lunes, 9 de diciembre de 2019

HACIENDO LA TAREA

Estudiaba el tercer año de la carrera de arquitectura, una carrera que a pesar de ser muy apasionante es muy pesada. Varios días a la semana me tenía que desvelar haciendo mis tareas y además ayudando a Octavio a hacer las suyas. Me gustaba desde el primer día que lo vi, y él lo sabía, por eso se aprovechaba.

Mi orientación sexual no era un secreto y Octavio nunca había tenido un problema con eso, a pesar de que él no era gay, nos llevábamos muy bien, y yo era feliz por el simple hecho de tenerlo a mi lado. Octavio no era el mejor estudiante de la clase, se la pasaba en la fiesta y en el relajo, en cambio yo siempre me esforzaba por aprender y sacar las mejores notas. Yo sabia que no tenía oportunidad con él, sin embargo disfrutaba su compañía y su amistad.

Cuando se llegó el final de ese semestre, la carga de trabajos aumentó y apenas alcazaba a hacer mis tareas, teníamos que preparar la entrega final de la materia principal y seria una noche larga de desvelo para poder alcanzar a entregar todo. Octavio me pidió ayuda, ya que no sabía como hacer su proyecto, le expliqué que estaba muy saturado con el mío, y que no podría hacer los dos trabajos.

Me preguntó si se podía quedar en mi casa, para ver como hacia yo mi trabajo y lo pudiera ayudar, accedí, ya que de esa manera podíamos trabajar juntos y hacernos compañía. Yo no era de la ciudad, me había ido a estudiar la carrera, y vivía solo en un pequeño departamento por lo que no tenía ningún problema en que se quedara ahí.

Estuvimos trabajando toda la noche, entre platicas y anécdotas. La conversación se puso intensa, empezamos a hablar de sexo, de mis experiencias y de las suyas, de las dudas que tenía respecto al sexo gay y cómo era. Después de varias horas por fin pudimos terminar, muertos de cansancio.

Octavio me preguntó qué en dónde se podía dormir, para descansar un poco antes de ir a la escuela. Le ofrecí mi cama, diciéndole que yo me quedaría en el suelo, ya que al ser un departamento de estudiante apenas tenía mi cama y una pequeña mesa para trabajar. El se negó a que yo me quedara en el suelo, al final nos quedamos los dos en la misma cama, que además era individual. Para mi era un sueño, toda una fantasía, tenerlo tan cerca de mi, en la misma cama, sentir su calor a mi lado, era más de lo que había imaginado.

Se quitó la playera y el pantalón quedando en puro boxer. El era un chavo de cuerpo muy atlético, le gustaba mucho ir al gimnasio y hacer pesas, su estatura era como de 1.75, cabello ondulado y castaño, piel clara, tenía un tatuaje en la espalda que nunca antes le había visto. Traía puesto un boxer ajustado, que apretaba sus piernas trabajadas y firmes, además de marcar un bulto que se veía de muy buen tamaño. Traté de disimular y no observarlo.

Yo era unos centímetros más bajo que él, apenas media 1.70, y a diferencia suya, jamás había visitado un gimnasio, sin embargo no era gordo, mas bien era delgado, aunque de muy buen cuerpo para no hacer ejercicio. Nuestra piel era muy parecida en color, y ninguno de los dos teníamos un solo vello en el cuerpo. Yo no sabía si quedarme solo en boxer, a pesar de siempre dormir así. Antes de desvestirme comencé a buscar entre mis cosas un short o un pants, algo que ponerme.

-¿Que buscas wey?
-Un pants o algo para dormir
-No manches hace un montón de calor, como vas a dormir en pants, ¿Apoco así duermes siempre?
-No, de hecho, siempre me duermo solo en boxer
-Pues así duérmete, ni modo que te de pena conmigo
-No wey cómo crees
-Ya we vente a dormir que ya es bien tarde, apenas vamos a tener chance de dormir un rato

Me quité la ropa quedando solo en boxer cómo él, y nos metimos a la cama. A los minutos escuché que él estaba dormido, lo observé de frente un rato, soñando con un día encontrar a alguien como él y tenerlo así a mi lado, después, cuando el cansancio me venció, me di la vuelta dándole la espalda y me quedé dormido.

