lunes, 8 de julio de 2019

EL CLIENTE DE LA FERRETERÍA


Mis papás tenían una ferretería desde que yo era un niño, siempre fue mi obligación ayudarles y la verdad es que disfrutaba mucho ese trabajo, lo combinaba con mi educación ya que por las mañanas iba a la secundaría y por las tardes trabajaba en el negocio. Tenía 14 años y ya había comenzado mi despertar sexual, en esa época estaba muy confundido ya que la mayoría de mis compañeros hablaban de sexo y de sus novias, y a mí no me llamaba la atención nada de eso, sin embargo, muchas veces me excitaba escuchándolos, imaginando como se lo hacían a sus novias.
En una ocasión un compañero nos contó que como su novia estaba en sus días, lo habían hecho por atrás y que le había encantado, que el culo está más apretado que una vagina y que se sentía genial. No dejé de pensar en eso. ¿Cómo era que a alguien le metieran un pene por atrás?
Un día platicando de cosas de sexo con mis amigas, una de ellas contó que a ella su novio también se lo había hecho por detrás y que a pesar de que al principio le había dolido ahora le encantaba. Ese día antes de dormirme me comencé a tocar y no pude evitar llevarme un dedo a mi ano y tratar de meterlo, comencé a imaginarme que era uno de mis amigos y terminé masturbándome pensando en él.
Con los días, en las tardes mientras trabajaba en la ferretería, mis deseos de masturbarme y de tocarme fueron creciendo, por el tipo de negocio que era, casi eran puros hombres los que entraban, en su mayoría albañiles o trabajadores de la construcción. Había uno en especial que había sido cliente durante mucho tiempo, su nombre era Mauricio, era un hombre como de 45 años, alto, moreno, con bigote y de complexión robusta, pero no gordo, al contrario, por ser albañil, tenía un cuerpo fuerte, de brazos muy gruesos. Era un hombre muy varonil, aunque sin mucha educación. Todo el tiempo estaba albureando y bromeando, la mayoría de veces llegaba oliendo a cerveza, pero como era un muy buen cliente mi papá siempre lo había atendido bien e incluso le daba crédito. En esos días me llamó mucho la atención. De pronto comencé a ver su entrepierna, se le marcaba un gran bulto, lo que me hacía pensar que debía tener una verga enorme, me imaginaba qué sería si se la metía a su esposa por atrás, o peor aún, si a mí me metiera esa verga, me sentía confundido, no entendía por qué pensaba en eso, yo no era mujer, entonces por qué fantaseaba con las vergas de los hombres.
Una tarde llegó Mauricio, se veía que estaba algo tomado, había poco trabajo así que estaba yo solo en la ferretería, faltaba muy poco para cerrar. Pidió unos materiales y me dijo que se los anotara a crédito, su aliento era muy fuerte a cerveza y apenas se le entendía. Saqué la libreta en donde mi papá anotaba a los que le debían y mientras escribía y debido a la costumbre que tenía yo por apretar el lápiz me dijo.

-Uy qué apretadito

Por primera vez había entendido el doble sentido de sus palabras, que hicieron que algo en mi se prendiera, era como un instinto de provocación, y sin pensarlo y a modo de broma le contesté:

-De todos lados eh, bien apretadito jeje
-No pues habría que calarle a ver si es cierto
- ¿Qué? ¿No me crees?
-Pos ahora sí que como dicen, hasta no ver no creer o hasta no sentir
-Pues cuando quieras jeje

Seguí yo con mi broma, sin embargo, él se lo empezó a tomar muy en serio

- ¿Es en serio? Mira que ya me la estoy creyendo eh
- ¿Si te animarías?
-Uh cabrón, yo a un culito nunca le digo que no, pero… ¿Neta tienes ganas de verga? ¿Ya has probado?

Al parecer Mauricio iba muy en serio, lo que comenzó como un juego para mí se estaba convirtiendo en algo que podría ser realidad, sentir una verga, una verga de un adulto. Sin embargo, me daba miedo, así que viendo su sinceridad le dije:
-La verdad nunca he probado, aunque si quisiera, tengo mucha curiosidad, el problema es que no se con quién y pues no quiero que nadie sepa

-Pues si te animas yo te doy a probar cabrón, ya me he cogido a varios putitos, aunque ninguno tan chavito como tú, me daría miedo lastimarte y más si nunca te la han metido, además no es por presumir, pero tengo muy buena herramienta, pero si quieres yo te cojo para que pruebes.
-Yo si me animo, la verdad si tengo muchas ganas de probar, lo único que no se en dónde, mi papá ya no tarda en venir por mi para cerrar el negocio.
-Háblale y dile que casi no hay gente, que ahorita cierras tú. Dile que aquí estoy yo, que yo te ayudo a cerrar y te llevo a tu casa. Cierras y vamos a la bodega, ahí te puedo coger. ¿Qué dices?

