Cuando
terminé la preparatoria tuve que irme a CDMX a estudiar, ya que la carrera que
yo quería no estaba en mi ciudad. Viviendo allá conocí muchos amigos y pude
vivir plenamente mi sexualidad. Disfrutaba mucho ir a los antros y los fines de
semana me gustaba ir a relajarme y a tener sexo a una sauna de encuentros gay.
Tenía 19
años y durante el año que llevaba viviendo allá me había dedicado a hacer
ejercicio, así que mi cuerpo comenzaba a marcarse, por cuestiones de vanidad me
gustaba depilarme, para que mi piel se pudiera sentir lisa y suave. Soy de piel
blanca y cabello negro, no muy alto, pero tampoco bajito, mido 1.75, y siempre
había tenido muchos pretendientes, sin embargo, me encantaba el sexo, por lo
que no podía serles fiel y prefería ser soltero.
En una
ocasión un sábado me fui a la sauna como de costumbre y comencé a recorrer los
diferentes espacios viendo quienes estaban y con quién podía ligar. Después de
recorrer las diferentes áreas del lugar y no tener mucha suerte, entre a una
habitación oscura, en donde había diferentes pasillos y a penas podías ver las
siluetas de las personas. Me recargué de espaldas contra un muro y me retire la
toalla, podía sentir las manos de diferentes hombres tocándome las nalgas para
luego retirarse buscando más opciones. De pronto unas manos se quedaron en mis
nalgas, sentí cómo el hombre que estaba detrás de mí se quitó la toalla y se
pegó por detrás de mi acercándome su verga, la traía parada, con sus manos me
acariciaba el culo y de pronto comenzó a meterme el dedo, yo no dije nada, solo
soltaba unos gemidos, me encantaba esa parte del lugar ya que el morbo de fajar
y coger con alguien a quien ni siquiera le veías el rostro me excitaba.
Estuvo
un rato metiéndome el dedo, sentía delicioso, cuando me volteo para quedar de
frente a él, lo poco que pude apreciar entre la oscuridad es que era apenas
unos centímetros más alto que yo, era delgado, pero no marcado, incluso tenía
una pequeña barriga, le acaricié el pecho y pude sentir unos cuantos vellos.
Una vez de frente me dio un beso metiendo su lengua húmeda y caliente en mi
garganta, luego me agachó para que le chupara la verga. Así lo hice durante un
buen rato. Era una verga deliciosa, como de 18 cm, tampoco era muy gruesa y no
tenía la circuncisión, pero al probarla me encantó su sabor, tenía la verga
completamente recta, derechita como pocas, y una cabeza suave y húmeda. Del
abdomen le salía una línea de pelos que llegaban hasta su verga, completamente
peluda, al igual que sus huevos, no me molestaba, me gustaban los machos así,
que descuidan un poco su aspecto. Después de que se la chupe un rato me levantó
y me puso de espaldas diciéndome al oído que me quería coger.
Cuando
escuché esa voz sentí que un escalofrió recorría mi cuerpo, se me hacía
conocida pero no lograba ver quien era, ni sabía a quién me recordaba, ya que
todo estaba a oscuras. Se puso un condón, abrió un sobre de lubricante y comenzó
a metérmela. Su verga entró suave, pero sin problemas, por lo recta que la
tenía, se metió de golpe hasta el fondo, era del tamaño perfecto para mi culo,
sin lastimarme, la medida exacta para disfrutarla.
- ¡Estás
bien rico cabroncito! ¡Qué rico culo y que ricas nalguitas! Vamos a mi privado
para cogerte más a gusto, para verte.
Esa voz,
esa voz me inquietaba demasiado. Me tomo de la mano y salimos del lugar para
dirigirnos al área de privados y poder coger más cómodos, en cuando salimos del
lugar y pude ver quien era sentí que algo abandonaba mi cuerpo. Era mi tío Leonardo,
hermano de mi papá. Era un hombre muy atractivo a sus casi 40 años, de piel
morena y cabello oscuro. Ese día llevaba una barba de un par de días, negra
como su cabello, aunque ya pintaba algunas canas. Era un hombre casado y con
hijos, además de que no vivía en la ciudad, por lo tanto, jamás me imaginé
encontrármelo ahí, le acababa de chupar la verga, nos habíamos besado e incluso
me la había metido.
