Todo sucedió
cuando tenía 13 años y estudiaba la secundaría, lo recuerdo porque ese día
traía mi uniforme de educación física, acababa de terminar mi tarea cuando se
me antojó algo de la tiendita, fui a la esquina a comprar y cuando salí ahí
estaba él, mi vecino Carlos. Vivía a la vuelta de mi casa, era un hombre como de
35 años, muy atractivo, como de 1.80, de piel morena, tenía un cuerpo muy atlético
ya que le gustaba mucho jugar básquet ball, de hecho, ese día traía el uniforme
de su equipo, una camiseta y un short. Siempre me llamaron la atención los
uniformes de básquet porque el short es de una tela muy lisa que hace que se
les note el paquete a los hombres. Y ahí estaba él, recargado en su coche
tomándose una cerveza.
Yo lo
conocía por ser mi vecino, pero realmente nunca nos hablábamos, a mí, me
llamaba mucho la atención porque algunos vecinos comentaban que quizá era gay
ya que a su edad nunca se había casado, ni le conocían novias, además de que
vivía solo. Yo a mi edad nunca había tenido relaciones sexuales, pero de algo
estaba seguro, no me gustaban las mujeres. Siempre que me masturba me excitaba
pensar en hombres y por alguna razón los hombres mayores eran mi fantasía. Me
masturbaba pensando en mis maestros, en mis tíos, y muchas veces incluso con
mis vecinos, sobre todo él. Yo era un niño muy tímido y muy inseguro, los niños
de la cuadra me molestaban mucho diciéndome cosas como que yo era maricón, era
hijo único, así que mis papás me sobreprotegían mucho, era bajito como de 1.70,
delgado y de cabello rubio.
Ese día
cuando salí de la tienda Carlos me sonrío y yo a él, pero de pronto me hizo una
seña con la mano pidiéndome que me acercara.
-Ven Luisito.
¿Cómo estás?
-Bien
Carlos, gracias ¿y tú?
-También
bien gracias
-Oye, ¿qué
vas a hacer al rato? ¿no te gustaría ir a mi casa a ver una peli?
- ¿Una película
de qué?
- ¿Nunca
has visto una porno? Ahí tengo una que acabo de comprar, si quieres la vemos juntos
Me
sorprendió mucho lo que me estaba proponiendo, no me lo esperaba, pero la
invitación era muy tentadora, yo ya había visto con mis amigos alguna vez una
película, pero el hecho de ir con él me agradaba demasiado. Aún con dudas y
algo sorprendido le respondí:
-Pues sí,
si me gustaría, pero… ¿a qué hora?
-Si no
tienes nada que hacer vamos de una vez, nomás no le digas a nadie para verla tu
y yo solos. ¿Si sabes dónde vivo verdad?
-Si claro,
aquí a la vuelta.
-Bueno, me
voy a ir yendo y ahorita te vas sin que nadie te vea, ahí voy a estar en la
puerta esperándote.
Se subió a
su carro y se fue, yo fui a mi casa y le dije a mi mamá que iría a casa de un
amigo vecino, a terminar una tarea, todo eso lo hice para que no se preocupara
si no me veía. Así que con mucha emoción y algo de nervios me dirigí a su casa.
Cuando llegué él me estaba esperando en la puerta y volteando hacia los lados para
que nadie viera, me pasé rápido. Una vez adentro nos dirigimos a su recamara y
me ofreció que me pusiera cómodo, que si quería me quitara los tenis y me acostara
en la cama. Lo hice mientras el prendía la televisión y la videocasetera para
poner la película. Inmediatamente empezó, como todas esas películas, con una
escena de una mujer chupando un gran pene. Se quitó también sus tenis y se
recostó en la cama, a un lado mío, no hablábamos, solo veíamos la película, el
comenzó a agarrarse la verga y por el short se le podía ver como se le estaba
marcando, yo disimuladamente volteaba a verlo, y por supuesto, él eso era lo
que quería.
- ¿Ya habías
visto una película de estas?
-Sí una vez
con mis amigos
-No manches,
a mí me ponen bien caliente, ya hasta me dieron ganas de jalármela
Y de pronto
se sacó la verga para empezar a jalársela suavemente. Se veía deliciosa, era
una verga gruesa, un poco encorvada hacía arriba, como de unos 20 cm, tenía la
circuncisión por lo tanto su cabeza estaba completamente expuesta. Yo no dejaba
de verla, sorprendido, era la primera vez que le veía la verga a un adulto,
además era enorme, pero claramente esa era su intención porque de pronto me
dijo:
- ¿Te
gusta? ¿No me ayudas a jalármela?
Y tomando
una de mis manos la acerco a su verga, yo no hice nada por impedirlo y comencé
a jalársela suavemente, me daba pena verlo a la cara, pero podía apreciar como
cerraba los ojos y se retorcía de placer. El que yo no le dijera nada lo animó
a dar el siguiente paso, me tomó de la cabeza y la acercó a su verga,
pidiéndome que se la chupara, yo lo obedecí, comencé a chupar y a chupar. Era
la primera vez que lo hacía, pero sabía perfectamente como hacerlo, así que se
la chupé por un buen rato. Su plan estaba saliendo a la perfección, parecía que
sabía que me gustaba y que me moría de ganas por probar. Luego me retiro y me
pidió que me quitara mi ropa.
- ¿Para
qué?