Entonces me armé de valor, no podía dejar esta oportunidad única, le llamé a mi papá y estuvo de acuerdo, para él era mucho más cómodo quedarse en casa y no tener que venir a cerrar. Faltaba media hora para cerrar, pero decidí hacerlo de una vez para que nos diera tiempo.
Cerramos y nos fuimos a la bodega, estando ahí, el comenzó a sobarse la verga por encima del pantalón, se le notaba un bulto enorme, no podía espera a que se lo sacara, nunca había visto otro pene que no fuera el mío.

-Le vas a tener que dar unas chupaditas primero para que se pare bien y quede bien resbalosito, si no, no te va a entrar y te va lastimar.
Se desabrochó el pantalón y se sacó una verga enorme, por primera vez en mi vida veía algo así, era una verga grande y gruesa, muy peluda.
-Ven pues cabrón chúpala

Me puse de rodillas y tomándola entre mis manos la observe primero, no sabía cómo hacerlo, él estaba sucio porque venía de trabajar, así que cuando la acerque a mi boca me llegó un olor a suciedad y a orines, sus manos estaban llenas de mezcla, al igual que su ropa, pero eso no me importó, la metí en mi boca y comencé a chupar, de inmediato sentí como se fue poniendo cada vez más dura, de pronto no me cabía en la boca, pero el empujaba con fuerza, haciendo que su verga se llenara con mi saliva, después me pidió que abriera la boca, y tomándome del cabello me escupió adentro de mi boca para después seguir chupando con su propia saliva que sabía a alcohol.
Luego tomó unos cartones que estaban ahí en la bodega y los puso en el suelo

-Bájate los pantalones cabrón, y ponte de perrito, ya te la quiero meter

Obedecí y bajándome el pantalón y el calzón me puse de perrito, dándole la espalda, dejando mi culito a su disposición. Sentía que el corazón se me salía, yo me había metido mi propio dedo, pero esa verga ya era otra cosa, de pronto cundo ya esperaba que me la metiera me escupió y comenzó a lamerme el culo, sentía sus bigotes entre mis nalgas y como saboreaba toda mi rayita.

- ¿Ya la quieres cabrón? Prepárate porque te voy a romper el culito

Solo cerré los ojos y comencé a sentir como su verga se abría paso entre mis nalgas, sentía como cuando haces del baño, pero de una manera más intensa, sentí un fuerte dolor y me quité exclamando un ahhhhhhhh.

- ¿Que cabrón te vas a rajar?, te dije, pero tu querías verga. No me vas a dejar así, apenas empecé, voltéate cabrón, órale, aguántese.

Me volví a poner en posición y el volvía a escupirme en el culo, apunto nuevamente, pero esta vez empujó con más fuerza, se metió media verga y pude sentir como mi culo se desgarraba por dentro, la verdad no estaba siendo nada placentero, fue un dolor más intenso que el anterior e instintivamente me volví a retirar. Esta vez me puse de pie, llevándome mi mano a mi culo para sobarme, me dolía demasiado y sentía mucho miedo, estaba arrepentido de lo que estaba haciendo.

-No que muy putito cabrón, ¿No que querías verga?
-Sí pero la verdad me está doliendo mucho
-Yo te advertí cabrón, te dije que la tenía grande y eso que te la estoy metiendo despacio. ¿Ya no quieres?
-No mejor otro día por favor
-No me vas a dejar así cabrón, ya empezamos, aguántate, o te dejas o te cojo a la fuerza, al fin de cuentas no hay nadie cabrón, ni quien te salve.

Sentí mucho miedo, él tenía razón, estábamos solos en la bodega de la tienda, aunque gritara nadie me escucharía, además, él era un hombre grande y fuerte y yo solo un niño, no podría hacer nada, instintivamente comencé a caminar hacia atrás, pero él me tomó de la mano y a la fuerza me tumbó al suelo, levantó mis piernas aun con el pantalón puesto hasta las rodillas y se las llevó a los hombros. Con una mano me tomo de las mías y con la otra apunto su verga en mi culito.