Cuando me
vio abrió los ojos sorprendido, ya que en mi familia nadie sabía que yo era
gay, sin embargo, la sorpresa más grande debió haber sido que yo lo hubiera
descubierto ahí, y sobre todo lo que acababa de pasar, estaba pálido, no lo
podíamos creer. Le solté la mano y me di la media vuelta para salir de ahí,
huir, no sabía que decirle, sin embargo, el me alcanzó tomándome del hombro
diciéndome:
-Espera
hijo, te lo puedo explicar
-No te
preocupes tío, no me tienes que explicar nada, de verdad
-No, pero déjame
hablar contigo, por favor, vamos a la barra a sentarnos.
En el lugar
había un bar con una barra en donde podías pedir una bebida y sentarte a
platicar, así que con una cerveza cada quien nos sentamos.
-Hijo,
jamás me imaginé que te vería en un lugar así, y me da mucha pena que me hayas
visto tú aquí, y más aún por lo que acaba de pasar entre nosotros. Sé que soy
un hombre casado, y de verdad amo a mi esposa, pero siempre me ha llamado la
atención este pedo.
-Si tío
entiendo, y no te preocupes yo no diré nada. La verdad si estoy sorprendido de
verte aquí pero no pasa nada hagamos de cuenta que no pasó.
-Pero pasó
hijo, te cogí, me acabo de coger a mi propio sobrino
-Pues si tío,
pero ya pasó, no sabíamos quién éramos
- ¿Sabes
que es lo peor hijo? Que me
encantó cabrón, nunca en la vida me he cogido un culo tan delicioso como el
tuyo. Ni siquiera pudimos terminar y sabes, me da coraje pensar que otros te
puedan coger
-La verdad
tío, a mí también me encantó, lo estaba disfrutando muchísimo
- ¿Y si
terminamos lo que empezamos?
-No lo sé
tío, no creo que sea correcto ahora que ya sabemos quiénes somos
-Vamos a
terminar esto, que valga la pena lo que hicimos y aquí que quede. Hacemos como
que nunca pasó, total ya me chupaste la verga, nos besamos y hasta te cogí,
vamos a hacer que valga la pena. ¿No crees?
-Tienes
razón tío, vamos a terminar lo que empezamos y como si nunca hubiera pasado
Nos
terminamos la cerveza y nos dirigimos hacia su privado, el corazón me latía a
mil por hora. Siempre se me había hecho atractivo mi tío, pero nunca pensé, ni
en sueños, que algo entre nosotros se hubiera podido dar. Estando en su privado
me dijo:
-Sabes
hijo, sé que esto que estamos haciendo está mal, pero la neta me da un chingo de
morbo, el hecho de saber que eres mi sobrino y que te voy a coger me pone loco.
-Sí, es
raro, pero a mí también me prende mucho.
-Vamos a
hacerlo de manera que nunca lo olvidemos. Me encantaría metértela a pelo.
Sentir tu calorcito.
Mientras me
decía esto, se me acercó de frente me tumbo la toalla y se quitó la suya, y me
comenzó a besar el cuello.
-Nunca lo
he hecho sin condón tío. No sé qué se siente
- ¿Entonces
qué? ¿te animas a que te preñe? A que te deje mi lechita adentro.
- ¿Y si me
embaraza?
