba con mis manos y sin pensarlo le lancé una nalgada suave, no quería hacer ruido, al parecer le gustó porque paro un poquito más el culo, se lo volví a besar y después se me antojó hacer algo que nunca había hecho con nadie, ni siquiera con mujeres, chuparle su culito, le olía delicioso, y le sabía aun mejor. Cuando pasé mi lengua entre sus nalgas y encontré su hoyito apretadito, comenzó a temblar, lo apretaba como si tuviera miedo, como si supiera lo que le esperaba. Yo estaba vuelto loco, mareado aun un poco por el alcohol y la calentura.

Le chupé el culo un buen rato y después cuando se lo lubriqué un poco, le metí un dedo, suave pero sin detenerme hasta tenerlo adentro, el gemía despacio, sabia que no podíamos hacer mucho ruido. Sentí que toque el cielo, su culito caliente apretaba mi dedo de una manera deliciosa, lo deje ahí un momento y luego lo comencé a meter y a sacar, él solo gemía despacio, no pude más, ni me verga tampoco, me lo quería clavar, ya no habría nada que me detuviera, sí, era mi sobrino y yo su tío, pero el quería y yo también.

Me puse detrás de él, y le comencé a sobar las nalgas con mi verga, vi como cerró sus ojos, la apunté y comencé a presionar. Su culito me dio la bienvenida abriéndome sus puertas, comencé a sentir su calorcito abrazándome la verga, lentamente, centímetro a centímetro, él solo apretaba los ojos y con sus manos apretaba las sabanas, pero no se rajó, dejó su culito paradito para mí para que se la clavara toda, y así lo hice, se la deslice poco a poco hasta que lo tuve bien ensartado. Poco a poco mi verga fue clavándose, enterrándose entre sus nalgas Wow, era delicioso, el culito más jovencito que me había chingado, mi sobrino apretaba y cerraba y mi verga estaba feliz.

Suavemente me lo empecé a coger, deslizando mi gruesa verga hacia adentro y hacia afuera, con cada metida él gemía y apretaba més lo ojos, pero no decía nada, yo era un experto cogiendo, y sabía como llevar a mis parejas al mayor placer. Cada vez iba aumentando mas el ritmo y su culo cada vez se lubricaba más, permitiendo que mi verga se deslizara cada vez más rápido y más profundo.

-¿Te duele?
-No, está rico, ahhh, me gusta, ¿y a usted? ¿le gusta?
-Me encanta cabrón, estás bien rico

Paro más su culito, despegandolo de las almohadas quedando casi de perrito, yo lo tomé de la cintura y me lo comencé a coger más fuerte, le iba a enseñar lo que de verdad era una buena cogida, si ya se la habían metido antes, no le iban a dar ganar de volver a probar otra verga que no fuera la mía, la de su tío. Su culo ya no ponía resistencia así que lo embestí fuerte y duro, me lo estaba cogiendo delicioso, él estaba gimiendo de placer, de verdad lo estaba disfrutando.

Me cansé de esa posición, así que me recosté y le pedí que se montara sobre mí, solito comenzó a cogerse, se clavaba en mi verga, estaba en cuclillas, dejándose caer de golpe en mi verga, ponía los ojos en blanco, y yo también, jamas pensé que fuera tan puto en la cama, que amara tanto la verga. Yo siempre había aguantado mucho pero este cabrón estaba a punto de hacerme venir. Lo quité y me bajé de la cama, para ponerlo en lo que era mi posición favorita,

Lo puse boca arriba en el bordo de la cama, abriéndole las piernas haciendo que su culito quedara levantado, y se la ensarte, me lo empece a coger más duro y mas rápido, mi verga se iba sin piedad hasta el fondo, sabía que lo estaba lastimando un poco, porque lo pude ver en su cara, pero me la aguantaba, se la comía sin decir nada, me acerqué a su boca y comencé a besarlo, su boca se mezclaba con el sabor de mi verga que me había chupado, y con nuestros alientos a alcohol, hasta que ya no pude más y comencé a vaciarme en él, sentí como mi verga se convulsionaba expulsando chorros de mecos, él también se comenzó a venir, mi abdomen estaba pegado en su verga y sentí sus mecos calientes expulsados de su pequeña verga, se la apreté con la mano, y llevé un poco de su semen a su boca, y lo besé. Era demasiado puerco lo que estábamos haciendo, pero era riqusímo.

Me quedé un rato con la verga adentro, los dos respirábamos agitadamente, regresando de ese profundo trancé de calentura al que habíamos entrado, cuando mi verga regresó al tamaño normal, se la saqué despacio, al tiempo, se le salieron los mecos que le había dejado adentro, lo había dejado bien preñado. El se quedó recostado sobre la cama y yo me dirigí al baño a orinar.

Mi verga estaba llena de su interior, me preocupé de haberlo lastimado mucho, en eso mi sobrino entro conmigo al baño, apenas podía caminar. Se detuvo en la entrada del baño, no sabíamos que decirnos. Me salí y me acosté, no quería pensar, él regresó y se acostó, nos quedamos dormidos hasta tarde.

Por la mañana, desperté y me metí a bañar, estaba en la regadera cuando se abrió la puerta del baño, era mi sobrino desnudo, lo pude ver a través del cristal, se acercó decidido, abrió el cancel y se metió en la regadera, nos vimos en silencio, y mi verga se puso dura nuevamente. No lo pensé más, y me dejé ir a sus labios. Nos besábamos y nos acariciábamos como si fuéramos dos amantes que se desean.

Ahora, de vez en cuando, nos vamos a tomar unas copas, se queda a dormir en mi departamento y tenemos el mejor sexo.



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