No se cuanto tiempo pasó, yo estaba completamente dormido cuando comencé a despertar al sentir que alguien besaba mi cuello y mi oreja, y después pasaba lentamente su mano por mi espalda hasta meterla entre el boxer y apretar mis nalgas.

Aun medio dormido comencé a reaccionar, giré un poco mi cabeza para ver a Octavio, que seguía con los ojos cerrados, parecía que estaba soñando, porque mencionaba el nombre de una mujer. Yo no sabía qué hacer ni cómo reaccionar, por un momento pensé que estaba fingiendo, todo pasaba muy rápido.

Octavio estaba completamente erecto, aun con los ojos cerrados se bajó el boxer un poco, y se sacó la verga, y de pronto sentí como me bajó el boxer y me pego su verga parada, gorda y caliente. Yo ya estaba completamente despierto y consciente, pero parecía que Octavio no. A pesar de ser algo que siempre había querido y con lo que siempre había fantaseado, lo detuve, si efectivamente estaba dormido en algún tipo de sonambulismo, no podía aprovecharme de eso.

Le comencé a hablar intententando despertarlo, hasta que un poco confundido me respondió, él estaba con el boxer abajo, intentando abrazarme, al abrir los ojos se sorprendió.

-¿Que pasa?
-No lo sé, estaba dormido y de pronto sentí que me empezaste a besar y a abrazarme
-¿No manches neta?
-Sí, parecía que estabas soñando con alguien
-Sí wey estaba soñando con una vieja que me gusta, perdón
-Me sacaste mucho de onda Octavio
-Y que onda, ¿te estaba gustando?

En eso ya despierto se comienza a acercar nuevamente a mi, hablando con un tono seductor.

-Mira como me la puso el sueño, ¿no me ayudas a bajármela, para no quedarme así?
-¿Hablas en serio Octavio? Somos amigos
-Yo se que te gusto, me he dado cuenta de eso
-La neta si wey, me gustas, pero yo no sabía que te gustaban los hombres
-Yo no soy gay, pero siempre he tenido curiosidad por probar un culito de un vato, y la neta estás bien nalgoncito, ándale, déjame cogerte, quiero probar

Mientras me decía eso, se quitó por completo el boxer y así, completamente desnudo se subió sobre mi. Al sentir el calor de su piel y la cercanía de sus labios con los míos, simplemente cerré los ojos y me dejé llevar, era mi mayor fantasía, mi mayor sueño, y aunque sabía que probablemente sería solo una vez, quería disfrutarlo y aprovechar la oportunidad.

Octavio comenzó a besarme lentamente, tenia unos labios suaves y carnosos, era todo un experto con las mujeres, pero al final besar a un hombre no tiene mucha diferencia. Yo pasé mis manos por su espalda, acariciándola suavemente, lentamente fui deslizándome hasta llegar a sus nalgas, eran unas nalgas perfectas, firmes, suaves, sin un solo vello, grandes, y esa noche eran solo mías, las apreté empujándolas hacia mi, el obedeció presionando su cuerpo sobre el mio pegando su verga contra mi boxer.

Estábamos a oscuras, pero por la ventana entraba la luz de la calle dibujando nuestras siluetas. Se separo un poco de mi cuerpo para comenzar a quitarme el boxer y quedar completamente desnudos los dos, cuando se volvió a pegar a mí, pude sentir su verga y sus huevos chocar contra los míos, nos comenzamos a besar mas intenso, me tomaba del pelo y me metía la lengua en la boca, después se iba hacia mi cuello y bajaba a mis pechos, chupándolos y lamiéndolos.

Nos giramos y ahora yo quedé sobre él, que estaba acostado boca arriba, quieto sin hacer nada, incluso estiro los brazos como diciéndome: "soy tuyo, haz de mi lo que quieras". Era mi turno ahora era yo quien lo besaba, mis nalgas estaban a la altura de su verga y comencé a deslizarlas por su verga, que estaba a punto de reventar de lo parada que la traía. Se llevo una mano a su boca y escupió un poco y después me comenzó a meter un dedo. Cuando entro lance un leve gemido, el presionó más fuerte, metiendolo de golpe hasta adentro. Mi culo no era virgen, ya había recibido varias vergas, pero esta era diferente, era de él, del hombre que más deseaba en el mundo.