-Tendríamos
un hijo hermoso cabrón, imagínate que chulo nos va a salir
Me soltó
una sonrisa, yo le contesté con otra en complicidad, aprobando su propuesta. Mi
tío comenzó a besarme en la boca apasionadamente mientras tocaba mis nalgas. La
habitación era muy pequeña y solo tenía un mueble tipo cama en la que apenas
cabíamos. Me puso de espaldas a él y aun de pie los dos, se puso detrás mío. Mi
culo aún estaba lubricado así que no le costó trabajo, lentamente fue
deslizando nuevamente su verga hacia mi interior ahora sin condón. Era la
primera vez que sentía una verga a pelo, y era la verga de mi propio tío. Sentí
que veía el cielo, por el morbo y por la sensación de sentir su piel
directamente en mi interior
-ahhhhh,
qué ricooooooo
- ¿Te gusta
hijo?
-Si tío me
encanta
Eso lo
prendió y comenzó a cogerme más rápido, me metía y me sacaba su deliciosa
verga, la sacaba por completo y me la dejaba ir de golpe, yo me devoraba cada centímetro
de su trozo de carne caliente, después de un rato de cogerme en esa posición me
inclino y me puso a cuatro patas sobre la cama y me siguió cogiendo así por un
buen rato. A pesar de que su verga no era muy grande sentía como llenaba mi
culo, y sentir su calor, sentir su verga a pelo me estaba volviendo loco.
Me la sacó
y se acostó sobre la cama, con la verga parada, mojada, palpitante, mi culo la
buscaba desesperado. Sin perder tiempo me subí sobre él y yo solo me fui
enterrando su verga, me dejé caer sobre ella, hasta el fondo, matándome yo
sólo, una vez que la metí hasta el fondo, lentamente comencé a mover mi cintura
en círculos como queriendo que se clavara aún más.
Podía ver
la cara de mi tío como se estaba muriendo de placer, los dos sudábamos
muchísimo, él ponía sus manos sobre mis pechos y los apretaba, después las
pasaba a mis nalgas y las abría haciendo que se enterraran dentro de mi incluso
sus pelos. Era toda una fantasía llena de morbo y placer, mi propio tío me
estaba cogiendo y vaya que manera de coger, mi calentura subía cada vez más y con
el culo comencé a apretar mientras me daba sentones sobre él, que no pudo
resistir y convulsionándose y gimiendo de placer gritó:
-Ahhhhh me
vengoooooo
Yo me salí
antes de que eso pasara y me puse a chuparla, quería probar su leche, justo en
el momento en que la metí en mi boca sentí sus chorros de leche caliente, me la
tragué probando ese delicioso liquido de mi tío, y así con su verga aun
chorreando mecos, me volví a sentar sobre él, para que dejara en mi culo lo que
le quedaba, al tiempo que yo también me venía lanzando chorros de mi semen en
su abdomen, los dos convulsionábamos de placer. Por un momento perdí la visión,
vi todo negro y sentí que me desmayaba, jamás había tenido un orgasmo así, me
recosté sobre su pecho sudado y agitado para besarlo y subir a su boca.
Con un
beso esta vez menos salvaje y más tierno terminamos lo que para mí ha sido la
mejor cogida de mi vida. Poco a poco me salí de él y nos quedamos recostados un
rato para después pasar al área de regaderas a ducharnos.
Nos
cambiamos y salimos juntos del lugar, me sentía enamorado de él, quería tomarlo
de la mano, abrazarlo y besarlo, me pesaba que no fuera mío, que mi tía lo
pudiera tener para ella. Fuimos a cenar y se despidió de mi con un abrazo que
se prolongó por minutos. Me sentí triste porque yo sabía que habíamos hecho un
acuerdo
-Me tengo
que regresar al pueblo hijo
-Si tío
está bien
-Crees que
algún día de estos pueda venir a visitarte
-Si tío
cuando quieras
-Pronto
hijo, pronto, la verdad no creo aguantar mucho sin verte.
Se subió a
su coche y se despidió, yo caminé por un rato antes de dirigirme a mi
departamento, aún no podía creer lo que había pasado y a pesar de que habíamos
dicho que lo olvidaríamos y no volvería a pasar, sabía que no sería la ultima
vez.
Muy exitante esta relato.
ResponderEliminarRico me calentó
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