-Aunque me tenga que ir del país cabrón, pero de que me cumples, me cumples puto, a ver si se te quita lo calienta huevos.

Se escupió la verga y metió con fuerza, de golpe, casi hasta el fondo, sin importarle mi dolor, yo di un grito muy fuerte que retumbó por todos lados, pero nadie contestó, después volvió a empujar para que entrara toda y con ello un grito más, sentía su cuerpo completo dejándose caer sobre mí, su olor a sudor y a cemento. Me estaba violando sin piedad, sentía que algo dentro de mí se quemaba, sentía dolor y ardor, de repente se retiró y exclamó.

-No mames cabrón ya te rompí el culo, sí que estabas apretadito putito

Sentí como un hilito caliente de sangre salía de mi agujero, pensé que él pararía pero no, al parecer eso lo volvió más loco y la volvió a meter, cada vez le costaba menos, cada vez mi cuerpo recibía mejor su verga. Se acerco a mis labios y comenzó a besarlos. Yo sentía sus embestidas como llenaban cada hueco de mi ser, sentía como mi ano trataba de expulsar el animalote que tenía adentro, sentía como su verga pegaba hasta lo más profundo de mis entrañas, pero de pronto el dolor fue desapareciendo y cada vez que entraba en lugar de un grito de dolor de mi boca comenzaron a salir gemidos de placer.

-Ya la estas disfrutando verdad cabrón. Eso papá, así cómetela toda bebé, ábreme bien tus nalguitas. ¿Eres mi perrita verdad?
-Siiiiiii
-Y vas a ser mi perrita cada que yo quiera?
-Si soy tuya

Después se desabrochó la camisa y a mí me dejó completamente desnudo, se sentó en una silla que estaba ahí y alzándome con sus brazos me monto sobre él. Esta vez su verga se deslizo suave, lento hasta llegar al fondo, ahora fui yo quien comenzó a besarlo, después el me besaba los pechos y los mordía, me jalaba el cabello y me besaba el cuello mientras yo cabalgaba su verga a una velocidad cada vez más rápida. En seguida me puso de pie y me recargo sobre un muro, poniéndose por detrás de mí con sus manos levanto mu cintura y la volvió a meter, ahora ya no me quitaba, al contrario, yo mismo levantaba y encorvaba la espalda para que me cogiera mejor, sentía sus piquetes hasta adentro, era un placer indescriptible, de pronto comenzó a bombear muy rápido, sentía su verga que llegaba hasta mi intestino, y así con un mete y saca intenso sentí como su leche inundaba mis entrañas, dio varios gemidos y escupiéndose la mano la paso por enfrente de mi para tocar mi pene y mientras me seguía cogiendo comenzó a masturbarme. Sentí que veía estrellas, comencé a venirme a chorros y el seguía jalando hasta que los dos quedamos exhaustos. Intentó sacarla, pero me dolía mucho.

-Ay que quedarnos pegados pues, como perros, en lo que se me baja
Y así lo hicimos, me dejó su verga adentro hasta que sola se salió dejando salir al mismo tiempo una mezcla de semen y sangre.
-Oye discúlpame, la verdad me comporté como un animal, y no debí actuar así, pero ando medio pedo, y pues ya en la calentura la verdad no pienso, sé que estuvo mal pero no me pude controlar
-No te preocupes, la verdad yo fui quien te provocó y te invitó a que me cogieras y al principio me dolía mucho pensé que no iba a aguantar, por eso no quería, pero la verdad me gustó mucho. Solo que estoy preocupado porque me está saliendo sangre.
-Si, es porque eras virgen, y tenías el culito bien cerrado, y pues te lo rompí con la verga, pero no pasa nada, unos días te va a doler cuando vayas al baño y quizá te salga más sangre, pero, después se te quita, no más trata de disimular al caminar si no todos se van a dar cuenta de que te metieron la verga. Y si quieres otro día repetimos para que no se te desacostumbre el culo. ¿Si me vas a volver a dar?
-Si cuando tú quieras puedes pasar aquí para que me cojas como hoy
-Si mi princesa, ya me enamoré de este culito delicioso.

Me dio un beso en la boca y nos cambiamos, salimos de la ferretería y me llevo hasta mi casa, me costó mucho disimular al caminar. Ese día mientras me bañaba pasé mi dedo por mi ano y aún estaba abierto, completamente dilatado. Ya no habría verga que me llenara como la de él.

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