En seguida me pidió que se la chupara, a lo que yo no dudé ni un segundo y me baje para dirigirme a su verga, le olía riquísimo, a macho, ya que durante todo el día no nos habíamos bañado, sin más, me la metí en la boca, y comencé a chuparla como queriendo acabármela.

-No mames cabrón, la chupas riquísimo, nunca me la habían mamado así ahhhhhh cabrón de lo que me estaba perdiendo

Yo me la metía hasta el fondo, aunque sintiera que me ahogaba, me quedaba ahí tratando de pasármela, sabía que eso le encantaría, y lo único que yo deseaba era que el sintiera el mayor placer, mientras hacía eso, comencé a sentir que se venía, sus chorros de mecos calientes y espesos se fueron directo a mi estomago, saqué un poco mi boca y seguí devorando. Sus gritos eran incontenibles, se estaba revolcando de placer.

-Ahhhhhh puta madre no mames que ricooooooooo, ahhhhhhhh puto, te pasas, nunca me había venido así, ahhhhhhh

Después sin preguntarle, y con su verga aún parada, mojada por sus mecos y mi saliva, me le monté, acomodándola entre mis nalgas, sabía que me dolería un poco, porque yo no estaba dilatado pero me deje caer en ella de golpe. Me senté dejando caer la fuerza de mi cuerpo y su verga se deslizó hasta el fondo, hasta que sus huevos se aplastaron por mis nalgas, las paredes de mi culo tronaron al tiempo que su verga gorda y cabezona se abrió paso. Un dolor inmenso se apoderó de mi, nunca había tenido adentro una verga tan gorda, pero esta no era cualquier verga, era su verga la que tantas veces había soñado tener y ahora era mía, me puse intenso, la calentura se apoderó de mi como jamás lo había imaginado, podía sentir su respiración agitada, él estaba inmóvil, parecía asustado, su verga palpitaba en mi interior, seguía expulsando un poco de leche.

Lo apreté del pecho y lo besé, dándole a probar un poco de su propio semen, que aun quedaba en mi boca, mi culo estaba hambriento quería devorarle la verga. Me puse en cuclillas y comencé a montarlo, fuertemente, clavandome su verga hasta el fondo una y otra vez, haciendo que no perdiera la erección, al contrario sentí como se comenzó a poner aun mas dura. Eso no impidió que yo siguiera montado en él cogiendomelo salvagemente.

-Así wey, así cometela

Me decía mientras gemía de placer

-Te gusta duro verdad, ahora me toca a mi a ver si es cierto que aguantas cabrón

Aun con su verga adentro, nos giramos quedando el sobre mi. Llevó mis piernas hasta arriba, poniéndolas a la altura de mi cabeza, las detuvo con sus manos y comenzó a bombearme, sentía que perforaría mi intestino, eran unas clavadas profundas e intensas

-Así te gusta, que te cojan duro, pues así te voy a coger wey, así me gusta a mi también, no sabes cómo tenía de ganas de reventar un culo así, porque ni las viejas me aguantan, yo sabía que tú querías mi verga pero no sabía que la aguantabas así de rico
-Si we, por ti hago lo que sea, lo que tu me pidas y cuando tu me lo pidas
-Entonces me vas a dar culito cada que yo quiera
-Si cuando tu quieras
-Ya dijiste we, ya dijiste, ponte listo porque te voy a dar más duro

De pronto comenzó a cogerme como jamas pensé que se podría coger, no sabía de donde sacaba tanta fuerza, porque además estábamos cansados y desvelados, pero parecía un taladro perforándome el culo, por un momento sentí que no aguantaba más, sentía que el intestino se me saldría. Los pelos de su verga pegaban en mi culo y sus huevos tronaban en mi nalga con cada embestida, lo abracé y comencé a besarlo, sudábamos, y de pronto sin tocarme me comencé a venir, y él conmigo, quedamos desplomados los dos, su cuerpo sudado sobre el mío.

Por la ventana, comenzaban a entrar los primeros rayos de luz, nos había amanecido cogiendo. Ese día todo transcurrió normal, ni el ni yo tocamos el tema, pero teníamos nuestro propio lenguaje, cuando él me decir que tenia ganas de hacer tarea, o que si podíamos hacer la tarea juntos, ya sabía a que se refería.


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