miércoles, 17 de julio de 2019

EN EL SAUNA CON MI TÍO LEONARDO


Cuando terminé la preparatoria tuve que irme a CDMX a estudiar, ya que la carrera que yo quería no estaba en mi ciudad. Viviendo allá conocí muchos amigos y pude vivir plenamente mi sexualidad. Disfrutaba mucho ir a los antros y los fines de semana me gustaba ir a relajarme y a tener sexo a una sauna de encuentros gay.

Tenía 19 años y durante el año que llevaba viviendo allá me había dedicado a hacer ejercicio, así que mi cuerpo comenzaba a marcarse, por cuestiones de vanidad me gustaba depilarme, para que mi piel se pudiera sentir lisa y suave. Soy de piel blanca y cabello negro, no muy alto, pero tampoco bajito, mido 1.75, y siempre había tenido muchos pretendientes, sin embargo, me encantaba el sexo, por lo que no podía serles fiel y prefería ser soltero.

En una ocasión un sábado me fui a la sauna como de costumbre y comencé a recorrer los diferentes espacios viendo quienes estaban y con quién podía ligar. Después de recorrer las diferentes áreas del lugar y no tener mucha suerte, entre a una habitación oscura, en donde había diferentes pasillos y a penas podías ver las siluetas de las personas. Me recargué de espaldas contra un muro y me retire la toalla, podía sentir las manos de diferentes hombres tocándome las nalgas para luego retirarse buscando más opciones. De pronto unas manos se quedaron en mis nalgas, sentí cómo el hombre que estaba detrás de mí se quitó la toalla y se pegó por detrás de mi acercándome su verga, la traía parada, con sus manos me acariciaba el culo y de pronto comenzó a meterme el dedo, yo no dije nada, solo soltaba unos gemidos, me encantaba esa parte del lugar ya que el morbo de fajar y coger con alguien a quien ni siquiera le veías el rostro me excitaba. 

Estuvo un rato metiéndome el dedo, sentía delicioso, cuando me volteo para quedar de frente a él, lo poco que pude apreciar entre la oscuridad es que era apenas unos centímetros más alto que yo, era delgado, pero no marcado, incluso tenía una pequeña barriga, le acaricié el pecho y pude sentir unos cuantos vellos. Una vez de frente me dio un beso metiendo su lengua húmeda y caliente en mi garganta, luego me agachó para que le chupara la verga. Así lo hice durante un buen rato. Era una verga deliciosa, como de 18 cm, tampoco era muy gruesa y no tenía la circuncisión, pero al probarla me encantó su sabor, tenía la verga completamente recta, derechita como pocas, y una cabeza suave y húmeda. Del abdomen le salía una línea de pelos que llegaban hasta su verga, completamente peluda, al igual que sus huevos, no me molestaba, me gustaban los machos así, que descuidan un poco su aspecto. Después de que se la chupe un rato me levantó y me puso de espaldas diciéndome al oído que me quería coger.

Cuando escuché esa voz sentí que un escalofrió recorría mi cuerpo, se me hacía conocida pero no lograba ver quien era, ni sabía a quién me recordaba, ya que todo estaba a oscuras. Se puso un condón, abrió un sobre de lubricante y comenzó a metérmela. Su verga entró suave, pero sin problemas, por lo recta que la tenía, se metió de golpe hasta el fondo, era del tamaño perfecto para mi culo, sin lastimarme, la medida exacta para disfrutarla.

- ¡Estás bien rico cabroncito! ¡Qué rico culo y que ricas nalguitas! Vamos a mi privado para cogerte más a gusto, para verte.

Esa voz, esa voz me inquietaba demasiado. Me tomo de la mano y salimos del lugar para dirigirnos al área de privados y poder coger más cómodos, en cuando salimos del lugar y pude ver quien era sentí que algo abandonaba mi cuerpo. Era mi tío Leonardo, hermano de mi papá. Era un hombre muy atractivo a sus casi 40 años, de piel morena y cabello oscuro. Ese día llevaba una barba de un par de días, negra como su cabello, aunque ya pintaba algunas canas. Era un hombre casado y con hijos, además de que no vivía en la ciudad, por lo tanto, jamás me imaginé encontrármelo ahí, le acababa de chupar la verga, nos habíamos besado e incluso me la había metido.

Cuando me vio abrió los ojos sorprendido, ya que en mi familia nadie sabía que yo era gay, sin embargo, la sorpresa más grande debió haber sido que yo lo hubiera descubierto ahí, y sobre todo lo que acababa de pasar, estaba pálido, no lo podíamos creer. Le solté la mano y me di la media vuelta para salir de ahí, huir, no sabía que decirle, sin embargo, el me alcanzó tomándome del hombro diciéndome:

-Espera hijo, te lo puedo explicar
-No te preocupes tío, no me tienes que explicar nada, de verdad
-No, pero déjame hablar contigo, por favor, vamos a la barra a sentarnos.

En el lugar había un bar con una barra en donde podías pedir una bebida y sentarte a platicar, así que con una cerveza cada quien nos sentamos.