- No preguntes,
te va a gustar
Mi corazón
se aceleró, sentí nervios, pero obedecí. Mientras lo hacía, él también se
desvistió, mi verga y su verga estaban completamente erectas, se podían sentir
los nervios de los dos, pero más las ganas. Me preguntó que si sabía lo que era
un 69 y la verdad es que no lo sabía, así que se acostó sobre la cama y me
pidió que me sentara en su pecho, dándole la espalda, y después que me agachara
para chupársela nuevamente. Al hacerlo mi culo quedó casi a la altura de su cara,
y comenzó a chupármelo. En la tele la película mostraba una escena similar a lo
que hacíamos, así que eso me excitó aún más, me sentí la mujer de la película y
comencé a imitar la manera en que se la chupaba. Después de un buen rato, me
pidió que me bajara y me tumbó sobre la cama para ponerse sobre mí, pego su
verga con la mía y comenzó a moverse suavemente, mientras se acercaba a mi boca
para besarme. Me estaba volviendo loco de placer y eso apenas comenzaba.
- ¿Te gusta
lusito?
-Siii, si
me gusta
-Desde hace
mucho que tenía ganas de estar así contigo, pero no me animaba a invitarte
- ¿Por qué?
-Porque
estás muy joven todavía y me puedo meter en problemas, necesito que me hagas un
favor y que no le digas a nadie.
-No te
preocupes yo no le voy a decir a nadie
-Oye
Luisito y ¿no te animarías a que te la meta?
-No sé, si
me gustaría, pero me da miedo
-Ándale, déjame
metértela, te la meto despacito, aunque sea la pura puntita si
-Bueno,
está bien, pero por favor despacito que la tienes bien grande
Me levanto
un poco las piernas, y apuntando su verga hacia mi culo que estaban aún llenos
de saliva empujó un poco.
-Ahhh me
duele
-Así
espérate, no te muevas
Y me dejó
la punta de su verga adentró, no se movía, ni yo, solo podía sentir como su
corazón latía muy rápido, igual que el mío. Esperó un momento y empujo un poco
más y se volvió a quedar quieto, me daba oportunidad a que mi culo se
acostumbrara a su verga, podía sentir el calor de su miembro y como se contenía
por no meterla más. Yo solo cerraba los ojos, experimentando esa sensación tan
nueva para mí, pero que muchas veces en mi imaginación había fantaseado
precisamente con él. Después la saco casi por completo para volverla a meter
hasta la mitad.
-Ya tienes
medio fierro adentro Luisito, que rico estás, te voy a meter lo que falta
despacito
Y empujando
suavemente me metió el resto de su verga, yo solo exclamaba de placer, me dolía
un poco, pero lo estaba haciendo tan suave y con tanto cariño, acariciaba mi
cara y cuerpo, mientras sacaba y metía su verga en mi culo.
-Estás bien
hermoso, no sabes cómo deseaba esto
-Tú también
eres muy guapo, yo también tenía ganas de que me cogieras.
- De haber
sabido cabrón desde cuando te habría hecho mío, pero eso no importa, ya te
tengo aquí en mis brazos y nadie te va a separar de mí, yo te voy a cuidar y a
dar todo lo que quieras, este va a ser nuestro secreto. Te voy a coger un
poquito más rápido ¿está bien?
-Si…. está
bien
Le dije
entre gemidos, y comenzó a meter y sacar su verga cada vez más rápido,
realmente no era sexo lo que estábamos haciendo, me estaba haciendo el amor,
sus besos eran tan tiernos y sus caricias que me llevaban a la luna. Después me
pidió que me pusiera de perrito y poniéndose detrás mío se acomodó para
metérmela toda de golpe, esta vez me dolió un poco más quizá por la posición,
pero rápidamente me acaricio la espalda para que me relajara y así comenzar a
bombearme más y más rápido.
-Ayyyy Luisito
que rico, que rico mi amor, que rico culito tienes
-Ahhhhh,
mmmmmmm, siiiiiii, asiiiiiiii
Estuvo un buen rato hasta que me cansé de esa posición
y me dejé caer sobre la cama boca abajo. El aprovechó para abrirme las piernas
y acostado sobre mí, volvió a meter su verga. Besaba mis oídos y me decía que
me amaba. Mi culo estaba muy cansado ya que tenía mucho rato cogiéndome, él lo
notó en mi cara así que me dijo… ya me voy a venir.
Dio una
embestida tan profunda que exclamé un grito de dolor, ahhhhhhhh grité fuerte, y
después una embestida más y otra, con cada embestida podía sentir como de su verga
salían chorros de semen caliente llenándome. Una vez que termino se quedó así
tumbado sobre mí solo diciéndome gracias, gracias mi bebé, gracias por darme tu
culito. Se salió y me volteó boca arriba, me abrió de piernas y se dejó ir a mi
verga, la chupaba y la succionaba para después bajar a mi culito, yo estaba que
explotaba, solo le acariciaba el cabello mientras mi verga comenzó a estallar, el
saboreaba mis mecos, pero no se los comió, se acercó a mi boca y me dio un beso
haciendo que me comiera mi propio semen, nos seguimos besando y me dijo que me
amaba, que era lo mejor que le había pasado en la vida, yo también sentía que
lo amaba, después de eso no podría dejar de amarlo, nos quedamos un rato
acostados viendo la tele, ahora otro tipo de película, yo recostado sobre su pecho
como una pareja de novios. Después me tuve que retirar, pero nos pusimos de
acuerdo en que un día pediría permiso para quedarme en casa de un amigo y me
quedaría con él para hacer el amor toda la noche.
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