Cuando
cumplí 16 años comencé a trabajar en la cantina de mi tío Felipe, hermano de mi
papá, un hombre casado de 40 años, muy atractivo y varonil, piel blanca y
cabello negro, siempre usaba bigote, media uno 1.80 y tenía un cuerpo normal a
pesar de una barriga causada por tanta cerveza que tomaba.
Yo siempre fui muy
inteligente en la escuela, y mi tío necesitaba a alguien de confianza que le
ayudara con los cobros. Como estudiaba, solo le podía ayudar los fines de
semana, que era cuando más gente había. Muchas veces se quedaba hasta muy tarde
con sus amigos tomando ahí, y a mí me tocaba esperarlo, como era fin de semana
me llevaba a su casa y nos quedábamos a dormir allá.
En la cantina
trabajaban varias muchachas muy guapas y muy jóvenes, que prestaban sus
servicios sexuales.
En una ocasión mi tío se acercó a mí y me dijo que me tenía
una sorpresa, había llegado una chica nueva, muy joven y al parecer mi tío le
había pagado para que tuviera relaciones sexuales conmigo, mi tío quería que
ella me quitara lo virgen. Yo me puse muy nervioso, ya que efectivamente nunca
había estado con una mujer, pero tampoco estaba seguro de querer estarlo. A esa
edad muchas veces me cuestionaba a mí mismo si era gay, ya que realmente las
mujeres no me excitaban, al contrario, muchas veces las envidiaba, nunca había
estado sexualmente con un hombre, pero en el fondo sabía que eso me llamaba más
la atención. Aun así, debido al machismo de mi familia, yo lo reprimía y quería
jurarme a mí mismo que no era gay, que yo no podía ser eso. Por lo tanto, cuando
mi tío me propuso estar con una mujer, le dije que sí.
Esa misma
noche mi tío nos llevó a un hotel de un amigo suyo, nos dejó para después pasar
por nosotros. La verdad la experiencia fue un desastre, no pude hacer nada, ni
siquiera se me paró, y terminé aceptando que no me gustaban las mujeres. Ella
me prometió que no le diría nada porque ya le habían pagado. Yo me sentí
aliviado, ya que así mi tío no sospecharía nada de mí.
Mi tío en
realidad había hecho eso porque ya sospechaba que yo era gay, sin embargo, un
día que se pelearon y la corrió, ella le había dicho la verdad, que yo era un
joto que ni siquiera me la había cogido. A los días mientras mi tío tomaba en
la cantina con su compadre Andrés, este había aumentado las sospechas en mi tío
de que yo era gay. Andrés era un señor divorciado, de 45 años, todo un macho,
piel blanca y cabello negro, con barba cerrada, bigote y un pecho que le
reventaba de pelos, acababa de llegar de estados unidos en donde había dejado a
su esposa y a sus hijos. Se habían divorciado porque Andrés tomaba mucho y era
muy mujeriego.
Ese día cuando
Andrés llegó a la cantina de mi tío y después de un rato de estar tomando, le
preguntó algo que hizo que mi tío dudara aun más de mí.
-Y qué onda
Felipe, a ese jotito de la barra de dónde lo sacaste, ¿También lo rentas o qué
pedo?
-No mames
cabrón como crees, es mi sobrino
-Ay wey discúlpame no sabía, lo siento.
- ¿Pero a poco si crees que sea gay, por qué lo dices?
-Porque eso se nota cabrón
-La verdad si tengo mis sospechas, hasta le pague a una puta
para que so lo echara y me dijo que no había querido, que le había dicho que
era gay, pero yo no lo quería creer
-Pues si wey eso no se puede cambiar, ya al que le va a
gustar la verga le va a gustar
-Pero está muy morro cabrón, apenas tiene 16, a poco crees
que ya se lo hayan cogido
-Quién sabe compadre, pero a esa edad ya andan de putos, ya
les encanta la verga igual que a las viejas, es más hasta les gusta más, son
más aguantadores
-Qué, ¿Apoco ya te has cogido algún bato o, por qué lo
dices?