-Hijo, jamás me imaginé que te vería en un lugar así, y me da mucha pena que me hayas visto tú aquí, y más aún por lo que acaba de pasar entre nosotros. Sé que soy un hombre casado, y de verdad amo a mi esposa, pero siempre me ha llamado la atención este pedo.
-Si tío entiendo, y no te preocupes yo no diré nada. La verdad si estoy sorprendido de verte aquí pero no pasa nada hagamos de cuenta que no pasó.
-Pero pasó hijo, te cogí, me acabo de coger a mi propio sobrino
-Pues si tío, pero ya pasó, no sabíamos quién éramos
- ¿Sabes que es lo peor hijo? Que me encantó cabrón, nunca en la vida me he cogido un culo tan delicioso como el tuyo. Ni siquiera pudimos terminar y sabes, me da coraje pensar que otros te puedan coger
-La verdad tío, a mí también me encantó, lo estaba disfrutando muchísimo
- ¿Y si terminamos lo que empezamos?
-No lo sé tío, no creo que sea correcto ahora que ya sabemos quiénes somos
-Vamos a terminar esto, que valga la pena lo que hicimos y aquí que quede. Hacemos como que nunca pasó, total ya me chupaste la verga, nos besamos y hasta te cogí, vamos a hacer que valga la pena. ¿No crees?
-Tienes razón tío, vamos a terminar lo que empezamos y como si nunca hubiera pasado

Nos terminamos la cerveza y nos dirigimos hacia su privado, el corazón me latía a mil por hora. Siempre se me había hecho atractivo mi tío, pero nunca pensé, ni en sueños, que algo entre nosotros se hubiera podido dar. Estando en su privado me dijo:
-Sabes hijo, sé que esto que estamos haciendo está mal, pero la neta me da un chingo de morbo, el hecho de saber que eres mi sobrino y que te voy a coger me pone loco.
-Sí, es raro, pero a mí también me prende mucho.

-Vamos a hacerlo de manera que nunca lo olvidemos. Me encantaría metértela a pelo. Sentir tu calorcito.
Mientras me decía esto, se me acercó de frente me tumbo la toalla y se quitó la suya, y me comenzó a besar el cuello.
-Nunca lo he hecho sin condón tío. No sé qué se siente
- ¿Entonces qué? ¿te animas a que te preñe? A que te deje mi lechita adentro.
- ¿Y si me embaraza?
-Tendríamos un hijo hermoso cabrón, imagínate que chulo nos va a salir

Me soltó una sonrisa, yo le contesté con otra en complicidad, aprobando su propuesta. Mi tío comenzó a besarme en la boca apasionadamente mientras tocaba mis nalgas. La habitación era muy pequeña y solo tenía un mueble tipo cama en la que apenas cabíamos. Me puso de espaldas a él y aun de pie los dos, se puso detrás mío. Mi culo aún estaba lubricado así que no le costó trabajo, lentamente fue deslizando nuevamente su verga hacia mi interior ahora sin condón. Era la primera vez que sentía una verga a pelo, y era la verga de mi propio tío. Sentí que veía el cielo, por el morbo y por la sensación de sentir su piel directamente en mi interior

-ahhhhh, qué ricooooooo
- ¿Te gusta hijo?
-Si tío me encanta

Eso lo prendió y comenzó a cogerme más rápido, me metía y me sacaba su deliciosa verga, la sacaba por completo y me la dejaba ir de golpe, yo me devoraba cada centímetro de su trozo de carne caliente, después de un rato de cogerme en esa posición me inclino y me puso a cuatro patas sobre la cama y me siguió cogiendo así por un buen rato. A pesar de que su verga no era muy grande sentía como llenaba mi culo, y sentir su calor, sentir su verga a pelo me estaba volviendo loco.
Me la sacó y se acostó sobre la cama, con la verga parada, mojada, palpitante, mi culo la buscaba desesperado. Sin perder tiempo me subí sobre él y yo solo me fui enterrando su verga, me dejé caer sobre ella, hasta el fondo, matándome yo sólo, una vez que la metí hasta el fondo, lentamente comencé a mover mi cintura en círculos como queriendo que se clavara aún más.

Podía ver la cara de mi tío como se estaba muriendo de placer, los dos sudábamos muchísimo, él ponía sus manos sobre mis pechos y los apretaba, después las pasaba a mis nalgas y las abría haciendo que se enterraran dentro de mi incluso sus pelos. Era toda una fantasía llena de morbo y placer, mi propio tío me estaba cogiendo y vaya que manera de coger, mi calentura subía cada vez más y con el culo comencé a apretar mientras me daba sentones sobre él, que no pudo resistir y convulsionándose y gimiendo de placer gritó:

-Ahhhhh me vengoooooo

Yo me salí antes de que eso pasara y me puse a chuparla, quería probar su leche, justo en el momento en que la metí en mi boca sentí sus chorros de leche caliente, me la tragué probando ese delicioso liquido de mi tío, y así con su verga aun chorreando mecos, me volví a sentar sobre él, para que dejara en mi culo lo que le quedaba, al tiempo que yo también me venía lanzando chorros de mi semen en su abdomen, los dos convulsionábamos de placer. Por un momento perdí la visión, vi todo negro y sentí que me desmayaba, jamás había tenido un orgasmo así, me recosté sobre su pecho sudado y agitado para besarlo y subir a su boca. 

Con un beso esta vez menos salvaje y más tierno terminamos lo que para mí ha sido la mejor cogida de mi vida. Poco a poco me salí de él y nos quedamos recostados un rato para después pasar al área de regaderas a ducharnos.

Nos cambiamos y salimos juntos del lugar, me sentía enamorado de él, quería tomarlo de la mano, abrazarlo y besarlo, me pesaba que no fuera mío, que mi tía lo pudiera tener para ella. Fuimos a cenar y se despidió de mi con un abrazo que se prolongó por minutos. Me sentí triste porque yo sabía que habíamos hecho un acuerdo

-Me tengo que regresar al pueblo hijo
-Si tío está bien
-Crees que algún día de estos pueda venir a visitarte
-Si tío cuando quieras
-Pronto hijo, pronto, la verdad no creo aguantar mucho sin verte.

Se subió a su coche y se despidió, yo caminé por un rato antes de dirigirme a mi departamento, aún no podía creer lo que había pasado y a pesar de que habíamos dicho que lo olvidaríamos y no volvería a pasar, sabía que no sería la ultima vez.

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