-La neta si compadre, ya en la peda he probado de todo, y
coger con morritos así como tu sobrino es otro pedo, nomás porque es tu sobrino
si no ahorita te daba una feria para que me lo soltaras.
Mi tío se quedó helado desde ese día no pudo dejar de pensar
en lo que su compadre le había dicho. Yo en mi ingenuidad no sabía todo lo que
estaba pensando él.
Al poco
tiempo su esposa tuvo a su primer hijo, y por cuestiones de cuidado y ayuda con
el bebé su mamá se fue a vivir con ellos en lo que se recuperaba. Cuando me
quedaba en su casa siempre había dormido en el cuarto de visitas y ellos en la recámara
principal, pero durante los días que estuvo la suegra de mi tío, él se quedaba
conmigo y la señora se quedaba con su hija.
Un día por
esa época, cuando salimos de trabajar mi tío me llevó a un table dance, me dijo
que andaba bien caliente porque tenía muchos meses sin cogerse a su esposa, por
lo mismo del embarazo y que si yo quería le pagaría a una prostituta para que
me la cogiera yo, que estaban bien guapas, mucho más que las que trabajaban con
él. Yo estaba muy nervioso, la verdad no quería ir a ese lugar y mucho menos
fingir que me gustaban las mujeres.
Cuando
llegamos no nos dejaron entrar, ya yo era menor de edad, yo me sentí aliviado.
Así que nos fuimos a casa de mi tío como de costumbre. No me imaginaba que todo
eso era un plan de mi tío.
Cuando
llegamos me comencé a quitar mi ropa para quedarme en boxer, siempre dormía
así, mi tío también se comenzó a desvestir, me ponía muy nervioso dormir con
él, a pesar de que era mi tío, algo en mi interior se encendía, tenía que hacer
un esfuerzo muy grande para no tocarlo, mientras dormía le lograba ver como se
le marcaba la verga en el calzón sin embargo moría de ganas por sacársela y
comérmela. Esa noche mientras mi tío se desvestía me dijo:
-Me quedé
bien caliente hijo, yo ya me hacía metiéndole la verga a una vieja, siento que
los huevos me truenan de tanta leche, me va costar jalármela si no, no voy a
poder dormir.
Yo no dije
nada, sus palabras me ponían muy nervioso, yo quería gritarle que no había
necesidad, que yo le podía ayudar, que me hiciera suyo. De pronto, sin esperármelo,
se puso por un costado de mí, yo ya estaba acostado, él estaba de pie a un lado
de la cama, podía ver como se sobaba la verga, la traía parada lo que hacía que
se le viera enorme, como si se quisiera salir del calzón.
-Mira como
la traigo, por qué no me hechas una mano.
Y se la
sacó del calzón para dejar al descubierto su enorme verga, no era muy gruesa,
pero si larga y venosa, se la jalaba y dejaba asomar una enorme cabeza. Yo no
daba crédito a lo que pasaba.
-Ándale
ayúdame para sentir más rico, al cabo ya sé que te gusta, ya me contó Adriana
que no te la cogiste y que le dijiste que eras gay.
Y tomando
mi mano la llevó hasta su verga para que se la jalara, yo instintivamente
comencé a jalársela aun acostado, él solo cerro los ojos, mi corazón latía muy
rápido, le estaba jalando la verga a mi tío, era mi sueño hecho realidad.
Adriana me había traicionado y le había contado que yo era gay, sumado a lo que
había platicado con su compadre y con la calentura y la peda que traía, había
animado a mi tío a pedirme que se le jalara, pero las cosas no quedarían ahí.
-A ver hijo,
dale una chupadita ándale
Lo pensé un
poco, pero no me pude negar y me le pegué como un becerro, comencé a chupar, me
la metía hasta lo más profundo y después le lamia los huevos, mi tío estaba
super caliente y yo también, la chupaba como un experto, como si hubiese estado
esperando ese momento por siglos, no quería parar, estaba disfrutando enormemente
esa verga, su sabor era espectacular, no quería parar pero después de
chupársela por un buen rato, mi tío me dijo:
-Hijo, ¿Me
dejas metértela?
-No se tío
-Nunca te
la han metido
-No, nunca
-ándale, te
va a gustar, te la meto despacito
Y sin que
yo lo aprobara aun, me volteo y me bajó el calzón acomodándome en el bordo de
la cama, el seguía de pie, y apuntando su verga resbalosa, la comenzó a sobar
en la entrada de mi culo, se resbalaba fácilmente entre mis nalgas por la saliva
que traía y el montón de lubricante que mi tío estaba soltando, yo estaba excitado
pero nervioso, solo esperaba el momento de que entrara, era mi primera vez, de
pronto sentí como dio un empujón y de golpe me metió media verga, yo aprete mi
culo pero no me moví, él empujo más pero no entraba, se le olvidaba que yo era
virgen y que mi culito no estaba acostumbrado, yo me retorcí un poco del dolor
y exclamé un pequeño pujido, pero sabía que no podía hacer ruido porque en la
otra recamara estaba mi tía con su mamá y él bebe, así que me aguanté y deje
que mi tío siguiera empujando. Como vio que no tenía éxito me la saco, sentí un
poco de alivio, me dolía, pero era más fuerte mi calentura así que me quedé en
posición ofreciéndole mi culo, él me escupió directamente en el ano, para
volver a empujar, pero nuevamente entro solo la mitad, era una verga muy larga,
esta vez no me la sacó al contrario comenzó un mete y saca que poco a poco fue haciendo
que mi culo se dilatara. Con cada metida entraba un poco más, hasta que de
pronto en una de esas sentí como que algo se rompía y su verga sin permiso
entro de golpe hasta el fondo. Esta vez no lo pude evitar, me retiré porque no
aguanté el dolor, pero mi tío sin pensarlo me volvió a acomodar diciéndome en
voz baja
-Espérate,
ya te entró toda, no te quisiste coger a las viejas cabrón, a ver si es cierto
que prefieres que te cojan, ándale acomódate
Así que
volviendo a poner mi culito a su disposición volvió a ensartar su verga de
golpe hasta el fondo, yo solo cerré los ojos, no entendía como las mujeres
podían disfrutar tanto, entendía que no era lo mismo que una vagina, pero si
así les dolía a ellas no sabía porque se dejaban coger. Mi tío comenzó a
bombearme el culo con su verga de manera continua, metía y sacaba a un ritmo
constante, voltee la cabeza para verlo, y él estaba con las manos en su nuca,
solo moviendo su cadera de atrás hacia adelante, se veía que lo estaba
disfrutando muchísimo, después subió un pie a la cama, lo que me hizo sentir
que entraba aún más su verga, no entendía cómo era eso posible. Pero sentí como
llego hasta el interior de mi culito apretado, la sentía caliente y resbalosa. No hablábamos no hacíamos ruido, solo estaba él
ahí metiendo y sacando su verga sin parar. En mi menté comencé a calentarme
mucho, el dolor bajó o se comenzó a convertir en placer, el saber que era mi tío
quien me estaba cogiendo empezó a hacer que me excitara, era como si disfrutara
ser torturado por esa verga.
Mi tío me tomó de la cadera y comenzó a meter
con más fuerza, se encorvaba lo más que podía como para que no quedara ni un
solo centímetro fuera de mi culo, daba unos golpes que me llegaban hasta el
interior de mis entrañas, sus embestidas se aceleraron y yo sentía que ya no
aguantaba más, apretaba mis dientes haciendo un esfuerzo para no gritar, a mi tío
se le olvidaba que yo era su sobrino, y me daba duro y fuerte como cuando se cogía
a sus putas, mi culo ya no ponía resistencia, estaba completamente dilatado y
en cada metida se iba hasta al fondo, mi verga estaba completamente erecta
también, cada vez que mi tío metía su verga yo sentía que me venía. No cambiamos
de posición, el seguía sin parar.
- ¿Ya
quieres que me venga hijo?
-Si tío, ya
por favor
- ¿Quieres
te los eché adentro?
- Sí, si
usted quiere, haga lo que usted quiera
-Lo bueno
que no eres vieja, si no te dejaba embarazada, porque traigo los huevos bien
cargados de mecos. ¿Te gusta cabrón?, ¿te gusta que te cojan? ¿o ahora si vas a
querer con las viejas? Porque si te gusta más la verga nomás está de que me
digas y yo te cojo cuando quieras. Aguante eh, no vayas a hacer ruido fuerte,
te voy a coger más duro para ya venirme.
Y comenzó a
meterme la verga fortísimo, sentía que me iba a perforar algo, a pesar de que
no deberíamos hacer ruido se escuchaba como su cuerpo azotaba contra mis nalgas,
voltee a verlo con una mirada que suplicaba compasión, pero él no la tenía, ni
siquiera me miraba, tenía los ojos en blanco del placer que estaba sintiendo y
solo pensaba en él, incluso se mordía el labio inferior para no hacer ruido.
Sin embargo, algo paso mientras me cogía de esa manera, debió haber estimulado
mi próstata porque sin tocarme comencé a sentir como mi verga se ponía aún más
dura y de pronto sentí unas convulsiones, y de mi verga comenzaron a salir
chorros de mecos, expulsados como a un metro, comencé a retorcerme del placer y
tuve que morder una almohada para no gritar, mis lagrimas rodaban, y no sabía
si era de dolor o del enorme orgasmo que estaba teniendo. Mi tío se dio cuenta al
verme como me retorcía y cuando pensé que no podía más aumentó la velocidad
para de pronto detenerse empujando todo su cuerpo hasta adentro. Yo seguía
eyaculando y sentí como mi tío se venía dentro de mí, era una sensación
indescriptible, podía sentir como su verga se contraía expulsando sus mecos en
mi interior. Sentí como sus chorros no paraban de salir mientras yo seguía
vaciándome. El pujaba en silencio y yo también. Hasta que ya no nos quedaron
fuerzas y se tumbó sobre mi espalda aun con su verga adentro. Di un último
gemido para después desvanecerme. Nos quedamos dormidos así no sé por cuánto
tiempo. Desperté porque sentí que mi tío se separaba de mí. Pude ver su como de
su verga aún goteaba semen. Y de mi culo escurrían los litros que me dejó adentro,
mojando mis piernas y las sabanas.
Me pidió
que me levantara para retirar las sabanas y meternos a bañar. Afortunadamente
en la habitación había baño. Le comenté que mi tía escucharía el ruido de la
regadera, pero me dijo que no me preocupara que le diría que por lo borracho se
había vomitado, que por eso cambió sabanas y se metió a bañar. Una vez bañándonos,
me dijo.
-Todavía
ando medio pedo, pero estoy bien consciente de lo que pasó. Sabes hijo, yo soy
un cabrón, siempre le ando poniendo los cuernos a tu tía porque casi no le
gusta coger, y yo siempre quiero estar metiendo la verga, pero de todas las veces
nunca había cogido como hoy, para ser tu primera vez aguantaste muy rico, nadie
me había aguantado el ritmo porque duro mucho y menos por el culo, te cogí más
de una hora y ni te quejaste. Yo te quería castigar porque no quería que fueras
joto y pensé que con esto aprenderías la lección, pero si a ti esto te gusta,
adelante, tu disfruta tu vida. Y pues si tú quieres y me das chance, yo feliz
de volverte a coger.
-Si tío, la
verdad al principio si me dolía mucho, pero de verdad no me gustan las mujeres,
y si usted quiere me puede volver a coger cuando quiera, yo no le voy a decir a
nadie, y no voy a hacer ruido para que no nos descubran.
-Otro día
te voy a llevar a un hotel hijo, o a otro lado, para poder cogerte agusto,
quiero que lo disfrutes y que pujes como tú quieras.
Nos salimos
de bañar y nos quedamos dormidos.
Rico
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